Primera. Hay que preguntarle al alcalde de Popayán, Francisco Fuentes, qué pasó con la terminación del segundo tramo de la segunda etapa de la vía Pomona. A comienzos de este año se anunció que la obra completa se inauguraría en junio próximo. Sin embargo hasta el momento nada que arranca la obra; nos gustaría saber las razones porque sólo se escuchan rumores: que los contratistas no cumplen ni hay quienes les hagan cumplir, que aún no se define compras y legalizaciones de lotes, que la plata ya está y que la aporta el gobierno nacional pero que es problema de la ya conocida falta de planificación de la administración municipal. Es bueno que se pronuncie señor alcalde, porque le queda poco tiempo para concretar la obra que inició el cuestionado ex alcalde Navia. Dos administraciones y les está quedando grande terminar una obra que ya no da más espera.
Segunda. Al igual que muchos sectores de la ciudad, en el tramo que va de la esquina del Coliseo La Estancia hasta La Virgen, cerca a Los Hoyos, se ha visto durante toda la administración de Fuentes que abren huecos y los tapan… vuelven y los abren y vuelven y los tapan. ¿Cómo se explica esto? Ya desesperan no sólo a los moradores del sector, sino a toda la ciudadanía. De otro lado, como en otros sectores, el centro histórico está quedando bien pavimentado. Valieron la pena las demoras e incomodidades.
Tercera. Hasta el momento se siente mucha apatía electoral para la próxima contienda política. Poca motivación ante el desencanto de las actuales administraciones tanto en el orden de Popayán como departamental. Las encuestas recientes tampoco les favorecieron a los dos mandatarios, lo que les constata la falta de legitimidad. Desde luego, que no todo habrá sido malo pero el inconformismo generalizado se siente. Es posible que a finales de este año aumente el grado de conformidad de la gente cuando se sopesen los dos gobiernos. En este ambiente comarcano, pareciera un círculo vicioso, cada nueva administración despierta expectativas pero estas se desdibujan en la medida en que se desdibuja el ejercicio del poder.
Cuarta: Cambiar para mejorar debe ser la consigna de los diferentes candidatos a la gobernación y a la alcaldía de Popayán. Lo de menos es cambiar para involucionar o seguir igual. Liderazgo y planeación debe caracterizar a los nuevos mandatarios. Deben contar también con un verdadero proyecto de región y de ciudad.
Por ahí asoman unos precandidatos, unos viejitos y otros jóvenes; eso no importa, lo importante es que demuestren liderazgo, tengan sensibilidad social, se sepan rodear y prioricen lo público. Hace falta mucha conciencia ciudadana para escoger las mejores opciones. Ciudadanos que hagan sentir la democracia como el gobierno del pueblo y no como el gobierno de los políticos. Sin una verdadera ciudadanía no hay democracia. La relación entre pueblo y gobernantes debe estar caracterizada por un alto grado de aproximación y madurez política. Existe un adagio que dice que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen. Y esto es muy cierto. Hay ocasiones en que hay un líder pero no hay pueblo, en otras, hay pueblo pero no hay un líder.
Quinta. En las democracias modernas los gobiernos visibles se hacen necesarios. En el caso colombiano, en no pocas regiones y localidades los gobiernos se hacen imperceptibles, es decir, invisibles. No evidencian los cambios que las comunidades necesitan. El pueblo requiere configurarse en sociedad civil, tan escasa entre los colombianos. Lo que se observa en democracias inmaduras como la nuestra, es que la invisibilidad de los gobernantes está mediatizada por la invisibilidad de los gobernados y viceversa. Norberto Bobbio en su libro: “El futuro de la democracia” sostiene que el poder se hace más visible en cuanto es más cercano, es decir, en cuanto mayor sea la aproximación entre gobernantes y gobernados. Ello se presta mucho en las administraciones locales. El problema está en desperdiciar y no aprovechar esa cercanía. Nada más nefasto que gobernar a espaldas de los intereses de la ciudadanía.
Sexta. Ojalá se definan pronto los nombres de los (las) candidatos (as) a las alcaldías, gobernación, concejos y asambleas departamentales para que se desarrollen los debates y que se haga sentir la opinión pública que en el caso del Cauca no es contundente. Mucho halago, mucho cepillo; en otras palabras, mucha lambonería y poco debate, poca crítica y poco análisis. Da grima ver y escuchar a algunos “periodistas” caracterizados en cepillar. Eso no quiere decir, que no se tenga derecho a hacer público las inclinaciones y preferencias electorales; que si se hace, deben existir argumentos serios y convincentes. Lo más conveniente es que un periodista deje para el día de las elecciones sus preferencias electorales. Pero en algunas ocasiones es difícil resistir la tentación y se toma partido.
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