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Ojo vivo con los falsos profetas

El sábado 18 octubre, 2008 a las 4:43 pm

Sebastián Barrera S.

Andan por estos tiempos ciertos personajes engañando a muchos despistados haciéndose pasar como profetas y Mesías, aprovechándose del prurito de quienes en su afán andan de aquí para allá, buscando a Dios en una salida espiritual a sus problemas. En “iglesias de garajes”, se inventan teorías y leen la Biblia a sus conveniencias.

Los católicos creemos, sostenemos y afirmamos que Jesucristo es el Hijo de Dios. «Cristo» procede del término griego christos, que significa «ungido». Jesús es, pues, el Ungido de Dios. Es además el Hijo de María Santísima y San José y es descendiente directo del rey David. Pero es mucho más que eso, la Trinidad implica que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un mismo y único Dios. Cristo es Dios hecho hombre, Dios verdadero, al tiempo que Hombre verdadero.

Los católicos no esperamos a Jesús físicamente en persona antes del Juicio Final, y no debemos confiar en quien se dice su emisario, o dice ser Él mismo, o quien lo ha enviado, trayendo un mensaje diferente y/o contradictorio al revelado durante su vida en la tierra.

Muy diferentes son las Apariciones y los Mensajes que el Señor y la Virgen han ido dando y dan todavía a la humanidad como advertencias, guías y ayudas, y que en nada contradicen la Revelación original que es la base de nuestra Fe.

Resulta mucho más difícil proclamarse mesías que declarase profeta o jefe de secta. Al contrario de lo que sucede con el simple líder carismático, el mesías debe demostrar constantemente su impregnación divina. Por eso proliferan en la actualidad los milagros y abunda el teatro. El falso mesías necesita decorado, puesta en escena. Reivindica un estatuto evidentemente privilegiado: el del hombre divinizado.

Se está cumpliendo las palabras del Evangelio cuando señalan que “Se levantarán falsos Mesías y falsos profetas, y obrarán grandes señales y prodigios para inducir a error”…

No hay que dejarse engañar de quienes dicen tener poderes para sanar con toda la parafernalia del mundo, haciendo presuntos milagros, curando y sanando en nombre del Señor. Hay que tener mucha prudencia de los falsos profetas y Mesías que dicen tener la verdad revelada y ser depositarios de la fe.

El propósito de Satanás es corromper la creación de Dios, hacer del hombre una bestia degenerada al romper su relación con Dios. Ya lo hizo en el Edén y ahora lo está haciendo en el presente. Al corromper el conocimiento del hombre del plan de salvación de Dios, al crear otros sistemas de creencias, al promover el ocultismo, al envilecer al hombre, Satanás destruye nuestra relación con Dios.

Después de todo, si usted niega la resurrección o la trinidad, lo que está diciendo es que Jesús es un hombre. Si usted niega el concepto del pecado, esta negando la necesidad de la expiación o de ser limpio del pecado. Si usted compara a Jesús con los otros “grandes profetas”, usted le quita su unicidad. Si usted cree que puede convertirse en un dios, no necesita un salvador, si usted no cree en el infierno y el purgatorio, está entonces minimizando el sacrificio de Dios que quiere mantenerlo a usted alejado de ese lugar de condenación eterna.

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