
LA PROFECÍA
Entre dormido y despierto un personaje alado apareció de la nada, era Atenea, figura quimérica de la ciencia Noética. En el delirio de mis sueños profetizó:
“El año del duplo de multiplicas los cinco anillos del Olimpo por el tiempo del primer tercio de la vuelta al sol, antes de la segunda luna llena, un jinete coronado, asolará todos los reinos con su daga de enfermedad y muerte. Será el escarmiento impuesto por Jano, dios de la doble cara y de las puertas abiertas y cerradas; el que mira lo viejo y lo nuevo al mismo tiempo. Al final del invierno y el comienzo del deshielo, vendrá Plutón o Februo; jinete que traerá fiebre y peste entre los súbditos. Luego vendrán días de campañas bélicas de las legiones de Marte, dios de la guerra. Para aplacar la furia del jinete coronado vendrá Afrodita, la “aperire”, diosa de la primavera, guardiana de la naturaleza y las plantas, momento en que los cinco anillos florecen en fertilidad y abundancia. El segundo tercio de la vuelta al sol será en homenaje a los mayores, vendrá Maia a celebrar su festival de la purificación. Para terminar el tercio vendrá Juno, a conciliar la Juventud con la experiencia y logrará el renacimiento de los anillos en libertad para sellar la derrota del jinete coronado…”
Con la ayuda de su inspiración descifré el lenguaje abstruso de la profecía: Los cinco anillos del olimpo, son los cinco continentes: Europa, Asia, América, África y Oceanía. No comprende la Antártida. Ella no hace parte del Olimpo. El año de ocurrencia es el duplo resultante de multiplicar los Cinco anillos por cuatro primeros meses del año, o sea veinte (20). El duplo 2020.
Los dioses del Olimpo, corresponden al nombre de los meses según el calendario romano de Julio César en el 46 a. de. C.
Enero: ofrendado a «Ianuro» o dios Jano, el que abre y cierra puertas. Dios de la doble cara que mira al año viejo y al nuevo y que abre el ciclo solar tras el solsticio de invierno el 21 de diciembre.
Febrero: mes de Plutón, llamado Februo por los etruscos, final del invierno y el comienzo del deshielo. Es la época en que este dios impone su furia con fiebres y pestes. Para acortar su duración, se resolvió dejar a febrero de 28 o 29 días.
Marzo, dedicado a Marte, dios de la guerra, mes de la batalla contra el jinete coronado.
Abril, mes de Afrodita la “aperire” que en lenguajes arcaico significa ‘abrir’ la primavera, la tierra florece, periodo dedicado a la fertilidad, a la abundancia.
Mayo, en homenaje a Maia, diosa romana de los mayores, de la experiencia, en sus días los romanos hacían el festival de la purificación.
Junio en honor a Juno, hermana y esposa de Júpiter, mes de la juventud de donde viene la palabra junior.
Julio, ofrecido a la memoria del emperador Julio César; agosto, al emperador Augusto; septiembre es el séptimo; octubre, octavo; noviembre, noveno; y diciembre, décimo del calendario romano, que tenía sólo diez meses. (Marzo-Diciembre)
Al ser consciente del contexto de la profecía comprendí que entre enero y abril, llegaría un virus a llenar de enfermedad y muerte a los cinco continentes, abriendo y cerrando puertas en las ciudades. El Jinetes coronado es el Virus que origina la pandemia y el confinamiento de enero a abril. Los esclavos, en la profecía, son los subyugados por la política, la economía, la religión y la sociedad de consumo: las cuatro grandes farsas de la humanidad.
En Julio y Agosto meses de los emperadores, es el periodo en que las autoridades impondrán su potestad para recuperar al mundo de la pandemia.
Las palabras de Atenea, con su efecto hechizante, me advierten que todo el universo corresponde a un orden perfecto, regido por un plan de amor, esa y sólo esa energía cósmica, cualquier sea su creencia religiosa es el constructor del universo , por cuya naturaleza impone a los hombres el respeto a la hábitat, a vivir con amor, lealtad, solidaridad y justicia, que a pesar de ser creados a su imagen y semejanza, somos vulnerables, de donde surge la necesidad de tener un mundo más humano, solidario y espiritual.
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