Las vueltas que da la vida. Y como dijo alguien por allí: “la vida es un carrusel”. Nunca pensaba que íbamos a ser testigos de excepción, mejor dicho testigos afortunados, al observar este jueves 23 de junio del presente año, entre las 12 del día y las dos de la tarde, en nuestras pantallas de TV, en nuestra mágica caja de pandora, los actos protocolarios e históricos en la ciudad de La Habana (Cuba) sobre el fin de la guerra con las Farc, el fin de nuestro conflicto interno, que por más de 50 años asoló y destruyó a nuestro gran país, en todos los sentidos y en los cuatro puntos cardinales, con miles de colombianos asesinados, millones de víctimas y la destrucción de nuestros ecosistemas y parques naturales.
Antes de entrar a opinar sobre la importancia, los pormenores y los detalles más significativos de lo que sucedió este día histórico en La Habana, permítanme amables lectores compartir un recuerdo personal referente a esa primera impresión que se me vino a mi mente cuando estaba observando a los personajes importantes, nacionales e internacionales, que allí estuvieron como invitados y participantes por todo lo alto, pues esa ocasión era única y trascendental en nuestra historia colombiana del presente siglo.
Ustedes se preguntarán, bueno ¿y por qué escribió las vueltas que da la vida? Simplemente porque apenas comencé a observar las imágenes de La Habana en vivo y en directo como ahora dicen, al instante retrocedí a mi infancia cuando era niño allá en mi pueblo del alma, en mi gran Bolívar (Cauca) y recordé esos días aciagos de la violencia, en los momentos en que se rumoraba que los bandoleros (así se llamaban a los guerrilleros), iban a entrar al pueblo y entonces mis padres en forma apresurada cerraban con doble llave las puertas y ventanas, para que no nos pasara nada malo y mientras estábamos dentro de la casa, el miedo nos invadía poco a poco, escuchando solamente el tenue ulular del viento montañero y los lejanos ladridos de los perros que a la distancia avisaban del posible ataque. Es decir que esa idea del miedo la asocié con ellos y ahora, luego de tantos años de vida conviviendo con esos temores, al fin van a terminar con la próxima firma de la paz dentro de seis meses.
Para destacar en mi concepto personal, durante el acto protocolario ya comentado, hay que destacar la participación decisiva de nuestro presidente Santos y Rodrigo Londoño “Timochenko”, junto a los dignatarios Ban Ki-moon, como secretario general de la ONU, lo mismo que el presidente de la Asamblea General y el presidente del Consejo de Seguridad de la misma organización, los dos países acompañantes (Chile y Venezuela), dos enviados especiales (Estados Unidos y la Unión Europea), dos países invitados (El Salvador y República Dominicana), dos países garantes (Cuba y Noruega), en total 11 líderes del mundo.
Y para terminar, son tres los resultados más importantes de lo que sucedió: Acuerdo sobre cese al fuego bilateral y definitivo, garantías de seguridad para los guerrilleros desmovilizados y la aceptación del plebiscito como mecanismo de refrendación, temas que merecen más análisis.
En conclusión, poco a poco vamos saliendo del túnel de la horrible noche y ya se respira un ambiente más tranquilo de paz. Como dijo por allí un ciudadano colombiano: “ya casi es la paz”, Pepe Mujica: “Con la paz, me parece que los dioses iluminaron a Colombia” y Raúl Castro: “El proceso de paz, no tiene vuelta atrás”.
Comentarios Cerrados.
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