
La verdad del confinamiento.
Mientras nos confinan, aumenta la pobreza, el desempleo, el hambre, la inseguridad y la violencia en las calles. Dentro de los hogares afloran la violencia intrafamiliar, la depresión y la ansiedad, mientras nuestros gobernantes al encerrarnos, cumplen con las exigencias del foro económico mundial, induciendo a una prisión inteligente para reestructurar el mundo.
En una campaña que infunde terror, los noticieros de las grandes cadenas multinacionales, dedican sus emisiones a generar pánico por la pandemia; más del 90% de los medios de comunicación son parte de la estrategia para agudizar la crisis y poner en marcha un plan que responda a la sinergia: problema, reacción, solución, provocando revueltas, protestas y aglomeraciones justificando así una segunda ola de la pandemia.
Se viene una gran recesión en la economía mundial, la que hace mucho tiempo está por colapsar, entonces qué mejor oportunidad que confinar a la población para acelerar la crisis e implantar un nuevo sistema de esclavización. El mundo cambió y no volverá a ser el mismo. El distanciamiento social, la cárcel inteligente, el miedo, el uso de mascarillas, todo está encaminado a generar caos y enfermarnos cada día más generando miedo y paranoia, la ansiedad y la depresión debido los errores y la corrupción de los gobernantes y a la manipulación de la información.
Los condicionantes que nos hacen vulnerables son la edad, la falta de hidratación, un cuerpo deshidratado enferma; las enfermedades mentales son las que más bajan las defensas, la depresión, la ansiedad, la violencia en las calles, el sedentarismo, el aburrimiento, el desempleo, el celular, el azúcar y la crisis económica y social, nos vuelven altamente vulnerables.
Mejor que la careta y el lavado de manos para prevenir el contagio, es la hidratación, la que se previene ingiriendo por lo menos una cerveza o una copa de vino diaria, acompañada de cinco vasos de agua. La actividad física es lo que más sube las defensas, un deportista se cura fácil sin ir a un hospital. Son también de gran utilidad el ajo, el maní, el jengibre, la cúrcuma, los champiñones, la canela, el aceite de coco, los jugos verdes, la vitaminas D y C, los rayos solares de la mañana son esenciales para absorber la vitamina D. El limón y la naranja, la mandarina, el Kiwi, la sandía, la miel de abeja, los propóleos y el yogur son coadyuvantes para fortalecer el sistema inmunológico. La sopa de caldo de huesos rico en glicina, prolina y lisina, evita la proliferación de virus y bacterias, además ayuda a formar colágeno, proteína que es un componente básico de huesos, tendones, ligamentos, cartílagos y piel.
Ayuda a prevenir el Covid-19, caminar con los pies descalzos, entrar en contacto con los electrones de la tierra, es como tomar antioxidantes, somos organismos vivos que dependemos de la tierra, pisar el suelo directamente sin aislantes mejora el sistema inmunológico, corrige la inflamación crónica y el dolor al liberarnos de la energía estática de los campos electromagnéticos de teléfonos móviles e inalámbricos, ordenadores, WiFi, y otros aparatos eléctricos.
La vida me ha enseñado que si solventamos nuestras emociones, cultivando habilidades como el arte, el deporte, la música y la cultura, nos mejora la calidad de vida, no hay mejor antiviral que la felicidad, un ser feliz, no enferma, la relajación y la tranquilidad suben las defensas, por lo que la tristeza sentida al alejarnos de nuestra familia y amigos nos vuelve más vulnerables, necesitamos de su compañía para apoyarnos creando lazos de fraternidad. No estamos solos, mantenernos unidos es la clave. Dios como fuerza divina de la creación están de nuestro lado y en ayudarnos unos a otros para afrontar la crisis está el cambio positivo que el mundo necesita.
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