Una pregunta cotidiana en el Cauca gira en torno a encontrar las razones del porqué no se sale de este ambiente caciquista y clientelar, que crea en el imaginario colectivo la falsa creencia de esperar sea a partir del sector político, como se puede salir de las causas generadoras de las mil dificultades, que como palos en la rueda atajan el escalonamiento hacia el desarrollo.
Desde luego, esta visión es un mal rezago de la cultura política peninsular y de sus efectos en el periodo de la Colonia y todo el tiempo agotado en la formación de una verdadera república con trozos de historia; como la Guerra de los Supremos, la Patria Boba, la desmembración de la Gran Colombia, las dictaduras y sus réplicas en la democracia formal, no pueden dejar huellas diferentes por los intereses detrás de bambalinas.
La inversión pública y las alianzas público-privadas no han podido cambiar las condiciones de atraso del Cauca tanto como se hubiese esperado, sobre seguro porque su direccionamiento no incluyó la visión de una prospectiva integral, sino que pesaron los aspectos electoreros y de otra índole, afectando los resultados deseables.
El Cauca ha tenido tres programas de alta inversión: el Plan Vial del Cauca, convenio con el Ministerio de Hacienda que le permitía recobrar topes de inversión en sus vías, las Exenciones Tributarias que permitieron la ubicación de los parques industriales, y recientemente los Recursos de las Regalías.
La primera inversión se acabó porque dejo de ser un Plan, para convertirse en una colcha de retazos.
La segunda, si bien es cierto subió los indicadores del PIB, no ha logrado impactar en el entorno como se hubiese querido, porque cuando se propusieron los programas de inversión social en las comunidades, algunos “próceres” se rasgaron las vestiduras.
La tercera, el más grande presupuesto asignado al departamento en los últimos tiempos, no tuvo el impacto esperado, todos sus frentes sufren cuestionamiento por diversos factores, algunos por fallas en sus inversiones según la C.G. R. y otros por lo distantes de las prioridades regionales, eso si todos con rabiosos o rabiosas dolientes.
En los últimos años, frente a esta problemática de mucha frecuencia en América Latina, diferentes estudios han buscado una salida desde el mundo de la indagación antropológica, sociológica y económica, algunos investigadores, como Bourdieu, Putnam, Fukuyama, y organismos como la CEPAL, el Banco Mundial, el PNUD, han recomendado crecer el “ Capital Social, entendido, no como los aportes monetarios a una empresa, sino como el fortalecimiento de redes, normas y relaciones de confianza que faciliten la coordinación y cooperación para el beneficio mutuo”.
En la Universidad del Cauca dos profesores tienen estudios profundos sobre este particular en el departamento, publicados en la Revista de la CEPAL: los doctores Raúl Cortez Landazury y Mónica María Sinisterra, de actualidad sus observaciones para estos procesos.
Se señalan diversos aspectos, de los cuales tomamos algunos en un riesgoso resumen, “consideran, por ejemplo, que el Capital Social, se convierte en el eslabón perdido capaz de cambiar la noción del desarrollo y promover nuevas formas de representación que generen círculos de productividad”.
Se observa al Estado debatiéndose entre promocionar la eficiencia privada y el asistencialismo en busca de legitimidad, pero tampoco se deben perder de vista las acciones colectivas y en ellas los movimientos sociales; en el Cauca, se dice en los últimos años, han propiciado la recuperación de identidades, pero no han sido instrumento de crecimiento de Capital Social como agregado cultural y por tanto, se deduce que no han sido instrumento para la superación de la pobreza; al final terminan confrontando al Estado para negociar y pactar con él.
Así termina la sociedad civil ausente, sin un escenario de largo plazo que privilegie la sostenibilidad del crecimiento, la mejor distribución del ingreso y simultáneamente la buena gobernanza que evite los motivos de agitación y violencia permanente.
Cunde la anarquía y el silencio como estrategia para evadir responsabilidades.
El reciente suceso del cual salen sacrificados los ganaderos, es triste muestra de lo que sobreviene.
Con base en estas apreciaciones, es probable encontrar la respuesta a la pregunta diaria nacida de todas las dificultades, no son los presupuestos, – es la presencia de una ciudadanía sin indiferencia,- con capacidad de reacción, con redes sociales, con institucionalidad, con confianza, con participación y compromiso, la que debe definir con su actitud y elección, los modelos de desarrollo, lo demás, es repetir lo de siempre.
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