Telma, la reina de los inolvidables Cuaresmeros de Puerto Tejada

Telma, la reina de los inolvidables Cuaresmeros de Puerto Tejada.
Visitamos en su casa a una de las mujeres más populares y de sabiduría especial para preparar uno de los mecatos tradicionales de la región como son los Cuaresmeros, que hoy casi no los preparan, pero muchos los anhelan para saborearlos en su exquisitez.
En el barrio Antonio Nariño, Alba Ruth Balanta, conocida cariñosamente como “Telma” a sus 89 años con los achaques propios del paso inexorable de los años, nos recuerda que las personas mayores son “como niños” en el sentido de que necesitan paciencia, atención, cuidados, comprensión y afecto.

La familia juega un papel muy importante y es por ello que hoy rodeada por sus hijos, nietos y bisnietos, con su mirada nos quiere contar cosas de su pasado pero sobre todo que mecatear siempre será comer algo para envolatar el hambre entre comidas.
Los Cuaresmeros de “Telma” fueron una delicia tradicional más que centenaria, que endulzó el paladar de los portejadeños y nortecaucanos, por muchos años y siguen siendo apetecidos para calmar un antojo, entretenerse o compartir un momento con amigos y familiares, pero aunque hay quienes se atreven a prepararlos ninguno como los de menudita mujer de corazón gigante, afirman quienes hasta hace una década pudieron disfrutarlos.

La preparación de los cuaresmeros ha sido todo un legado sobre un ritual desde la Cuaresma, cuya venta se promocionaba como el Champús en Semana Santa, era el alimento cuando en esos días santos no se consumía alimentos y la fe católica recomendaba abstinencia de carne, pero “Telma” en Puerto Tejada, durante todo el año por décadas, los hizo con un toque especial, que de Cali, Palmira, Popayán, Bogotá y hasta el exterior los preferían.
Con el secreto que le enseñó su madre Bárbara desde Palmira, estudió hasta 2º de primaria. Al llegar a la adolescencia y su juventud se dedicaba a trabajar en Cali como empleada de servicio, sin embargo, el destino podría en sus manos 2 recetas que le marcaron el reconocimiento entre los mortales, los suspiros y por largo tiempo su obra maestra los inolvidables Cuaresmeros.

Por décadas fue la eterna novia o reina de la comparsa de la Familia Castañeda, interpretando un personaje que alegraba la apertura de las tradicionales e inolvidables fiestas y ferias de Puerto Tejada, en donde hombres y mujeres, en su mayoría “Cochosos”, representaban todo un muestrario de estampas costumbristas, algunas desaparecidas en el tiempo, pero que se conservan jocosamente en el ideario de los pueblos alegres como esta población nortecaucana.
Aunque algunas de sus hijas y nietas, de los 10 hijos que tuvo, aprendieron de “Telma” a preparar los Cuaresmeros con la receta y el legado secreto de los pasos en el remojo, secado y molienda del maíz, ninguna se ha atrevido a seguir con esta tradición que es añorada por los mecateros de verdad.

Cuentan que “Telma” fue la pionera en las ventas de suspiros y cuaresmeros o bizcocho hateño en el Puerto Tejada. Con sus bellos ojos claros conserva en su interior toda la sabiduría, experiencia y vida, de una mujer luchadora que aunque su memoria le falla, conserva en su saber una de las más apetecidas delicias tradicionales.
Dago, uno de sus hijos, nos dice que tal como le enseñó su madre “Telma”: “Se muele el maíz, que de antemano ha de haber estado curándose por espacio de cuatro días consecutivos. Luego se pone al sol por espacio de cuatro horas para que seque. Luego se amasa bien y se le añaden los huevos, las mantecas y la sal. Se arman las porciones en latas engrasadas y se adornan con dibujos hechos con un trinchete o simplemente unas rayas a gusto de la hornadora. Luego se introducen al horno para su cocimiento”.
Angélica, su nieta, que la cuida con mucho esmero a la “reina de los cauresmeros”, hace saber que “este bizcocho quedará más suave, según se amasen los ingredientes. Se sirve preferiblemente con chocolate o café, aunque algunos los pasan con una Coca Cola Bien fría”. Pero advierte que los Cuaresmeros de “Telma” llevaban los ingredientes adicionales, la pasión por hacer bien las cosas y un toque secreto que lo da la cocina hecha en casa, con amor, para los seres más queridos.
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