Está de moda cambiarse el nombre, y el apellido o recortarlo.
Al suceder esto, luego no se sabe quién es Vivi, Tati, Leo, Gonza, Pipe, etc. La actual generación se va por lo más rápido y sonoro y Eladio es ahora Ela, Isaac Isa, Paula es Pau, Germán es Ger, Alejandro Alejo y así sucesivamente.
Pero también está vigente la idea de negar el lugar donde nace la gente, y muy especialmente si el nombre no es tan musical como: Rabolargo, o Cresta e’ gallo. Hay amigos que nacieron en Morro Pela’o, pero dicen que son caleños. 0tros en Quitasombrero, pero se presentan como bogotanos. Médicos nacidos en Pegapata, nunca nombran ese lugar. Un reconocido dirigente nació en la vereda Sobachocha, y se cuida mucho de que sus amigos lo sepan por temor a una burla. Una reina vió la luz en Pico e’ loro, pero ella dice ser payanesa. De igual modo el profesor que es de la región de Quitacalzón, y el sociólogo de la vereda Sesteadero. Esta es la nueva cultura, y quienes no la acojan quedan como anticuados.
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