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Sé buen samaritano

Uno de los pasajes más populares de nuestro Manual de Vida: La Biblia es la historia del buen samaritano, un ejemplo de ayuda, de bondad, de caridad y misericordia que debemos seguir.
Toda parábola trae enseñanzas para que reflexionemos y seamos cada día mejores personas. Es menester reconocer que, a través de las mismas, está, la mejor enseñanza el amor de Dios.
En todo momento debemos partir de la mayéutica: ¿Soy un buen samaritano?, esta nos debe llevar a la siguiente: ¿Comparto el mensaje de salvación con mi prójimo?, porque ser buen samaritano, me debe llevar a lo más importante y es querer que mi congénere conozca la palabra, se arrepienta, y se prepare para la vida eterna que sólo la podemos recibir si nos arrepentimos y cumplimos con los preceptos de nuestro Manual de Vida.
Muchos apreciamos estás enseñanzas, pero debemos ser solidarios y compartirlas con el que no las conoce o no las quiere conocer, llevando el mensaje de salvación por doquier y con diligencia, con un compromiso férreo.
Lo anterior lo logramos si actuamos de conformidad con el gran mandamiento del amor de Dios: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo.
Se debe ser como el buen samaritano que ayudó al hombre que llegó a Jericó y fue atacado por ladrones, sin importar quién era le ayuda, de la misma manera debemos ser mensajeros de salvación para que todo aquel que está con heridas, con problemas y conozca quién es nuestro Padre y deposite toda su fe en Él.
Contrario al sacerdote y el levita que pasan y no sienten caridad por su prójimo. No se debe mirar a quién ayudar, la palabra de Dios es para todos, y hay que vociferarla para que llegue para todo aquel que le quiere aceptar.
¿Eres levita, sacerdote o buen samaritano? Es tu decisión ir por todo el mundo compartiendo la palabra de salvación. Bendiciones.
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