
LA RESILIENCIA CAUCANA

Si hay un sustantivo o nombre común que describa totalmente en todos los contextos y vértices la forma de ser de ser de los caucanos de todos los estratos, en relación con la situación social y política que actualmente padecemos por culpa del olvido milenario estatal, negligencia y falta de diálogo absoluto de parte de los de arriba, empezando por el actual presidente y su clon, es RESILIENCIA, entendida como “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE).
Analicemos con cabeza fría y sin perturbaciones de ninguna índole la anterior definición, para demostrar si se cumple a carta cabal, especialmente durante estos diez días en que se está cumpliendo la actual “Minga Social por la Defensa de la vida, el territorio, la democracia, la justicia y la paz”, de parte del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), aclarando que dicha actividad ya había sido planeada con suficiente antelación, informándose plenamente de su realización mediante un cronograma con sus respectivas fechas y lugares de realización, es decir, estábamos avisados, tanto los ciudadanos como las autoridades y lógicamente el Gobierno central, en cabeza del actual presidente, incluso, dentro del cronograma estaba fijada la fecha (día y lugar), para que él apareciera y dialogara con ellos apenas comenzara la minga.
En mi modesta opinión personal, el concepto de la minga, entendida como unidad indígena social y popular de colaboración para conseguir objetivos loables y de convivencia por un bien común, se desdibujó desde el mismo instante en que no hubo diálogo personal y concertado con el representante del pueblo colombiano, el presidente, pues ELLOS QUERÍAN DIALOGAR CON ÉL Y SUS MINISTROS O VOCEROS, dentro de un ambiente de cordialidad y fraternidad, como buenos colombianos, de la misma manera como se dio el proceso de paz en La Habana, cuando en varios años los intermediarios tendieron los puentes, limaron asperezas, se pusieron de acuerdo y por último apareció el presidente Santos, se dieron los abrazos respectivos y firmaron el acuerdo, que hoy es modelo internacional, el cual lo quiere acabar el actual presidente y su clon, con las tales objeciones innecesarias.
A partir de la negativa del presidente, empezaron los indígenas a hacer presión y resistencia para hacerse oír y ya vemos las consecuencias funestas de estos días a la manera de una vorágine con el bloqueo total de la Panamericana desde el pasado martes 12 de marzo, la destrucción parcial de ella y lo peor, la muerte del patrullero de la policía Boris Alexander Benítez Leclerc (q. e. p. d.), junto con siete policías heridos y 26 personas lesionadas, entre indígenas y civiles, denunciándose la presencia de grupos armados infiltrados.
La resiliencia caucana se ha comprobado una vez más durante estos días ante la no aceptación del presidente a visitarnos desde que empezó la minga y así ha sido siempre, con minga o sin minga, y por eso estamos en el ostracismo y el olvido oficial, sin despegar como debe ser.
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