
Foto: El País
“Me dejé llevar por la rabia y por el trago”: Benedetti
Así declaró a los medios Armando Benedetti después de que, sin querer queriendo, como El Chavo, le regaló a Vicky Dávila las primicias de los progresivos escándalos desatados por entregas en la revista Semana, cuando de abrebocas reveló el caso de la niñera poligrafiada y de plato mayor le suministró la grabación de 22 minutos que puso en apuros legales y políticos al Gobierno y congeló el trámite de las reformas a la salud, laboral y pensiones, que semanas atrás recibió un duro golpe, con la desintegración en la práctica de la coalición con los partidos Conservador, Liberal y de La U, que le aseguraban mayorías en el Congreso.
Al igual que con Nicolás Petro, meses antes lo había hecho su despechada esposa Daisy, al denunciar la apropiación de dineros recolectados para la campaña presidencial de su padre, Benedetti se sintió celoso de que su joven exasistente Laura Sarabia, se hubiera encumbrado como la mano derecha del presidente Petro y a él, que tanto había trabajado durante la campaña, lo mantuvieran “exiliado” en la embajada en Venezuela y tres horas sentado en una silla sin recibirlo y sin tinto, cuando esperaba, que mínimo, lo hubieran nombrado en el Ministerio del Interior cuando salió Alfonso Prada y no hubieran escogido a Luis Fernando Velasco, que según Benedetti, no organizó tanta reunión ni levantó tanta plata ($15.000 millones) como la que él consiguió en la costa.
Son los riesgos que asumieron Gustavo Petro, la Colombia Humana y el Pacto Histórico, desde cuando buscando la Presidencia, armaron una coalición, donde al estilo del Arca de Noé, incluyeron toda clase de especímenes, y al carnívoro tigre (Benedetti), cuando no le dieron la presa que esperaba y en vez de agua le dieron guarapo, lo dejaron sin salida para que no atacara al cuidador.
Bocado de cardenal le entregó “Bienvendette”, como lo rebautizaron, a la oposición al gobierno, que, con todas las armas, fuegos y desde todas las posiciones (legales, políticas, informativas) desencadenó una tenaz ofensiva que puso contra las cuerdas al presidente y al Gobierno que será investigado por el Consejo Nacional Electoral, CNE, y la Comisión de Acusaciones de la Cámara, que ya absolvió al fiscal Barbosa; y congeló las importantes reformas, que de ser aprobadas afectarían poderosos intereses económicos, gremiales y políticos.
La oposición, rasgándose las vestiduras como si estuvieran libres de pecado, también elevó la actual crisis a la categoría de “la peor en la historia republicana del país”, bautizándola como “el proceso 15.000”, minimizando otras que semanas antes Petro intentó poner en la agenda: la complicidad de la Fiscalía con el Clan del Golfo, al frenar varias investigaciones por más de 200 crímenes y al mantener en la nevera procesos por falsos positivos, chuzadas y parapolítica, donde están incursos el expresidente Uribe, su hermano Santiago y su primo Mario, sin olvidar la Ñeñepolítica que financió la campaña de Duque en la segunda vuelta y la relación de la madre del expresidente Duque con los negocios turbios que tienen en la cárcel al senador caldense Mario Castaño, para nombrar sólo a uno de tantos escándalos que desde hace décadas hacen parte del paisaje de la Delitocracia colombiana, tal como la bautizó el escritor Víctor Paz Otero.
Dura prueba afronta el primer gobierno de la izquierda democrática en la historia del país, que al mismo tiempo asumió la implementación de amplias reformas a la anquilosada estructura económica, administrativa y política, y se arriesgó a proponer la Paz Total, como alternativa al predominio de la violencia institucionalizada y financiada por el narcotráfico y otros delitos; y que además se atrevió a tocar poderosos intereses de minorías que por décadas han manejado a Locombia según sus conveniencias.
Ambiente radicalizado por la cercanía a las elecciones de octubre cuando serán reemplazados gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles y aspirantes a ganar (también las próximas presidenciales) aprovechan “todas las formas de lucha” y cualquier papayaso que les brinden sus potenciales rivales, solicitando la apertura de toda clase de investigaciones a una Procuraduría y Fiscalía manipuladas por los enemigos del actual gobierno.
Por lo pronto, el presidente Petro no se ha dejado abrumar por la tempestad, y lucha por mantener unidos a quienes lo respaldaron, mientras intenta recomponer su equipo y acomodar sus prioridades de gobierno y rumbo, en medio de las dificultades y las marchas de respaldo al gobierno y de la oposición, programadas para los próximos días.
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