Primero: llegué a las páginas de Proclama, hace tres años, por sugerencia del artista y escritor payanés Rodrigo Valencia Quijano. Hasta la fecha he publicado 102 artículos; pero no es la cantidad lo más importante para mí, sino el respeto recibido por el contenido de mis escritos, nunca una censura, nunca una engavetada; además de la generosidad para publicarme notas que ocasionalmente envío sobre mi recóndito villorrio natal: Agustín Codazzi (Cesar). Segundo: me habré cruzado unos tres mensajes escritos con don Alfonso, que han sido suficientes para formarme una idea cabal de este caballero: cordial y afectuoso, humilde cuando cree pertinente presentar una disculpa, siempre magnánimo en reconocer los méritos ajenos, y un amor por el oficio que hace que sus “amigos lo quieran más”.  

Del susodicho autorreportaje, subrayo, me desconcertó el sesgo racista al referirse o aludir al dr. Elías Larrahondo, además de la ramplonería para justificar la descalificación de este funcionario, acudiendo incluso al sarcasmo, ante la idea de que Larrahondo pudiera ser candidato a la presidencia. Olvida el sujeto autorreporteado que cualquier colombiano de nacimiento y alfabetizado puede aspirar a la presidencia de la República; quizás ignora que Alberto Lleras Camargo y Julio César Turbay Ayala fueron presidentes de Colombia sin haber pasado del bachillerato. Cualquiera infiere, entonces, que la intención es abiertamente discriminatoria y racista.

Concluyo, pues, esta nota con la decisión de “cerrar fila” solidaria con don Alfonso José Luna Geller, adalid de la libertad y la democracia; y con Proclama del Cauca y Valle, faro de la dignidad y el periodismo de la región. Tiempo, además, para recordar y discernir, en aquello de que “se cosecha lo que se siembra”. A don Alfonso José Luna Geller y a los lectores de Proclama les deseo un año 2021 saludable.

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