Es muy probable que los términos comunidad de aprendizaje les sean familiares a aquellas personas que están involucradas con el tema educativo y etnoeducativo, siendo una estrategia de fortalecimiento en el aula de clase. También es probable que no sea una novedad en su quehacer cotidiano en la escuela, programen la ejecución de sus planes de área a través de proyectos de aula, que no sólo le hacen más significativa su enseñanza sino el aprendizaje de nuestros educandos.
Es probable también que usted sea de aquellos maestros inquietos que se preguntan cómo potenciar las habilidades de cada quién y usarlas en beneficio de una experiencia escolar, para ambos casos, representativa y de inicio a impactar positivamente la calidad de vida de su comunidad educativa, logrando inquietar a los hombres y mujeres de distintas edades que conviven en espacios diversos ya sea por el clima, la infraestructura, la modalidad institucional, el número de personas que participan del proceso de aprendizaje, el origen de cada familia, pero en especial por el lenguaje usado en sus participaciones sociales.
Debiéramos, los maestros de lengua castellana, especialmente, estudiar sobre la procedencia africana del habla “criolla” de San Basilio de Palenque; Dialectología, Historia Social y Sociología Lingüística en Iscuandé, posibles vías directas de introducción de africanismos en el “habla de negro” literaria castellana; elementos lingüísticos afroamericanos en el área hispánica; materiales complementarios para el estudio sociohistórico de los elementos lingüísticos afroamericanos en el área hispánica, entre otros.
La literatura para corregirnos y dejar de señalar – en la escuela- a los afrohablantes de “mal hablados”, acorralándolos en medio de situaciones desventajosas que los hace callarse, introvertirse, alejarse, aislarse o lo que es peor, subvalorarse, es muy amplia; sumada a la que trabaja el tema de la tradición oral desde los apólogos, las décimas, los proverbios, las adivinanzas, las ceremonias religiosas y otros. O si lo prefiere; los topónimos Angola, Congo y Loango a los que se hace referencia en los cantos funerarios palenqueros.
Podría “soltar más la piola” pero deseo que estas frases lo motiven a usar su capón y su catanga en aras de dimensionar cada vez que pronuncia “hable bien”.
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