De: Mario Pachajoa Burbano
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Las minas de oro de la antigua Gobernación de Popayán producían más de la mitad del oro que se extraía en el Nuevo Reino de Granada. Pedro Cieza de León (1518-1560) quien fue uno de los descubridores, menciona que estando él en 1547 en Cartago, cuadrillas de tres o cuatro negros y algunos indios, en tres meses sacaron más de 15.000 pesos.
En 1556 en la Gobernación de Popayán extraían oro 6.000 indios y 300 negros, que trabajaban 250 días cada año, sacando un tomín (574 miligramos) por día cada uno y reunían 196.875 pesos. De las minas de Popayán se extraían anualmente más de 40.000 pesos oro. De Almaguer cada año 30.000 pesos oro. Cerca a esta mina, Concepción, trabajaban generalmente 2.000 indios o negros.
La Gobernación de Popayán que se extendía hasta Antioquia producía 300.000 castellanos de oro, o sean 3.000 libras equivalentes a 760.000 pesos.
La población de Almaguer estaba rodeada, según la tradición, en vetas de oro que dieron sumas considerables de este metal, pero el terremoto de 1765 obstruyó las minas y arruinó la mayor parte de la población.
El territorio de Barbacoas fue conquistado en 1600 por el capitán Francisco de Parada, quien la fundó. En esta zona se comenzó la explotación de sus ricos aluviones y por el derecho de veintena pagado en 1686, en Popayán, por solo el oro de Barbacoas, se pagaron 3.692 castellanos, que representa una producción anual de más de 700 libras de oro.
El capitán Jacinto Arboleda fue el primero que empezó a explotar las ricas minas del Chocó. Este territorio estaba poblado por indios indómitos y feroces por lo que fueron enviados jesuitas para convertirlos al cristianismo. El capitán logró, mediante buen trato, que los caciques le permitieran la explotación del oro.
Atraídos por la riqueza de esta región, los capitanes ingleses John Coxon (quien secuestró al Gobernador de Santa Marta y al Obispo) y James Cook (1728-1779) se internaron en ella hasta el mismo Quibdó. Cada uno de sus hombres llevaba una fuerte maleta para guardar el oro. Pero la expedición resultó fallida y no alcanzaron a tomar sino muy poco oro.
Los historiadores de la época escribieron que: «todo lo que comprende la jurisdicción de Popayán es muy abundante en minas de oro, de tal suerte, que en todas se saca mucho oro, yendo cada vez en aumento los descubrimientos y labores de nuevas minas» y señalaban que las minas de Cali, Buga, Almaguer y Barbacoas eran las más ricas en este precioso metal.
En un informe de 1750 se lee que: » las sierras de Rurumangui son sumamente ricas en minas de oro. En 1743, por parte de D. Pedro Agustín de Valencia se descubrieron y beneficiaron nuevos minerales en el río Yarugmagui, provincia de Raposo». En el cerro de Marmato se explotaban minas de filón desde mitad del siglo XVI.
En 1776, eran los Arboledas los que más labores tenían en el cerro Marmato. En dicho año trasladaron sus cuadrillas de esclavos al Chocó. En 1801 pasaban de 500 los negros que habían trabajado en Marmato. «Los Arboledas, Mosqueras y otros vecinos de Popayán eran dueños de casi todas las minas».
En 1787 se organizó en Popayán una compañía para explotar las minas de oro y plata de Almaguer y Caloto.
En la provincia de Popayán, incluyendo Raposo, Quinamayó, vertientes de los ríos Dagua, Yurumangui y Barbacoas, se trabajaban muchas minas de oro con 4.756 negros esclavos. Un esclavo valía de 400 a 500 pesos. El hierro 50 a 50 pesos el quintal, y el acero 120 a 150. En 1788 en Popayán y Barbacoas los negros esclavos pasaban de 6.000. El producido anual de las minas de oro de Popayán, Barbacoas, Iscuandé y Raposo eran de 670.000 pesos y el del Chocó un millón de pesos.
El mercader francés M. Julián Melltet escribía en 1819: «Popayán es una bella y grande ciudad episcopal. El palacio del Obispo es soberbio y muy rico; las iglesias son magnificas por lo suntuoso de sus ornamentos; la casa de moneda es vasta y de una buena arquitectura, las casa son bien construidas y las calles hermosas y rectas. Se hace allí un comercio general. Esta ciudad era muy rica antes de haber sido saqueada varias veces desde 1810 por los realistas y los independientes. Sin embargo, como no han podio quitar las minas de oro que posee, el comercio es siempre activo».
«Es ciertamente muy sensible que Popayán haya sufrido tanto, porque sería una de las ciudades más opulentas de América meridional, tanto por su comercio como por la riqueza de sus minas, y sus habitantes, que son 21.000, vivirían en el seno de la abundancia.»
Cordialmente,
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