Alarmante. Así podría definirse el más reciente informe de la Personería de Cali en relación a la problemática sobre el recurso hídrico en la ciudad.
Establece la Personería que de los cuatro ríos que abastecen a Emcali (que cubre el 76 % del acueducto en la ciudad), tres detentan malos y regulares índices de calidad y contaminación (ICA/ ICO). Solo el río Pance hace la excepción, pero no es alentador, pues sus índices son apenas regulares.
La situación era de esperarse. Uno, porque los caleños no hemos adoptado una actitud ecológica que permite mitigar la contaminación de las fuentes hídricas; dos, porque como bien lo dice el informe, la expansión urbanística de la ciudad ha estado en desmedro de estos recursos naturales, y aquí vale detenerse, toda vez que en relación a las zonas de ladera y el oriente de Cali –que hoy padecen los peores racionamientos de acueducto– textualmente la Personería dice:
“Esta ubicación poblacional impacta directamente a los recursos naturales, especialmente las franjas de protección así como los cauces mismos, pues derivado del irregular proceso acceder a la regularización de servicios públicos domiciliarios tales como acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, lo que conlleva a que se realicen conexiones fraudulentas a las redes de servicio, y en especial se realicen vertimientos y descargas directas de aguas residuales a los cauces” (Pág. 32).
Lo cual se hubiera podido evitar si la clase dirigente hubiera creado mejores planes de ordenamiento territorial, y claro, si se hubieran gestado idóneas y pertinentes medidas con las poblaciones migrantes.
En este mismo punto, hay que decir que el deterioro hídrico también se debe a la creación de proyectos urbanos por parte de los poderosos, como bien lo recuerda Hernando Uribe cuando dice que en aras del progreso y el desarrollo las siete cuencas de los ríos se han visto afectadas (Véase: http://elpueblo.com.co/cali-ciudad-de-los-siete-rios-sedienta-y-agonizante/ o en: http://hernandouribecastro.blogspot.com.co/2015/09/cali-ciudad-de-los-siete-rios-sedienta.html).
La situación era de esperarse: tres, porque la minería ilegal se está ejecutando en la parte alta de las cuencas de ríos importantes como Cali y Anchicayá, porque la vitalidad del Parque Nacional Natural Farallones está siendo minado por actividades legales e ilegales, entre las legales está la ganadería y agricultura extensiva, y la ausencia de regulación turística (Pág. 35).
Dato adicional: entre 2014 y 2015 “se encuentra un crecimiento en el número de socavones del 142,62% (61 a 148), como también en el número de campamentos del 400% (13 a 65)” (Pág. 35). Esta lamentable circunstancia deja en riesgo a 6.000 personas que se abastecen de esta cuenca.
A todo lo anterior, se hace necesario sumar la deforestación que, amén de golpear la biodiversidad del parque natural nacional, está impactando, principalmente, las fuentes hídricas.
Por cuestiones de espacio, se deja por fuera la disposición inadecuada de residuos sólidos y el vertimiento de Aguas Residuales, Domiciliarias e Industriales.
Así pues, y como se podrá colegir, la problemática del recurso hídrico que padecemos los caleños se debe, en buena medida, a la carencia de una ética ambiental que nos permita evitar prácticas que ponen en riesgo las fuentes hídricas; también, claro, a la displicencia ecológica de los administradores de esta ciudad, que han permitido que tanto los legales como los ilegales ejecuten proyectos a expensas de nuestra biodiversidad.
Esto último es interesante, pues en Cali, como en Colombia, tanto actividades legales como ilegales son los principales detonadores de conflictos socio-ambientales.
La invitación es a leer el informe de la Personería y, sobre todo, a aprovechar la oportunidad que tenemos este 25 de octubre, donde lo ideal sería salir a votar por un candidato que entienda esto que aquí se menciona; candidatos que, por fortuna, los hay (Véase: http://conlaorejaroja.com/cali-y-sus-candidatos-descartables-rescatables-e-ideales/).
Por último, no dejar de resaltar que de seguir por este camino es poco probable que en un futuro hablemos de Cali y sus siete ríos.
Por si acaso…
Resulta diciente que ahora que el racionamiento abarca a casi toda la ciudad, es que las preocupaciones por el recurso hídrico afloran; eso demuestra que la actitud pro medio ambiente es más coyuntural que permanente, pero algo más preocupante –y sobre lo cual debemos trabajar–: que nos ha quedado grande pensar como sociedad.
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