
Foto: Vida, esperanza y verdad
Hombres de fe

En todo acto bueno, por simple que parezca, habita Dios.
Proverbio Español
Recordemos que nadie nace feliz o infeliz, hasta ahora no se conoce el gen de la felicidad. Además, es un valor que no se hereda, hay que ganárselo a través de la vida. En mi tierra natal, urge y se necesita alguien de fe que nos haga creer que es posible.
En el municipio de Inzá, la pretensión de lograr la felicidad, es decir, alcanzar una especie de bienestar colectivo ha sido la premisa política de muchos. Sin embargo, todas han quedado en discursos y utopías. Tengo presente estas premisas desde que era un chiquillo, porque siempre llegaron a mi bello Pedregal con esas consignas y solo quedaron depositadas en las piedras que aún adornan o entorpecen los caminos. Parece que en ese ir y venir perdimos la fe, y nos hemos ido sumiendo en una angustia existencial.
Creo que, de allí, nace nuestro fracaso como sociedad y municipio. Quizás, la ausencia de valores, el irrespeto por la vida, la familia y la autoridad, el mal uso del tiempo libre, el no aprovechar el potencial de nuestros recursos turísticos, el desconocer lo hermoso de nuestra multiculturalidad y el valor de la educación. Parece que la fuerza transformadora de nuestras gentes se agrieta cada vez más.
A pesar de la realidad que viven nuestros territorios, nada está perdido, parece que, por fin, un hombre de fe pretende enseñarnos el valor del trabajo en equipo, la fuerza de región, formular proyectos realizables, medibles y evaluables. Un individuo capaz de motivar desde la creatividad y el ingenio con un pensamiento serio y progresista que, sin pretensiones, sin egos, sin sectarismos, sin fantasías puede ubicarnos en el camino correcto y confeccionar un Inzá como territorio de paz, progreso y felicidad. Dejando a un lado su ministerio, desea entregarse al servicio del pueblo, una misión evangelizadora más compleja, porque necesita de todos los saberes, fuerzas, ideas para alcanzarlo.
Pronto llegará el momento de elegir. Por ahora elijo la esperanza, el progreso, la felicidad, porque tengo fe al igual que los habitantes del municipio de Inzá en sus gentes sencillas y honestas, en sus ideas de cambio, en sus tierras fértiles, en sus culturas ancestrales que nos enseñan el valor de la vida y la naturaleza, en sus familias que esperan por una transformación social, en sus jóvenes, que a pesar de la guerra siguen soñando con un mejor territorio, en sus niños, que juegan confiados en las capacidades y calidad de sus maestros, en sus adultos que pretenden construir una sociedad justa y en paz para sus hijos.
Podemos concluir que, junto al Padre Johnaimer estamos seguros de alcanzar ese estado de bienestar y felicidad que tanto merece el municipio de Inzá. Lo aseguró, porque su vida ha sido una constante premisa la idea de acción/testimonio. Su caminar en la fe por las comunidades ha dejado huella, su experiencia vivida en todos los territorios es atestiguada por su capacidad de gestión y ejecución.
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