
Las Siete Paradas: un film de memoria, territorio y cultura.

Redacción: Yaritza Cassiani
Las Siete Paradas es una película del cineasta y productor de televisión Walter Rojas, un hombre oriundo de Pitalito, Huila, que después de conocer el municipio de Puerto Tejada tuvo una revelación que años más tarde dio vida a esta historia de memoria, territorio y cultura.
Durante la entrevista, concedida a Proclama Cauca y Valle, Rojas relató ¿cómo surgió el interés de documentar esta historia?:
“Me enteré que había varios maestros de esgrima en Puerto Tejada que estaban muy mayores. Escuché del maestro Ananías, un lutier que hacia violines de guadua y enseñaba a fabricarlos, además le enseñaba técnicas de esgrima a mucha gente. Yo hubiera quedado alucinado con él, lo que he visto en las grabaciones que hay de Ananías es que era un ser extraordinario, un sabio de la vereda San Francisco”, dijo Walter con un tono apasionante en su voz que denota lo que significa para él recopilar estos perfiles que forman parte de la memoria histórica del pueblo negro del norte del Cauca y que le permite al afro apropiarse de estas manifestaciones de su identidad.
Walter Rojas empezó a documentar la vida del maestro Héctor Elías Sandoval, decidió retratar a este referente de la cultura caucana en los últimos años de su vida porque lo consideraba una figura interesante por su relación con la esgrima, por sus aportes al folklore, a la música, por las danzas y coreografías cuyo génesis está en las investigaciones que el realizó.
“Hace seis años cuando empecé esta historia quedaban pocos maestros, muchos habían muerto, yo elegí hacer el retrato de Héctor Elías Sandoval, una figura interesante, un ser supremamente extraordinario y valioso en la historia del folklore”.
“A él le debemos un sinnúmero de piezas folclóricas, de coreografías, particularmente me llamaba mucho la atención que había hecho la música vernácula de la película mexicana María. Muchas de las danzas que yo conozco tienen su origen en las investigaciones de Héctor Elías”, agregó Rojas, refiriendo que cuando comenzó a documentar a Héctor ganó una beca de 15 millones de pesos que le otorgó la Secretaría de Cultura de Cali para hacer un cortometraje.
La esgrima es un arte no solo para hombres, sino también para mujeres, a las mujeres se les enseña esgrima con machete para que se defiendan cuando se queden solas en las casas o para cuando vayan al río, muchos maestros de esgrimas les enseñaron a sus sobrinas e hijas.
En la película hay una escena en la que se aprecia la técnica del relancino en una cancha de futbol de la vereda San Francisco. Allí aparece Porfirio, el sobrino de Ananías, teniendo un combate con Maira su contramaestre y sobrina, una de las más grandes esgrimista que existe en Colombia.
Retomando el retrato de Héctor, hay una descarga de él contando sobre la fragilidad de la memoria, de ese pasado que ya no existe, él dijo que mientras existan viejos, existirá la tradición.
Este es el testamento físico del maestro Héctor Elías Sandoval, nos demoramos muchísimo grabando los combates porque él ya estaba muy frágil, las tomas eran muy cortas, de aproximadamente 20 segundos. Había que descansar media hora para que el maestro tomara fuerzas, reposara, incluso él lo dice en el film que estaba usando inhaladores.
Las Siete Paradas se filmó en escenarios naturales de Puerto Tejada, Padilla y la vereda San Francisco, departamento del Cauca, Colombia, como parte de dos becas Estímulos de la Secretaría de Cultura de Santiago de Cali.
El film es una muestra de la fragilidad de la memoria, de ese norte del Cauca que para Rojas es algunas veces verde, otras veces terroso seco; el cineasta retrató también la diversidad de la flora, fauna y sonidos del norte del Cauca.
“Cada sonido de la película está pensado, hay una colección muy importante de sonidos de aves y animales del norte del Cauca, hicimos con el sonidista una investigación muy precisa sobre variedades en el norte del Cauca”.
Esta película es cultura por su trasfondo, aunque está inspirada en la esgrima de machete y bordón, es la historia de dos esgrimistas que están buscando un árbol para jugar a la esgrima, es más el viaje de dos amigos compartiendo palabra.
La película es como un aguabajo, como un Canto de Boga, que va por el río; muchos de los cantos de la película son de Jenner Ocoró.
Esta es una historia que el país debe conocer y que necesita del aporte de la audiencia para estrenarse en la televisión regional.

Quienes deseen apoyar esta producción y adquirir el afiche del dibujante Wilson Díaz, pueden unirse al grupo de WhatsApp Las Siete Paradas, ahí podrán obtener:
- Un pase privado.
- Un pase privado más el afiche digital.
- Un pase privado, más el afiche impreso firmado por Walter Rojas y por el dibujante Wilson Díaz.
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“Yo nunca he entendido porque a Simón Bolívar lo llaman El Libertador”

Rojas explicó que las historias orales del norte del Cauca, tejidas alrededor de la esgrima con machete, demuestran que este arte se aprendió para servir a los ejércitos libertadores, que los afros han sido convocados en más de una ocasión para participar en las guerras: “Las comunidades afro han sido participes de varias guerras civiles, lucharon en la Guerra de los Mil Días, en la toma de Bogotá por parte de Tomás Cipriano de Mosquera y los macheteros del Patía y el Cauca”.
“Yo no sabía y me imagino que el 90% de los mestizos de este país también desconocen que los negros participaron en la Campaña Libertadora y a cambio de ello Simón Bolívar les prometió su libertad; pero luego los traicionó al igual que hizo con los masones ingleses, quienes le colaboraron con dinero en Londres. Cuando Bolívar tomó el poder prohibió la masonería, fusiló dos o tres masones y en cuanto al machete prohibió el juego del machete después que ganó la Independencia”.
“La independencia de Colombia es una de las patrañas históricas más grandes que tenemos, Simón Bolívar no es un libertador de nada. No le dio la libertad ni siquiera a sus esclavos, fue Tomás Cipriano de Mosquera un poco más de 50 años después quien los libertó”.
Rojas argumenta que esta parte de la historia de Colombia que no ha sido contada se puede constatar, no solo en los relatos orales, sino en otros documentos, imágenes, escritos de la independencia e incluso señaló que hay algunos vestigios en los textos de Manuel Zapata Olivella.
El arte son unas cartillas dibujadas a mano que el maestro le entrega al alumno cuando termina su formación, en esas cartillas están explicados gráficamente los paso a paso de todos los movimientos, de todas las paradas que tiene la esgrima con machete.
“Hay unos artes muy bellos, solo los he visto en fotos. En Cali hay unos artes extraordinarios del siglo XIX. Con estas piezas se comprueba que es este juego es muy viejo porque el arte más antiguo que se conoce es de 1813 y coincide con la Campaña Libertadora”: Walter Rojas.
Todas estas cartillas se perdieron porque la esgrima estaba prohibida, incluso la Iglesia la satanizó. Todas esas cartillas se perdieron porque la gente se aseguraba de que los vecinos no se enteraran que eran expertos en machetes, pues adquirían un halo de misterio.
“La gente que sabía el arte no lo contaba, lo transmitía muy en secreto a un hijo o un sobrino; por ello todos estos artes están perdidos, en Cali hay dos o tres espectaculares que solo he visto en fotos”.
Desde hace mucho, Rojas ya está soñando con una segunda parte que llevará por nombre La Parada del Ángel. Además, vislumbra que este tipo de films se conviertan en un género cinematográfico y que otros cineastas puedan inspirarse en sus historias, en las que ha producido Carlos Mera y otros cineastas; para así darle vida a más films que giren en torno a este arte.
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