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Por: EL ESPECTADOR
Edwin Legarda, esposo de la líder indígena Aída Quilcué, murió por tres impactos de bala que le propinaron soldados de la III División del Ejército, con sede en Cali.
Foto: Bernardo Certuche
Edwin Legarda, esposo de la líder indígena Aída Quilcué, murió por tres impactos de bala que le propinaron soldados de la III División del Ejército, con sede en Cali.

En la vía Inzá-Totoró (Cauca), los soldados del Batallón José Hilario López, que dispararon contra el carro de Legarda, según el Ministro de Defensa, fueron retenidos por la guardia indígena.
“No podemos más que expresar nuestra indignación y rechazo a tan alevosa acción, máxime viniendo de instituciones que tienen la misión y obligación de proteger a los ciudadanos”. Con esta certera frase, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACÍN) censuraron la muerte de Edwin Legarda, esposo de la líder indígena Aida Quilcué, que se desplazaba por la vía Inzá-Totoró (Cauca) en horas de la madrugada de ayer cuando el carro, según denunciaron los mismos indígenas, recibió 17 impactos de bala.
El cuerpo de Legarda recibió tres disparos y fue trasladado al Hospital San José de Popayán, en donde murió luego de ser sometido a una intervención quirúrgica. En un principio, el presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) , Luis Evelis Andrade, manifestó que ignoraba el origen del ataque. Sin embargo, testimonios de personas que presenciaron lo ocurrido dieron a conocer que los autores, posiblemente, eran integrantes de las Fuerzas Militares.
La denuncia llegó pronto a oídos del Alto Gobierno. Unas horas más tarde, Juan Manuel Santos convocó a una rueda de prensa urgente en el Ministerio de Defensa, en la que divulgó que se había establecido que “tropas del Batallón José Hilario López, pertenecientes a la III División del Ejército, dispararon al automóvil que conducía el señor Legarda, sin que hasta el momento haya suficiente claridad sobre cómo ocurrieron los hechos”. “Los soldados se confundieron e, infortunadamente, dispararon”, expresó el general Justo Eliseo Peña, comandante de la III División.
El ministro Santos agregó que les había solicitado tanto a la Fiscalía como a la Procuraduría adelantar las investigaciones penales y disciplinarias pertinentes. De igual forma, señaló que su cartera se puso en contacto con la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con el fin de que ésta supervisara las indagaciones, y que tal oficina ya había enviado una comisión al área. Los indígenas, sin embargo, no dudaron en calificar de “brutal” esta acción militar, al conocer que los tiros entraron por el frente y el costado del automóvil.
Al cierre de esta edición, voceros de los indígenas en el Cauca habían convocado a una concentración para analizar el caso y reclamar formalmente al Gobierno Nacional por este hecho. La esposa de Legarda expresó que podía ser un atentado contra ella, pero el mando castrense refutó esta afirmación.
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