
Foto: Emmanuel Baos, Razón y Saber.
Popayán y su Semana Santa vive en su religiosidad
Desde la colonia, la capital del departamento del Cauca, Popayán, viene ocupando un lugar de preeminencia; cuando grandes extensiones permanecían sujetas a su dominio, convirtiéndose en la plaza fuerte del virreinato, manteniéndose airosa y gentil. Desde esa época conserva ese pasado hermoso por su fe religiosa, Según lo testimonian sus procesiones, que se convierten en las más suntuosas de América, compitiendo con las de Sevilla y Málaga, convirtiendo a Cristo como principio y fin de la historia humana y como luz eterna y glorificadora para los creyentes que asisten a esta celebración religiosa que congrega a miles de seguidores en la tradición católica, queriendo alcanzar la cima de la perfección personal y de la salvación espiritual, haciéndose participe de la redención.
En esta ocasión se conmemoran 467 años y una vez más nos unimos a esta tradición religiosa, recorriendo con solemnidad y fidelidad, acompañando las procesiones de la semana mayor en Popayán, conocida en el mundo entero como la Jerusalén de América; celebración que fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, llenando de orgullo a todos los caucanos, en especial a los payaneses o “patojos” raizales que vienen promulgando su conservación, el cuido y darlas a conocer. De esta manera, se anuncia que dentro de esta significativa celebración católica existe el espacio suficiente para que propios y visitantes puedan participar de las procesiones que todos los años nos engalanan, escoltando los desfiles sacros en calidad de alumbrantes o espectadores, guardando la compostura reflejada en el respeto religioso que merece esta ponderación.
Basta pensar que, en la perenne juventud de Popayán, usted puede estar participando activamente en las procesiones, el portar un cirio es símbolo de fervor, manifestando la fe, desfilando en las procesiones cada noche, las cuales tienen significados distintos. De esta manera quien recorra en estos días las calles adornadas y embellecidas con nombres ilustres, acudiendo a los museos a admirar las joyas y recuerdos, enterándose y teniendo presente todas esas reliquias como: la efigie arrobada, la medalla conmemorativa, el rico cintillo, la copla inmortal, que están ahí porque los hijos de esta villa del cacique Puben se empeñaron en dejar historia, la cual quedara en el recuerdo eterno de quienes visiten esta ciudad.
En esta oportunidad las autoridades vienen difundiendo que nuestro Cauca es ahora un destino seguro y atractivo para las gentes que llegan a este territorio, y que pueden disfrutar de diversidad étnica, geográfica y cultural del mestizaje gracias a que las comunidades indígenas y afrodescendientes están dispuestas a ofrecer la hospitalidad necesaria, y se puedan recorrer con tranquilidad Popayán y las poblaciones aledañas, las cuales gozan de una magnifica gastronomía, cultura y gran tradición. Sin descuidar el rito de los desfiles nocturnos donde la representación de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo se expresa en los pasos e imágenes de origen español y quiteño, transportados por los cargueros de las andas matizadas con el trabajo de artesanos caucanos. También es menester invitar a la degustación de los manjares que expiden los fogones tradicionales, como postres inherentes a los paladares de los conocedores de la cocina criolla. Recordemos a nuestros visitantes que el Cauca es su destino en esta época y que se difunda nuestra hospitalidad, su vocación y recogimiento. “Yo, que soy la luz, he venido al mundo, para que quien crea en mí, no permanezca entre las tinieblas.” San Juan.
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