Axiológicamente para que la paz sea concebida como un valor y no como un fundamento, es necesario que las personas la practiquen tal como lo hacen con otros valores como por ejemplo la honestidad, la lealtad, el respeto y la responsabilidad.
Ahora bien, la “Paz Social” podría interpretarse como el respeto de los derechos de los demás, tales como el de la vida, la educación, la verdad, la salud, el trabajo, la justicia, la honra, entre otros.
Sumando lo anteriormente expuesto se puede decir que habrá paz verdadera cuando los ciudadanos la ejerzan y el Estado esté en condiciones de hacer respetar los derechos de todos.
Alguien podrá decir que hasta aquí no se ha dicho nada nuevo, sin embargo, cuando hablamos de un Departamento tan fracturado y desarticulado como el Cauca hay mucho que decir:
1) Desde la “Paz Social”: Se puede afirmar que Colombia no se ha preparado para hacer la paz en el Cauca, me explico con estos interrogantes: ¿Quién y qué tan rápido se va a reemplazar el Para-Estado que la guerrilla tiene establecido en más del 40% del territorio caucano por más de 30 años y basado en el narcotráfico? ¿Será que sólo se piensa hacer Estado en el posconflicto, dejando a la población indemne durante un largo tiempo? ¿Desde que se iniciaron los diálogos, cuántos puestos de policía se han aumentado en el Cauca? ¿Cuántos nuevos jueces promiscuos se han nombrado en el Cauca? ¿Quién va ejercer la justicia en esas zonas? ¿Cuál es el plan de restitución de cultivos ilícitos?
Lo cierto es que por lo menos ahora hay algún tipo de interlocución con una organización llamada FARC, reprochable y trasnochada pero que por su discurso político tiene algún freno, pero firmados los acuerdos podemos pasar a un escenario muchísimo más tenebroso: La atomización de bandas criminales y grupos delincuenciales los cuales desde ahora, y ante el silencio de nuestras autoridades locales, hemos visto cómo se van apoderando de la minería, el comercio y extensas zonas urbanas en Popayán y rurales del Cauca.
2) Desde la “Paz como Valor”: Es un tema bastante complejo pues las circunstancias sociales por las que ha atravesado Colombia en los últimos 40 años nos han llevado a una tergiversación de valores y el “sujeto de paz” que todos llevamos dentro se ha ido paulatinamente adormeciendo; últimamente se nos enseña a través de inmerecidos éxitos que influir tramposamente en beneficio propio es bueno pero reprochable cuando es en favor de otros; que la corrupción, el soborno y la dadiva son justificables cuando es para los propios e imperdonable cuando lo hacen otros; y lo triste es que después de haber hecho alguna de las anteriores, se pregunta la gente con toda la desfachatez: ¿Por qué el Cauca o Popayán están así?
La idea es apropiarse de la paz como valor, de ejercerla como verbo y como acción para que por ejemplo haya gobernantes que sepan que su accionar es modelo para que la sociedad vuelva a creer en sus instituciones; que antepongan los intereses de la comunidad por encima de los de cualquier grupo de interés; que no permitan el establecimiento de carteles de la contratación; que sean transparentes; que procuren hermanarnos y sobre todos que gobiernen pensando en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.
Finalmente y reconociendo que si bien la obtención de la “Paz Social” depende mucho de las disposiciones de Bogotá, podemos preguntarnos con toda autoridad: ¿Será que nuestros gobernantes locales con su ejemplo han demostrado que ejercen la “Paz como Valor” o simplemente utilizan ésta palabra cacareando un vetusto discurso populista para despertarle el temor a la gente, y así pretender perpetuarse en el poder?
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