Los etnoeducadores y educadores afrocolombianos sabemos la incidencia de la tradición oral en la vida de cualquier persona que haga parte de este grupo étnico; razón por la cual permea toda la propuesta de enseñanza de estas comunidades educativas, posibilitando un aprendizaje significativo y contextualizado en aras de mantener viva la herencia étnico-cultual que la escuela ha invisibilizado durante tanto tiempo.
Recordemos que Nancy Motta expresa en Hablas de selva y agua que en la cultura negra del Pacífico, la magia de las palabras se decantan en cuentos, poemas, coplas, décimas, fugas, cantos, rezos, parábolas, mitos, apólogos, anécdotas y leyendas que brotan de topografías temporales como las orillas de los ríos.
Otra posibilidad de expresión de la cosmovisión afro es la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, que aunque esté respalda por el decreto 1122 de 1998, vivimos al interior de la escuela, una sentida resistencia por la vivencia de la misma. Ello ha implicado que desde algunas de las áreas del conocimiento programemos sesiones de trabajo académico y pedagógico.
Esta es una pequeña muestra del mestizaje marcado en uno de los municipios del norte del Cauca, de una estudiante de la educación básica que posee grandes habilidades comunicativas y ha logrado plasmar en el papel, a través de una fábula titulada ‘Los grillos y las hormigas’, la visión que tiene con relación al desplazamiento forzado en nuestro país.
Mientras los insectos hablaban, en un bello pueblo de las hormigas unidas y trabajadoras, desarrollaban sus actividades normalmente.
Un día estaban trabajando cuando llegaron los grillos; ellos muy fuertes y grandes. Algunos rebolludos amenazaban constantemente a las hormigas para que éstas les dieran su comida o tendrían consecuencias desastrosas.
Ellas mostraron resistencia, pero las amenazas se mantenían a tal punto que los grillos expresaron que aunque fueran unidas, ellos lograrían sacarlas de su casa.
Ante tantas amenazas, las hormigas horrorizadas se fueron, diseminándose por muchos lugares. Aguantaban hambre, pasaban necesidades, perdieron el rumbo y sintieron desolación y miedo.
Alguna de ellas pensó en encontrar una solución y convocó a su comunidad a una reunión en el parque más representativo del lugar. El resultado fue ejecutar una emboscada para sacar a los grillos de sus tierras.
La hora cero había llegado. Destruyeron todo aquello que los grillos hicieron y recuperaron su espacio. Con sus ojos en la espalda, intentan vivir felices.
Es evidente que los maestros han hecho un gran trabajo sobre esta estudiante en el corto tiempo que lleva de escolaridad y también lo es, el que ella siga muy bien asesorada para darle un uso apropiado a sus habilidades comunicativas. Su proceso de pulimento se encuentra en ebullición para definir si entregamos a la sociedad una Gachalá, una Fura, una Tena o una Teodora.
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