De: Mario Pachajoa Burbano
Desde luego, he estado pensando en cómo podría evitarse tan desastroso desenlace. Y es que los primeros ocupantes de la plaza remodelada serán, imprescindiblemente, la “Foto Agüitas” que es ya una institución; junto al gremio de los lustrabotas, que representa otra tradición; siguiéndoles los jubilados (con “roñosa” y todo) y los vendedores de minutos, que en poco serán una tradición nueva; continuarán los vendedores de cholados, de frutas, mazorca asada y las carretillas de verduras … y hasta la cocina que en estos días viene funcionando en el atrio de la Catedral. Todos ellos con el argumento irrebatible del derecho a trabajar. Cómo evitar que ello suceda? Pienso que convirtiendo a nuestro parque de Caldas en LA PLAZA MAYOR … DE CULTURA. Expliquémonos Mediante una campaña sostenida y efectiva, liderada quizá por la Alcaldía y la Junta Permanente pro Fiestas de Pubenza (que así tendría trabajo para el resto del año) vincular a los medios de expresión, la Universidad, las academias, La Tertulia y, desde luego, a la ciudadanía toda, a encontrarse en ese ámbito cívico tan apropiado para la integración humana. Podríamos pensar, por ejemplo, que los pintores, consagrados o aficionados, plantaran allí sus caballetes con sus lienzos, como en cualquier bulevar de París, y ofrecieran al público la oportunidad de verlos creando sus obras al aire libre y ante la contemplación general, con la posibilidad, claro, de vender allí sus cuadros. Estarían también los estudiantes de Bellas Artes de la Universidad y los del Colegio Mayor. Igualmente se podrían promover exposiciones de obras artesanales, elaboradas en vivo, con su respectiva comercialización. Por supuesto no podrían faltar las tradicionales retretas tocadas por la Banda del Batallón; y conciertos interpretados por los estudiantes del Conservatorio de Música. Habría sitios para exposiciones artísticas, biblioteca, ventas de libros, muestra de colecciones fotográficas, piezas de teatro ambulante, actividades lúdicas de distinto orden, ejercicios aeróbicos en los sábados, danzas, patinaje, la Tertulia, la eterna tertulia, muestras gastronómicas, charlas de historia y …. en fin … todas las expresiones culturales imaginables. Cantantes, grupos musicales, declamadores, poetas, escritores, tendrían igualmente un escenario apropiado para dar a conocer sus talentos. Todo ello, claro está, debidamente programado y profusamente promocionado. Así, los amantes de la cultura tendrían una motivación para ir al parque y de contera salvaríamos a nuestra Plaza Mayor de convertirse en lo que arriba se dijo. Ya se que estoy soñando … ¡Pero bueno es soñar! … ¿Cierto? LA PLAZA MAYOR DE LA CULTURA COMENTARIOS He leído con interés los comentarios sobre La Plaza Mayor de Jaime Vejarano a quien me uno en esta campaña para conservarla tal como está y me permito enviarte mi participación. Había una vez, en Uruguay, una locomotora de carbón, recuerdo viviente de una época grandiosa de ese país, donde el sistema ferroviario fue de vital importancia para su progreso y desarrollo. Los conductores, carboneros, cuidadores de las vías, mecánicos, vendedores de boletos y maleteros que años antes trabajaron para el ferrocarril cuidaban de la estación y de la locomotora sin recibir pago alguno del gobierno que, por indiferente nunca había puesto los ojos en esas reliquias del pasado que gracias a ellos siempre relucían de limpias, pues, cuidaban de ellas como se cuida a unas niñas bonitas y consentidas. Era para ellos un orgullo mantenerlas vivas y las gentes del pueblo iban los fines de semana a visitarlas, como se va a visitar a seres muy queridos. Un día llegó al pueblo una compañía de cine, interesada por la locomotora; habló con funcionarios del gobierno a quienes les ofreció comprarla para llevarla a Hollywood. El gobierno, feliz de recibir un montón de dólares por lo que consideraba un adefesio, la vendió. El pueblo se enteró cuando los nuevos dueños fueron a tomar posesión de ella para llevarla a su lugar de embarque. Los ex funcionarios alegaron que esa locomotora era patrimonio de la nación y que ellos no permitirían que se la llevaran. Los nuevos dueños amenazaron regresar con el ejército para obligarlos a entregarla. Esa noche deciden secuestrar la locomotora, comenzando un viaje en donde informan por donde pasan, que se quieren llevar parte de su patrimonio nacional. La prensa y la televisión comienza a dar reportajes de la odisea que están viviendo los patriotas y poco a poco van consiguiendo apoyo de la ciudadanía. Mientras tanto, el gobierno trata por todos los medios de detenerla y encarcelar a sus operarios, hecho que logran al llegar al final de la carrilera. Pero cuando están listos para llevársela, la carrilera se va llenando de gentes de todas las categorías sociales, muchos con azadones, palas y machetes. Ya el problema de la locomotora ha ocupado sitio preferente en la televisión hasta el punto de dejar de trasmitir los programas habituales para dedicarles las 24 horas del día. Un clamor nacionalista se alza por todas partes y más gente llega a ocupar las vías del tren en una protesta general, a la que por fin el gobierno tiene que ceder. Hoy la locomotora y la estación son dos monumentos nacionales. ¿Será que los habitantes de Popayán tienen que sentarse en la Plaza de Caldas para que no destruyan su patrimonio? ¡Caray! Si sólo con no permitir vehículos en ciertas horas ya la plaza entera se vuelve peatonal, sin necesidad de cambiar nada. Siempre he dicho que el mundo no se pierde por la astucia de los malos, sino por la indiferencia de los buenos. Esa misma indiferencia hizo que en vez de reconstruir las torres medievales de la Capilla de Belén les construyeran esa capillita que es una vergüenza. No estoy seguro, pero creo que la UNESCO dio dinero para su “reconstrucción”, no para que construyeran eso. Y esa indiferencia hizo que destruyeran la estación del ferrocarril, que debía haberse conservado para albergar allí hoy un centro de atracción turístico. Esa misma indiferencia hizo que destruyeran todos los eucaliptos de la avenida del cementerio, con una falta crasa de amor por la naturaleza. Dicen que los eucaliptos estaban enfermos. ¿Han oído decir algo sobre reforestación? ¿No existen audiencias públicas en donde el gobierno ventile sus proyectos y actúe de acuerdo a los intereses de sus ciudadanos? ¿Existe un Departamento de Zonificación que se encargue de supervisar las construcciones que se hagan en la ciudad? Me van a decir que sí, pero son solamente para las nuevas urbanizaciones. Yo hablo de Popayán, que no es sólo el Centro Histórico, sino todo Popayán. Lo que falta es amor por la ciudad y mientras la gente no se eduque, se una y piense de otra manera ese desamor no hay quien lo ataje. Rafael Tobar, saludos.
Amigos:
Jaime Vejarano Varona está proponiendo transformar la Plaza Mayor de Popayán, en la Plaza Mayor de la Cultura. Sería muy bien recibido por residentes de la ciudad Blanca que la propuesta de Jaime Vejarano sea considerada por la administración gubernamental que tiene a su cargo las correspondientes decisiones.
Nuestros agradecimientos a Jaime por participarnos su propuesta.
Cordialmente.
***
Por: Jaime Vejarano Varona
LA PLAZA MAYOR (II)
Al concluir mi artículo anterior sobre la remodelación que se le adelanta al Parque de Caldas, terminaba expresando el temor de que pueda convertirse en un próximo futuro en LA PLAZA MAYOR … DE MERCADO.
Miércoles 18 de febrero, 2009
De: Mario Pachajoa Burbano
Rafael Tobar Gómez, notable escritor caucano, (‘Cuando florezcan los eucaliptos‘) nos ha enviado sus comentarios sobre la propuesta de Jaime Vejarano Varona de convertir la actual Plaza Mayor de Caldas de Popayán, en la Plaza de la Cultura.
Nuestros agradecimientos a Rafael por sus opiniones.
Cordialmente.
PLAZA MAYOR DE LA CULTURA EN POPAYÁN
Por: Rafael Tobar Gómez
Estimado Mario:
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