Qué ha pasado con el Fondo de Autores Huilenses, una ventana apropiada para difundir a nuestros autores, en un medio donde no existe la industria editorial, donde publicar la creación de nuestros poetas es labor titánica, pues los artistas carecen de apoyo y de medios para dar a conocer su creaciones. Hace tres años no se realiza ninguna publicación, ha quedado huérfana la literatura regional, la producción musical, la creación de nuestros poetas escritores aunque figuren en los primeros órdenes de la literatura colombiana, corroborada con premios y reconocimientos.
Sin duda, ha contado con dificultades, se han cometido injusticias, los errores técnicos de impresión aparecen en las publicaciones, el trabajo editorial no ha sido el más idóneo, pero por su intermedio los huilenses y quienes hemos tenido la inquietud de averiguar sobre la creación del departamento desde su idiosincrasia, desde la temperancia del medio físico y geográfico, hemos encontrado en las publicaciones del Fondo de Autores del Huila una manera expedita para acercarse al ser huilense, para entendernos como cultura.
En los libros del Fondo, en particular, he podido acudir a los orígenes y la tradición creadora de quienes nos han precedido, labor que tantas veces parece huérfana, sino es por los mecenas que también por fortuna cada tiempo desde la oficialidad irrumpen. Conocer la “Lira Huilense” de Régulo Suárez, los cuentos y novelas de Humberto Tafur, lo versos del barroquismo Paralelepípedo. La extensión de los creadores de hoy solo ha sido posible por la difusión de su obra a través del Fondo de Autores, que se puede encontrar en cada una de las bibliotecas de los municipios del departamento.
No ha sido propósito del Fondo publicar best seller o consagrar autores, ni trascenderlos en el parnaso de las letras universales si la disculpa es esa para dejar de editar las obras producidas en el departamento. Es darle un lugar a la creación regional. Es difundir en el círculo de nuestra geografía particular el sol de la iluminación lúdica a la que los pueblos tienen derecho, como derecho tienen al medio ambiente, al agua, a respirar. Lógico que en introyección los réditos son casi invisibles, los autores tienen la mala manía de opinar sin comprometerse, son alérgicos a las celebraciones convocadas en torno a las urnas, pero su legado es el ejercicio mental que todos los días llevan a cabo por plasmar una frase, un verso, una entonación musical.
Vale la pena invitar a los autores, a los artistas de la escritura y la creación musical, para que manifiesten en público y en voz alta, la inquietud por la suspensión de las publicaciones del Fondo de Autores Huilenses. Por solidaridad, por apropiamiento, porque el Fondo es un patrimonio logrado por encima de otras regiones que por odiar su cultura y sus creadores aparecen sumidos en la desidia y el atraso. Esa no puede ser la suerte del Huila, un departamento de gran sensibilidad, de empuje y desarrollo, que define su raza como emprendedora y pujante, situación que no se refleja en la cantidad de cemento esparcido por su espacio como cortapisa, sino en la cultura de su gente, en su apropiamiento, en su identidad como pueblo y eso solo lo dan sus artistas desde la creación literaria, desde la música, desde las artes plásticas. Solamente por eso averiguarán las futuras generaciones.
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