Da risa recordar que los cachacos odiaban a García Márquez por mamerto y porque de a poco se iba imponiendo sin permiso. Estábamos acostumbrados a los poemas melosos, a los dramas lloriqueantes, a la prosa cargada. Nos habían amaestrado para una literatura cargada de lugares comunes, para una prosa endecasílaba. Rivera, asesino de fauna en […]