
RECOGIMIENTO

«Cierra la puerta, entra en tu recinto, y Aquel que mora en lo secreto te oirá».
¡Cómo no te va a oír; es tú mismo, tu propio Ser que se esconde del afuera, el Íntimo de los secretos proverbiales!
Recoge tus fuerzas exteriores e interiores, cálmate, dirige tu atención hacia adentro, suavemente, silenciosamente, y espera.
Allí habrá solaz, descanso, recogimiento, paz. Le llamo el «manantial de los susurros frescos»; oirás voces íntimas, las voces de tu subconsciente, si así las quieres llamar; o de tu Yo secreto, el que albergas en tu propio seno, el «Seno de Abraham», primordial, mítico y místico lugar de ti mismo.
Recibirás sandalias, un manto y un bordón, por si quieres ascender más allá, y recorrer el regreso que acorta la distancia eterna.
Fácil y estrecho al mismo tiempo, sendero solitario a los abismos insondables. Fácil despertar a las miradas íntimas. Fácil esperanza a la Esperanza última.
Fácil, como digo; cualquiera puede hacerlo; lo enseñaron Kempis, San Juan de la Cruz, Miguel de Molinos, Madame Guyon, y muchos otros místicos contemplativos de todas las religiones y culturas.
Fácil, suave música interior, «los valles solitarios nemorosos, ínsula extrañas, los ríos sonorosos», caricias sutiles tras el velo.
Fácil retorno al descanso, refrigerio agustiniano de medida imponderable, regio lugar para altitudes y noticias nuevas.
Déjate llevar, un viento aliviana tu sombra y los cabellos, allí culmina todo desear, todo enredo por atajos y piedras del camino.
**RVQ**
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