Leidy Patricia Vásquez Carabalí
No se trata de tomar partido en las políticas de salud pública ni en el sistema en general que tenemos actualmente en el país, ni la actitud de nosotros como ciudadanos ante éstas, pero sí de hacer una reflexión con respecto a lo que se vive a diario en los hospitales.
Es entendible que las enfermedades nos vuelven vulnerables y permiten que afloren los sentimientos más arcaicos con los que contamos, pero que solo reaccionemos ante esta situación cuando nos pasa algo y tenemos que acudir a un hospital o hacer cola ante una EPS, demuestra qué tan ensimismados podemos vivir, solo nos percatamos de las deficiencias cuando nos agreden.
El derecho a la salud es dinámico, nos lo deben garantizar y estamos en la obligación de exigirlo, cada uno debe responsabilizarse de cuidar su organismo y el Estado debe proporcionar las herramientas para que pueda hacerse, sin importar estratos sociales.
Pero qué pasa cuando solo somos capaces de manifestar nuestros sentimientos de inconformidad ante las anomalías del sistema cuando las tomamos como algo personal y responsabilizamos a los demás de la que debería ser la principal prioridad después de que estemos vivos.
Acabamos de vivir un periodo electoral en el que se desperdiciaron muchos debates hablando de bombardeos, de bases militares, de las cortes, de impuestos, entre otros temas. Cada uno de los candidatos estuvieron expuestos a la plaza pública para que el pueblo fuera quien se encargara de enmarcar posibles direcciones de políticas públicas en salud, pero la actitud de nosotros como ciudadanos de no exigir que los diferentes problemas del día a día de hospitales, clínicas, EPS cambie y que solo cuando las enfermedades nos doblegan reaccionamos y los tenemos que utilizar veamos la necesidad de cambiar las cosas.
Frases como estas se repiten a diario: _ ¿Cómo es posible que no me den ese medicamento?, ¿cómo es que debo hacer tanto trámite?, ¿por qué se demora tanto una cita?, ¿por qué no hay camas? y es ahí donde vienen las reacciones más inverosímiles ante estas situaciones, pero que son tan efímeras, y sin impulso que no han logrado hacer ningún cambio, y si estamos esperando que nuestra clase dirigente tenga la iniciativa, es posible que esto no suceda nunca.
Pero son pocas las veces en las que se escucha que como ciudadanos, sin que seamos los que estemos padeciendo una enfermedad tengamos la capacidad, la honestidad de reconocer y manifestar que algo anda mal con nuestro sistema de salud.
Ojalá que independientemente del acceso que se tenga a estos servicios, ya que la enfermedad no discrimina estratos, tengamos la capacidad de emprender acciones para cambiar lo que no está bien con el sistema.
05-09-10.
Leer más…
Deja Una Respuesta