Habitantes de la Urbanización Valle del Ortigal, de Popayán, reclaman atención oficial

Richar Vidal
Corresponsal Proclama del Cauca
Popayán
Disputas por convivencia, dificultades con el alcantarillado y los malos olores producidos por las aguas negras provenientes del sector Los Faroles, posible construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales a solo unos metros de las primeras casas y hasta el brote de pandillas que han empezado a operar en la Urbanización Valle del Ortigal de Popayán, son algunos de los problemas que denunció a través de Proclama del Cauca el señor Dagoberto González, presidente de la Junta de Acción Comunal del Sector Dos.
González dijo que cuando se entregaron las casas el Gobierno no había solucionado todos los inconvenientes para hacerlas perfectamente habitables. Vale recordar que el barrio consta de 1.644 unidades habitacionales entregadas tan solo hace un año a grupos familiares en condición de vulnerabilidad. “Además nos preocupa la situación de los abuelos del barrio, porque no cuentan con un subsidio, por lo cual requieren gestiones para que les lleguen recursos para una subsistencia digna”, afirmó el dirigente cívico.
En estas circunstancias, la Secretaría de Salud sostuvo que son asuntos que debe manejar la Unidad de Víctimas, entidad que a su vez afirma que ya tiene una base de datos consolidada para empezar a actuar. Dagoberto González al respecto asegura que los organismos mencionados se descargan responsabilidades unos a otros, sin ofrecer finalmente solución alguna.
Frente a estas necesidades que padecen los moradores de la Urbanización Valle del Ortigal se reclama la atención de las actuales administraciones y una inclusión en las agendas de trabajo y planes de gobierno de las futuras dirigencias municipales y departamentales. “Se debe tener en cuenta que no contamos con hospital, CAI, colegios, casa de justicia, jardín infantil, zona comercial, entre otras carencias”, dijo el presidente de la junta.
Y que me dice de quienes cubrieron la guerra en n el Cauca entre el 2000 y el 2010, esos periodistas como Adolfo Mejia, Gustavo Molina, Bernardo cartuche o Fredy calvahe, eran a otro nivel verdadero reporteros de guerra, que estuvieron. En medio de tantos combates y tomas guerrilleras y nunca nadie les reconoció su arrojo y valentía