Y si quieres verlo, míralo en ti mismo, donde está todo el mundo subyaciendo como un sueño, esperando cubrir la sed enajenante, pasando repetidamente el pantano oscuro.

   Y no es que realmente vayas a otro mundo, porque sólo existe el momento presente, Consciencia Absoluta sin pasado ni futuro, mirada paseante por las travesías del tiempo.

   Y te vestirás de tiempo todo el tiempo, y el espacio será tu casa hasta que logres aquella mirada que eres tú mismo mirando todo lo demás, testigo de ti mismo y de la comedia humana, Aquello que no se llama tú ni él ni ella ni nosotros; sólo el Único, aparte de los mundos engañosos, retirado y solo… En el inaccesible trono que absuelve todo lo demás, Lo Absoluto que jamás ha estado aquí o allá, sin bien ni mal, sin cara feliz o de tragedia, porque Él es solamente Aquello, Aquel que no es para nada tus estupideces tiñendo el tiempo-mundo con absurdos delirantes del castillo en sombras, habitado sólo por fantasmas.

   Y esto, quizá, seguramente no es para ti; sólo para locos que hayan descifrado su propia locura, ese vino tinto que enajena y serpentea como la cola especiosa de toda mentira mentirante.

   Y en tanto, yo me escondo como el caminante que no va a ninguna parte, porque si lo encuentran será motivo lapidable por herético impenitente, el loco más allá de la locura, el que ríe de su propia cordura.

   **RVQ**

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