La empresa ‘fantasma’ había arrendado un modesto local en la calle 8 entre carreras 11 y 12, barrio Centenario, el cual fue destruido por los enfurecidos “inversionistas” que no tenían opción de recuperar sus depósitos; la Policía tuvo que intervenir acordonando el área para evitar mayores daños, especialmente en el vecindario ajeno a la nueva estafa perpetrada.
La incertidumbre generada por la ausencia de los captadores del dinero desde las primeras horas del día, se transformó después de las dos de la tarde en asonada cuando más de doscientas personas arremetieron contra el local destruyendo puertas y ventanas para encontrar en el interior sólo sillas y gran cantidad de inservibles papeles, entre ellos un volante que decía: “INVERSIONES J.E.G. – Estimados inversionistas gracias por confiar en nosotros y depositar en nuestras arcas lo que ni ustedes tienen, empeñar a unas tasas de usura o vender lo necesario con el fin de obtener unas ganancias ilógicas sin tener que trabajar mucho mas para reponer esas platas que en gran mayoría no eran ni suyas. En nuestra sede les dejamos las cuatro sillas más caras que puedan existir en el mundo, por favor cuídenlas que es un gran recuerdo de nosotros, están avaluadas en aproximadamente $2.000.000.000 de pesos. Y recuerden las únicas pirámides que existen y no se van ni por el putas son las de EGIPTO. Les deseamos una triste navidad y un vergonzoso año nuevo pelados.” (sic).
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