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La muerte del joven mosquera es la realidad de la violencia

El sábado 11 septiembre, 2021 a las 9:08 am

La muerte del joven mosquera es la realidad de la violencia

¿Qué pasó con el hombre que se posó en la Luna?

Miguel Borja, indica como la violencia tiene una geografía determinada, y como en ella se repiten acciones en tiempos diferentes por cuanto las causas siguen siendo las mismas, en Popayán entre el barrio Santa Inés, La Loma de Cartagena y La Pamba, siempre mueren personas que protestan en y desde sus diferentes campos; el filósofo Lucho Calderón, el periodista Manolo Martínez, el excontralor German Amador, la líder Laura Simmons, Tuto González, ahora Esteban Mosquera, para hacer referencia a los más recientes.

A Lucho Calderón, organizador de la Coordinadora de Asentamientos, lo asesinan por defender la posibilidad de vivienda de los pobres después del terremoto, a Manolo Martínez, lo matan para callar su programa de radio y su periódico desde donde hacia señalamientos por hechos ocurridos en determinados establecimientos públicos, a German Amador, lo asesinaron por su actividad política, a Laura Simmons no le toleraron su defensa de los Derechos Humanos, y ahora a Esteban Mosquera, no le perdonaron haber perdido un ojo en las protestas anteriores.

Da grima el silencio o la tergiversación de cómo algunos medios de comunicación se prestan para cada vez que se asesina a alguien en el Cauca, se vuelven cómplices de la manida costumbre de pretender echar cortinas de humo sobre los graves hechos, siempre convirtiendo o relacionando a las victimas con situaciones delictivas o de otra índole para distraer la realidad de la violencia, comodidad cobarde.

Estos hechos, se suman a los cientos de crímenes ocurridos en todas las regiones del departamento, y se repetirán porque las investigaciones no pasan de ser simples mecanismos de distracción, que se pierden en el olvido del tiempo, sano seria si la Fiscalía y las entidades de investigación del estado mostrarán resultados contundentes y concretos, pero nada de eso se ve en el Cauca.

El dolor de los cientos de familias que pierden sus jóvenes en esta confusión de actores y de acciones indiscriminadas, va creando una conciencia de resentimiento y de desesperanza, así como un grave ambiente propicio a la criminalidad que hará difícil la construcción de un futuro apenas normal en el Cauca, más grave aún si son ciertas las informaciones conforme a las cuales, se distribuyen miles de armas en todo el territorio.

Los pronunciamientos del señor José Luis Diago, Rector de la Universidad del Cauca, del señor Elías Larrahondo, gobernador del Departamento, del doctor Juan Carlos López, alcalde de la ciudad, del senador Temístocles Ortega, del representante Carlos Julio Bonilla, reprochando el asesinato del estudiante, se convierten en principio de la dolorosa cadena de protesta que sigue agobiando esta región, si se juntan la voz de la academia, de las autoridades locales, de la dirección política, y las velas de los estudiantes y de la ciudadanía, es contundente la manifestación de alerta que esta circunstancia tiene en la mente y en el sentimiento caucano.

Estos tempranos pronunciamientos, no pueden quedarse en el límite del momento, del impacto que produce la noticia, son líderes en sus respectivas actividades, pero también es necesaria una actitud de acompañamiento de la ciudadanía a estas manifestaciones, quedarse en la comodidad de echar culpas y no hacer algo por la paz del Cauca, es una posición indolente.

Desde esta línea de pensamiento, se convoca a un pacto de paz, de solidaridad, de respeto por esta tierra que heredamos con el compromiso de mejorar sus condiciones para las generaciones futuras, desde el punto de vista que se quiera mirar, hubo en las generaciones anteriores esta preocupación por lo tanto es una responsabilidad que nos acompaña y que obliga actuar con valentía.

En estas circunstancias siempre vendrá a la memoria el poema del pastor Martin Niemoller, en algunas épocas atribuido a Bertolt Brecht, por la similitud ideológica, pronunciado en la Semana Santa de 1.946 en Kaiserslautern, Alemania, nombrado como: “Ellos vinieron…” también conocido como “Los indierentes”, narración poética de cómo no hay preocupación porque se cree el asunto de la persecución es con los otros, hasta cuando fueron por él y no había nadie quien protestará. AYER VOVIO LA MUERTE EN UN PROFESIONAL DE LA SALUD. Coincide la línea geográfica de los acontecimientos, en pleno centro de la ciudad. Cuando este escrito se publique, se quedará por fuera el ultimo difunto.

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