
Por: Santiago Zambrano Simmonds / zambrano_santiago@hotmail.com
Hechos:
- En el Departamento del Cauca el 60% de la población vive en el sector rural y es el departamento con el mayor índice de miseria junto al Chocó.
- Hasta no hace muchos años la mayoría de la población de Colombia estaba ubicada en el sector rural, quiere decir esto que culturalmente la mayoría, así vivamos en las ciudades, tenemos un fuerte ancestro campesino, son nuestras raíces.
- La guerrilla colombiana, el paramilitarismo, el narcotráfico y los mayores fenómenos de ingobernabilidad tienen sus orígenes en el sector rural.
- Desde que empezó la apertura a principios de 1990 las políticas realizadas por los gobiernos en vez de mejorar la situación del campo lo que han hecho es aumentar la brecha entre el sector rural y el urbano: Entre otros, se resalta que en 2003 la tasa de pobreza rural era 1.9 veces la urbana, en 2014 es 3.2; más del 80% del empleo rural es informal y el 60% de su población no tiene acceso al agua potable; la población urbana mayor de 15 años, tiene al menos 9 años de escolaridad, en la rural es de apenas 5.1; los peores resultados en los pruebas Saber son en su mayoría colegios ubicados en esas zonas, etc., etc.
Colombia es un país cada vez más interdependiente, incluso para darle de comer a su propia población, lo cual la hace vulnerable a los vaivenes de la economía global, a eventos catastróficos en otras latitudes e incluso en caso de guerra.
Hoy se importan aproximadamente 11.5 millones de toneladas de alimentos, hace 26 años producíamos la suficiente comida para todos.
Desde ese entonces ningún gobierno, y menos el Congreso de la República, han tratado de solucionar de fondo el tema agrario. Reconozco que se han firmado leyes paliativas pero ninguna con la suficiente articulación y fortaleza para solucionar la problemática social que se ha ido generando.
Con estadísticas traídas de extramuros han convencido a la población sobre la conveniencia de firmar tratados de libre comercio sin tener en cuenta el sector rural, y peor aún, en muchos casos a sabiendas de las fatales consecuencias, han upado su firma para beneficio personal o del grupo económico de su interés, obrando como miserables “vende patrias”. Es claro que a falta de representación en esas esferas de poder, los campesinos han sido el “trompo de poner” en dichas negociaciones.
La Constitución del 91 le otorgó a la población la posibilidad de hacer leyes a través de referendos populares.
Propósitos del referendo: Entre otros los siguientes:
- Proteger y fomentar la producción y el trabajo nacional agropecuario.
- Renegociar y si es del caso terminar algunos de los TLC que atentan contra la agroindustria y el sector rural campesino.
- Que se promulgue una ley de Agricultura Familiar que garantice el derecho a una vida digna de todos los campesinos independientemente de su etnia.
- Garantizar realmente el acceso al crédito de todo el campesinado.
- Limitar la compra de tierra por parte de los extranjeros y que los nacionales la exploten productivamente.
Algunos lectores se preguntarán ¿Qué hay que hacer?, pues bien para apoyar ésta iniciativa popular, todos los colombianos podemos firmar. Se necesitan más de tres millones de firmas para que una vez revisadas y verificadas por la Registraduría haga trámite en el Congreso y finalmente se convierta en ley.
Enhorabuena a las organizaciones sociales que tuvieron ésta iniciativa, eso sí, considero que las probabilidades de éxito serán mayores en la medida que no tengan ningún tinte partidista ni caudillismo político.
Apoyar el referendo es tener un gesto de solidaridad con nuestros campesinos, es una real apuesta al país, a la paz nacional, a nuestra tranquilidad y finalmente es también una demostración de la fortaleza que puede tener la sociedad civil cuando se organiza.
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