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Español correcto

El viernes 4 mayo, 2012 a las 7:40 am


Presidenta es un vocablo antiguo

Por Jairo Cala Otero

Periodista autónomo / Conferencista

La palabra presidenta tiene 113 años de uso. Se la encuentra documentada en diversos escritos, por lo menos desde el siglo XVII, aunque apareció en el Diccionario de la Real Academia Española -RAE- en 1899 con los significados de ‘la que preside’ y el sentido coloquial de ‘mujer del presidente’; desde 1992 figura con los significados adicionales de ‘presidente, cabeza de un gobierno, consejo, tribunal, junta, sociedad, etc.’; y ‘presidente, jefa del Estado’.

Sin embargo, por desinformación, o por desactualización en asuntos relacionados con la evolución del idioma muchos hispanohablantes se «escandalizan», y hasta rasgan sus vestiduras, cuando escuchan y leen la palabra presidenta en los medios de comunicación. Dicen que ella no debe usarse, y hasta llegan a atacar con epítetos ofensivos a quienes la emplean para referirse a las mujeres que presiden algún estamento, aunque sea su propio hogar.

Así, por ejemplo, lo hace un mexicano que dice ser licenciado en Literatura y Español. Según él, el vocablo presidenta es incorrecto. Y para censurarlo -hasta pide no usarlo dizque ¡para no ser incultos!- hace un análisis traído de los cabellos, que ni vale la pena citarlo, porque eso significaría hacerle el juego a su tesis, con la cual desorienta a las personas ávidas de saber cómo se aplica el femenino de presidente.

No parece haberle servido de mucho tanto «estudio» al crítico. Escribe, además, con soberbia; su estilo es impositivo y maltrata a los demás llamándolos ignorantes. ¿Será él una eminencia exenta de errores? ¿Será infalible como Dios? El tal «licenciado», por lo demás, se introduce en argumentaciones carentes de sustento lingüístico al hacer comparaciones con locuciones que nada tienen qué ver con el uso de género en asuntos idiomáticos. Para contradecir a quienes usan el término presidenta, el «manito» hace una analogía al poner como ejemplos que, entonces, deberá también decirse y escribirse: «besitas», como femenino de besitos; «saludas», como femenino de saludos; y añade que no se debe decir licenciado en castellano, sino en «castellana»; ni licenciado en literatura, sino en «literaturo», en una alusión egocéntrica a su título académico. ¡Una fanfarronería con rustiquez incluida!

Y, luego, remata advirtiendo que un mal ejemplo sería decir: «La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también atacanta, y la velaron en la capilla ardienta ahí existente».

Comparar la aplicación de femeninos en sustantivos y adjetivos que lo admiten con los que no los tienen, es una ocurrencia insulsa. Desconoce el «licenciado», por lo que se nota, la existencia de los vocablos ambivalentes, es decir, que se usan con sentido masculino y femenino: paciente, estudiante, adolescente, sufriente, integrante, ardiente que él, ingenuamente, cita en su ejemplo.

Se infiere de semejante «tesis» que el señor del país de sombrero de ala ancha ignora la normativa lingüística existente en español. Y borra de un plumazo (¿O de un tequilazo?) lo que preceptúa la Real Academia Española -RAE- en su Diccionario panhispánico de dudas, sobre la materia que nos ocupa. Veamos:

«Presidente. ‘Persona que preside algo’ y, en una república, ‘jefe del Estado’. Por su terminación, puede funcionar como común en cuanto al género (el/la presidente): «La designación de la presidente interina logró aplacar la tensión» (Clarín [Argentina]). Pero el uso mayoritario ha consolidado el femenino específico presidenta: «Tatiana, la presidenta del Comité, no le dejaba el menor espacio» (Álvarez Gil – Naufragios [Cuba – 2002])».

Las lenguas son cambiantes, mutan de manera constante. Se forman por el arraigo que las palabras tienen entre los hablantes. Lo que hace la RAE no es inventar vocablos sino incorporarlos a las nuevas ediciones de su Diccionario, a medida que esas palabras cobran fuerza por su uso; y tras verificarse que tengan asidero lingüístico.

Luego queda claro que los dos vocablos pueden usarse sin temor alguno: presidente o presidenta. Es asunto de estilo. Pero no es cierta la «cátedra» soberbia de aquel mexicano.

Así que sigamos escribiendo y diciendo, sin ningún complejo de culpa, por ejemplo:

«La presidenta de la ‘Asociación de deslenguados’ se opuso hoy a que la llamen como si fuese un hombre».

«Hay presidentes que producen dislates, así como hay presidentas de faldas bien puestas».

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Escriben los lectores

Me encanta el contenido de sus correos. Como siempre, espero seguir recibiéndolos. Me da hasta vergüenza equivocarme, por esta razón espero pronto más de sus anotaciones.

Cordial saludo.

Alexander Restrepo Vargas

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Hola, Jairo.

Gracias por compartir sus conocimientos, y por ayudarnos en nuestra redacción.

Un abrazo.

Rafael Castillo

Periodista de El Heraldo – Barranquilla

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Profesor Cala, buenos días.

Sigo atentamente sus recomendaciones ortográficas y de redacción, porque me interesa hablar lo mejor posible nuestro idioma.

Agradezco mantenerme informado al respecto.

Cordial saludo,

Carlos Humberto Guarín Gallego

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Señor Cala:

Todos sus correos son de una gran ayuda en nuestro trabajo. No deja uno de sentirse intimidado de escribirle por aquello de caer en algún error gramatical. Pero, de todas maneras, estoy muy agradecido por sus valiosas enseñanzas del idioma.

Reciba un cordial saludo,

Carlos González S.

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Muy buenos sus informes. Por favor, siga enviándolos; y adelante con su buena labor.

Un abrazo.

Edwin Bernardo Rivera Gómez

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He visto su publicación y he decirle que le felicito. Ahora estoy haciendo parte de un grupo denominado Tertulia. A él pertenecemos personas provenientes de todo el mundo, preferentemente del mundo hispano y el cual me ha abierto sus puertas para desarrollar iniciativas interesantes; tenemos la oportunidad de exponer temáticas como la que usted plantea. Es así que allí llevaré su escrito y repartiré copias, y es donde va usted a patentizar las bondades que nos provee el mundo cibernético.

Querido amigo: sea oportunidad para saludarle y brindarle mi voz de aliento, que su actividad periodística siga sirviendo a los santandereanos y colombianos, en fin, al mundo. Y que este año logre motivar con sus escritos a la gente para ser mejores.

Cordial saludo a los colegas y amigos.

Estaremos en contacto.

Con aprecio,

Manuel Antolinez

Colombiano residente en EE. UU.

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¡Felicitaciones, Jairo!

Sabe que me encanta como escribe,  me da como  temorcito escribirle por la autoridad idiomática que posee.

Mil felicitaciones, me alegra enormemente que esté escribiendo y, sobre todo, que mucha gente lo esté leyendo.

Luz María Pinto

Abogada – Bucaramanga

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Si un documento va a redactar

y con dificultades tropieza

no se afane al intentar,

yo le sirvo con presteza.

 

Hace mucho que yo trato

los asuntos del idioma;

las palabras, cual retrato,

a mi mente pronto asoman.

 

Es fácil que yo le sirva

en esa tarea tan dura,

solo ponga usted la firma

donde pongo mi escritura.

 

Cartas, discursos, informes

y otros muy parecidos,

yo le redacto conforme

a sus muchos cometidos.

 

Pero un gran favor le pido:

no me pregunte si cobro.

Para no echarlo yo al olvido,

reconozca usted mi logro.

 

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Español Correcto

El viernes 13 abril, 2012 a las 5:23 pm


Madriguera Idiomática
Por Jairo Cala Otero

“Con la compra de un carro viejo estafaron a la Universidad Industrial”: Título aparecido hace varios meses, en un periódico conservador de la capital de Santander. Aunque no acusa imprecisiones gramaticales, el sentido sí está desviado. A la UIS, – según la información exacta – se la estafó con la venta de un carro viejo, no con la compra. Porque fue el vendedor quien provocó el timo contra los recursos de la universidad, no ella.

“El día 3 del presente mes de octubre…”.Redundante oración, que es de uso frecuente. Es innecesario citar el nombre del mes si ya se ha dicho «del presente mes». Aunque, a decir verdad, es mejor la forma: “El 03 de octubre” (sin la palabra ‘día’). Porque ahí hay otra redundancia. Esa misma fórmula es válida para referencias al año. No es necesario decir: “El 03 de octubre del presente año de 2012”. Lo preciso es directamente: “El 03 de octubre de 2012”. A propósito de los nombres de los meses, estos se escriben con minúscula, siempre. Aunque hay tercos que dicen: “Es que para mí los meses tienen gran importancia”. La norma no hace disquisiciones sobre “la importancia” de los meses ni de los días.

“…justicia, seguridad social y sobre todo empleo, que es el gran flagelo…”. En esta expresión, tomada de una oración larga, pronunciada en una estación radial por un periodista, apenas hay una incorrección idiomática. La otra es una mentira. Se afirma que “el empleo es el gran flagelo” del país. No es así. El gran flagelo social es el desempleo. Porque empleo es lo que se requiere por “cantidades industriales”, para solucionar tan preocupante encrucijada que enfrentan varios millones de compatriotas que carecen de un puesto laboral. Y segundo, entre la conjunción ye (y) y el vocablo ‘empleo’ debieron escribirse comas, porque ‘sobre todo’ es un inciso en esa oración.

“Este es el teléfono de la jefe de prensa que se llama Catalina Hoyos es 005- 521-310752… ella les pasa de una a la Ministra”.¡Concurso de barbaridades aquí! Vamos por partes. Quien redactó este mensaje escribe como habla, y se nota que habla mal. Lo indicado es escribir muchísimo mejor que como se habla. Aunque hay quienes tienen la destreza de hablar y escribir estupendamente. 1. Lo que suministraba no era el teléfono sino su número telefónico. 2. Luego, aunque la norma admite el sustantivo ‘jefe’ antecedido del artículo ‘la’, lo ideal es decir ‘la jefa’ para que haya concordancia de género (artículo y sustantivo en femenino). 3. Después, faltó una coma enseguida de ‘prensa’; y sobró la conjunción ‘que’. Como está escrito se indica que además de Catalina hay otras jefas de prensa. 4. Y enseguida de Hoyos sobró repetir el verbo ‘es’; 5. En cambio, después de ‘es’ hicieron falta los dos puntos, puesto que se está anunciando algo. 6. Al terminar el número, debió ponerse punto. 7. Y aunque la jefa de prensa sea muy eficiente, es bueno que pase a la ministra “de una vez”, en vez de pasarla “de una”. Es decir, que no se corte la oración. La jerga de la calle es para allá, pues allá nació; no tiene normativas lingüísticas. Pero en los medios de comunicación, las amputaciones no son precisas.

“Dicha solicitud, de ser fallada en contra del sindicado, tendría además de la privacidad de su libertad, una sanción que va de 200 a 500 salarios mensuales legales vigentes”.El redactor que esta oración construyó posiblemente sea muy privado en sus actos. Tanto que le metió “privacidad”a la privación de la libertad de alguien en líos judiciales. Y con ese error generó otro: una cacofonía inútil (privacidad-libertad). ¡Imagínense lo que pasaría si existiese norma alguna que prive de la libertad, o aplique unos cuantos salarios de multa a los atropelladores del idioma! Pero hay más: no es la solicitud hecha la que recibirá una sanción monetaria, como se entiende en esta oración; es una persona indiciada de un delito.

“En la obra de estabilización se desarrollan rellenos para encausar las aguas lluvia”.¡Insólito es el mundo judicial! Esta oración lo que anuncia es que le van a seguir un juicio penal a las aguas lluvias. Seguramente sea porque provocan deslizamientos de tierra, y con ellas, la muerte de personas. El error se produce por una pequeñez (pero no por eso sin importancia): la ortografía. El verbo ‘encausar’, escrito con ese (s) significa ‘adelantar un juicio jurídico contra alguien’. Mientras que el verbo ‘encauzar’, escrito con zeta (z), significa ‘encerrar en un cauce una corriente o darle dirección por él; también, encaminar, dirigir por buen camino un asunto, una discusión’. Y, por último, hay una discordancia en la misma expresión: “aguas lluvia”. Debió escribirse: “Aguas lluvias”, ambos vocablos en plural.

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CURSO DE REDACCIÓN POR CORREO

Un curso básico de redacción está ahora a su alcance. Se trata de un programa sencillo, práctico y útil que podrá ser seguido regularmente sin asistir a aulas de clase, ni replantear horarios dedicados a otras actividades. Usted planifica su tiempo de estudio frente a la pantalla de su computadora.

El programa está concebido como una herramienta práctica, que dota de capacidades reales a las personas para concebir y redactar documentos. Su esencia es la normativa gramatical, base ineludible para redactar bien cualquier texto.

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ESCRIBEN LOS LECTORES

Apreciado Sr. Cala, agradezco que se haya tomado el interés de contestar mi correo, en donde expreso mis inquietudes sobre el ejercicio del idioma, que tanto nos interesa. Sea la oportunidad para felicitarlo y desearle muchos éxitos en el noble ejercicio periodístico.

Cordialmente,

Gabriel Ángel Páez.

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Jairo, buenos días.

Muchas gracias por sus mensajes. Pienso que el trabajo que haces es necesario. En particular, me agrada la idea de eliminar la agresividad de la comunicación escrita.

Pienso que esa agresividad será posible disminuirla en la medida en que lo hagamos en la comunicación oral; es sorprendente escuchar a un grupo de 3 o 4 personas (con frecuencia profesionales) cómo en “broma” se agreden y agreden al que está ausente.

Creo que es la cultura china la que considera que en cada broma hay algo de verdad. Además, es curioso cómo en nuestro medio los amigos o colegas no se atreven a decirte lo que piensan de ti de una manera serena, sin antes “echar” un chistecito (con frecuencia desgastado por el uso). No menos incómodo es que mientras te “echan” el chistecito y tratan de decirte lo que pueden decir, te cogen el hombro y manipulan las manos como si estuvieran en la plaza.

Bueno, es mi parecer; espero que mis comentarios te den tema de análisis.

Jairo, te deseo un trabajo creativo en este camino.

Jairo Garavito

Bucaramanga

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Señor

Jairo Cala O.

Interesantes sus enseñanzas.

Muchas felicitaciones por enseñarnos la manera más correcta de expresar y redactar nuestras ideas, así usted contribuye con la paz y la armonía entre los colombianos, porque dejamos de agredirnos cuando logramos buena comunicación.

Cordial saludo,

Abelardo Santos Serrano

Profesional en gestión empresarial

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Agradezco a usted el artículo enviado a mi correo electrónico, el cual me es de gran utilidad para mejorar cada día mi vocabulario.

Felicitaciones por tan maravillosa idea.

Orlando Jerez Porras

Palmas El Dorado Ltda.

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¿Sabe?, me gusta como escribe, tiene ese gran don de la palabra, tan escaso por estas épocas.

Luz María Pinto Lozano

Abogada

Bucaramanga

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Gracias, don Jairo, por sus anotaciones. Muy amable.

Raúl.

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Es formidable que alguien aún se preocupe por nuestra mancillada lengua castellana.

Lo felicito, y espero contar con sus informes periódicamente, para que divulguen el buen uso del idioma más bello del mundo.

Atentamente,

Giovany Gil

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No se dice…

NO SE DICE:Al interior de…

SE DICE: En, dentro de.

NO SE DICE:Bebida energizante.

SE DICE: Bebida energética,

NO SE DICE:«Cangrejiada».

SE DICE: Reculada (Reversar o echar atrás una decisión).

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Español correcto

El viernes 2 marzo, 2012 a las 8:10 am
Hay malhablados por doquier. ¡Habrá remedio!
Por Jairo Cala Otero
Periodista cultor del español
A una de mis cuentas de correo electrónico ingresó, un sábado de febrero, un mensaje que decía: «Estoy en una conferencia con un corresponsal de la Agencia EFE. Acaba de decir: ‘Habemos periodistas que investigamos…’. Yo estoy sorprendida. ¿Ya se puede decir ‘habemos’?».
Entonces, le respondí lo pertinente a la remitente del mensaje, no sin antes preguntar quién era aquel que de tal forma maltrata el español. La periodista que se comunicaba conmigo, una boyacense que ocho días antes había participado en uno de mis talleres sobre el arte de escribir, en la ciudad de Tunja, me respondió con un mensaje de texto a mi celular, y me suministró el nombre del malhablado representante de aquella agencia española de noticias. (No lo revelo aquí, para no incomodar al «protagonista»).
Y en aquel mismo mensaje de texto ella preguntaba: «A propósito, ¿es válido decir ‘hay conmigo’, para remplazar el famoso ‘habemos’?».
Cuando me hubo pasado el escalofrío emocional, busqué en mis archivos un boletín del español correcto, contentivo de explicación pedagógica sobre el funcionamiento del verbo haber, y se lo transmití a la inquieta periodista tunjana.
Aquel periodista, oriundo de Colombia y residente en Bogotá, había sido contratado por una entidad gubernamental de la capital boyacense, para impartir una conferencia sobre un tema inherente a la labor informativa. ¡Pero allí cogió a puntapiés, sin asomo de sonrojo alguno, esta belleza lingüística: el español!
Para refrescar ese asunto, con el que muchos tropiezan y caen de bruces hasta dejar su lengua pegada al suelo (y su imagen en las nebulosas), reitero que aquella expresión del corresponsal de EFE («Habemos periodistas que investigamos…») no solo es incorrecta, sino chambona, arcaica y deslucida. Su sentido semántico, además, produce un enorme choque frente a lo que el hablante quiso afirmar. Porque no es muy creíble que haya periodistas que investiguen lo suficiente; si así fuera, también incluirían en ese proceso una minuciosa «investigación» sobre cómo funciona su elemental herramienta de trabajo de todos los días: el español, las palabras, sus usos, sus estructuras…
¿Cómo debió decir el corresponsal de la Agencia EFE? «Hay periodistas que investigamos…». No importa qué investiguen, pero esa es la expresión correcta. Aunque, repito, sobre este tema muchos no investiguen nada.
¿Y por qué se usa la forma hay del verbo haber en casos como el citado aquí? Porque ese verbo es impersonal, y también es auxiliar.
Veamos la función primera, impersonal:
‘La tercera persona del singular del presente de indicativo, en lugar de ha, adopta la forma especial hay.
‘La primera persona del plural del presente de indicativo es hemos, y no la arcaica habemos, cuyo uso en la formación de los tiempos compuestos es hoy un vulgarismo propio del habla popular. También es propio del habla popular el uso de habemos con el sentido de ‘somos o estamos’. Solo es normal hoy en la lengua culta el uso de habemos en el caso de la locución coloquial habérselas con alguien o algo. Asimismo, hoy son ajenas a la norma culta las formas de presente de subjuntivo haiga, haigas, etc., en lugar de haya, hayas, etcétera’. (Cita del Diccionario panhispánico de dudas).
Ahora bien. Recordemos que la periodista que pilló la metedura de pata del corresponsal extranjero, preguntó si el giro «Hay conmigo» es correcto, para obviar el uso del error ya comentado. ¡No, no, no! Ese es un esperpento acuñado por los legos, con la creencia –y, seguramente, sana intención, pero inválida- de que el pronombre personal ‘conmigo’, que es forma de la primera persona , precedida de la preposición con, salva o sustituye al horroroso habemos. En esos casos, debe decirse somos tantos. Ejemplo: «Aquí, en mi casa, somos cinco personas», en vez de «Aquí, en mi casa, hay conmigo cinco personas», que es un error.
Como verbo auxiliar, haber es el principal verbo de tal categoría en español, ‘ya que se emplea para formar los tiempos compuestos de la conjugación. Para ello, se combinan todas las formas simples de haber con el participio en -o del verbo que se esté conjugando: ha comprado, hemos querido, había venido, ha llovido, etcétera’. (Normativa tomada del Diccionario panhispánico de dudas, Real Academia Española).
Ojalá que haya más estudio de este tema porque, seguramente, hay muchas personas que hubieron de quedar sin entender esta explicación.
&&&
No se dice: Erario público.
Se dice: Erario.
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Español correcto

El domingo 12 febrero, 2012 a las 6:22 pm
Usos incorrectos del verbo haber


Por Jairo Cala Otero
Cultor del español correcto

Si hay un verbo «campeón» en el español, ese es el verbo haber. Porque su uso le causa lidia a mucha gente (hasta la duda de usarlo bien); y ocasiona abochornamiento ajeno entre muchas otras personas, cuando lo escuchan o leen mal empleado. Es de los pocos vocablos que se notan «a leguas» cuando ha sido mal utilizado, en ciertas situaciones.
Porque hay palabras que parecieran tener la propiedad de «mimetizarse» entre muchas otras, para ocultar las descachadas que con ellas se cometen; pero este verbo -‘haber’- anda «desnudo» siempre. Por tanto, se nota cuando lo dejan parado «en mitad de una calle». (Léase en una conversación o un escrito).
Desde ministros del Gobierno, pasando por asesores de presidencias ejecutivas de rancias compañías nacionales y extranjeras, hasta los alumnos de «Juan Pueblo Ignaro», tropiezan y se van de bruces contra el espejo de su vanidad personal, al usar incorrectamente esa palabrita.
Basten unos pocos ejemplos para hacer notar el desastroso «poder envolvente» del verbo ‘haber’. Luego, explicaré el modo correcto de usarlo:
1.- «En el accidente hubieron 4 muertos y 6 heridos»: En muchos medios periodísticos todavía se cuela este adefesio lingüístico. Pasa frente a los ojos de jefes de redacción, editores de contenido y directores; les hace una mueca y sigue campante. Corrección: «En el accidente hubo 4 muertos y 6 heridos».
2.- «Allá, en la comunidad, habemos 35 familias sin techo»: Sin techo y sin instrucción, que es mucho más grave. Expresiones como esta las usan personas de las barriadas. Pero también ¡uno que otro humano emperifollado, y de aromas caros en la ropa! Corrección: «Allá, en la comunidad, somos 35 familias sin techo». Todos los «usuarios» de la forma incorrecta tratan de corregir la falta diciendo: «Allá, en la comunidad, hay conmigo 35 familias sin techo». Realmente, caen en otra incorrección. «Hay conmigo» tampoco es un giro correcto. Lo preciso es lo ya citado.
3.- «¡Quién sabe si ya haberán llegado a la casa!»: Nuestros hermanos campesinos son quienes más usan esta forma de expresión. Se los comprende, por obvias razones. (De paso, muchas gracias por los productos que cultivan para nosotros, los citadinos). Corrección: «¡Quién sabe si ya habrán llegado a la casa!».
4.- «En la reunión habrán rifas, premios y sorpresas»: Esta expresión sale a relucir cuando se promocionan actos populares. Por los megáfonos y en los volantes publicitarios, se explaya tal oración; pero ella provoca más de un retortijón en el alma. Corrección: «En la reunión habrá rifas, premios y sorpresas». Lo curioso es que, en este caso, alegan que hace falta el plural. No hace falta, porque este verbo (haber) no lo admite.
5.- «Hay le mando la plata que me prestó»: Con esta oración el enredo involucra al adverbio de lugar ‘ahí’, al cual confunden con la forma ‘hay’, del verbo ‘haber’. Si escribimos un letrero para anunciar la venta de un producto, habremos de decir: «Hay helados de frutas»; «Hay camisas de seda y calzoncillos velados»; «Hay jugos y juegos, siga». Pero si lo que vamos a usar es aquel adverbio, entonces tendremos que escribir: «Ahí le mando la plata que me prestó».
6.- «Mañana va a ver clase de español»: Ojalá haya todos los días clases de español, con intensidad de 18 horas cada vez. ¡Hacen muchísima falta! Porque esta es otra confusión lingüística. Hay dos formas para corregirla: «Mañana va a haber clase de español»; y «Mañana habrá clase de español». La última es la más precisa, aunque no significa que la primera sea incorrecta.
7.- «A dejado de llover»: Y ha dejado de funcionar la gramática en esta oración, también. Porque en lugar de la preposición ‘a’, debe usarse el tiempo presente del indicativo del verbo haber. Corrección: «Ha dejado de llover».
8.- «Juancho, te voy ha olvidar»: Sí, olvidar a Juancho es saludable para bien del español. Así, quien lo dice, le podrá dedicar más tiempo a estudiar nuestro idioma, para no aporrearlo tanto. Corrección: «Juancho, te voy a olvidar». (Sin hache). En este caso, el verbo haber no tiene funcionalidad. En la oración se lo usó sin que tuviese cabida. La que se requiere es la preposición ‘a’.
Como me preguntan constantemente en qué casos se puede usar «hubieron», respondo:
Esa forma se usa en los tiempos compuestos: «Apenas hubieron comido, se fueron a dormir»; «Cuando hubieron llegado al teatro, comenzó el espectáculo». Nótese que va seguido de otro verbo en participio (ido, ado).
En realidad, muy pocas personas acuden a ese tipo de expresiones. Aunque eso no significa que ellas sean incorrectas. En los dos ejemplos citados, se usan otras locuciones, como: «Apenas comieron, se fueron a dormir»; «Apenas terminaron de comer, se fueron a dormir»; «Cuando llegaron al teatro, comenzó el espectáculo».
Con estas explicaciones es suficiente. Creo haber terminado. Y espero que hubiese sido claro, para que no sigan escribiendo y diciendo «hubieron», indebidamente.

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Preguntan los lectores

¿70’s es correcto?

P: Jairo, he visto que algunas personas escriben los setentas, década de los setenta, 1970’s, los 70’s para referirse a los años. ¿Cuál es la forma correcta?

Juan Valdivieso.

Respuesta

Al hacerse referencia a los años comprendidos entre 1970 y 1979, ambos inclusive, se puede decir y escribir «los años setenta».


También son válidas las expresiones «la década del setenta» o «la década de los setenta», si se desea nombrar los años comprendidos entre 1971 y 1980.


Las formas 1970’s y los 70’s no se deben usar en español. Son anglicismos ortotipográficos, por ende, incorrectos en nuestro idioma.

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¿Amazonia o amazonía? ¿Presunto es castizo?

Juan Hernando Suárez Guevara hace dos preguntas:

1.- La palabra correcta con respecto a la región ¿es Orinoquia u Orinoquía? Así mismo, ¿Amazonia o Amazonía?

2.- El comúnmente utilizado término ‘presunto’ en el contexto judicial ¿es válido? En alguna oportunidad escuché a un abogado afirmar que no era válida en los medios de comunicación esa utilización. De no ser así, ¿qué otra palabra sería pertinente?

Respuestas

Con mucho gusto absuelvo sus inquietudes idiomáticas, así:


1. Los topónimos por los que usted pregunta, pueden escribirse y pronunciarse de las dos formas: Orinoquia u Orinoquía, Amazonia o Amazonía.


2. El abogado al que usted escuchó tiene parcialmente la razón. Porque en Derecho, presunto es ‘aquel a quien se considera posible autor de un delito antes de ser juzgado’. Lo que sucede es que muchos periodistas usan ese vocablo para todos los casos y en todas las situaciones. Hasta «empalagan» con eso. Si a un capturado ya se lo juzgó y se lo encontró culpable del delito imputado, ya no es válido ni correcto seguir llamándolo presunto.


Ahora, si aquel abogado piensa que los términos usados en Derecho no los pueden emplear sino únicamente abogados, jueces, magistrados y similares, pues está desenfocado. Porque el idioma no le pertenece a nadie. Lo importante es que se sepa usarlo.

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Pensamiento

«Los adinerados conocen el significado de la palabra ‘hambre’, pero no saben lo que es estar hambriento. Por eso, creen que para un hambriento es suficiente el significado de la palabra ‘alimento’».

-Jairo Cala Otero, conferencista-.

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«Español Correcto»

El sábado 12 noviembre, 2011 a las 12:04 pm
Una revista para promulgar las normas
idiomáticas y aprender a escribir bien
Un medio impreso, especializado en promulgar las normas gramaticales que rigen el español, para que los colombianos cultiven buena escritura y correcta expresión oral, ha empezado a circular en Colombia, desde Bucaramanga. Se trata de la revista «Español Correcto», gestada y editada por el periodista y conferencista bumangués Jairo Cala Otero, conocido por la campaña pedagógica que en pro del uso correcto del español él adelanta desde hace siete años por Internet.
Con un variado contenido, en el que se incluyen notas humorísticas sobre el español, la nueva revista está enfocada a vigorizar el empeño que su director hace, semanalmente, para que se preserven las reglas gramaticales que rigen la «lengua materna». También orienta, de manera amena y sencilla, sobre cómo aumentar el vocabulario para que los hablantes adquieran mayor fluidez verbal y escrita en sus comunicaciones de la cotidianidad.
De formato sencillo, tamaño carta y veinticuatro páginas «Español Correcto» inserta en su primera edición -que empezó a circular el 02 de noviembre-, entre otros temas: Cruzada por el uso correcto del español (editorial); Desdén y tecnología, ¿amenazas para el español?; El signo de la @ (arroba) no es lingüístico; ¿Por qué se escribe y se habla mal el español?; Madriguera idiomática; El humor en el idioma; Algo del refranero popular; Un apóstol del español, con espíritu filantrópico; Horrores ortográficos en gráficas; ¿De dónde proceden las palabras?; Aumente su vocabulario.
«Este es un esfuerzo titánico. Es el fruto de la constancia, el amor por el idioma y una mentalización positiva. Solo he contado con la iluminación y la guía de Dios, porque la financiación ha sido con sacrificio propio», declaró el director de la nueva revista. Y añadió que «si bien cada ejemplar tiene un valor mínimo, no es un vehículo para amasar riqueza económica, sino para irrigar riqueza lingüística entre sus lectores».
La distribución de la revista «Español Correcto» se hace desde Bucaramanga, en atención a los pedidos que los colombianos formulen al correo mundodepalabras@gmail.com. Pero también, las personas que lo deseen, podrán aprovechar la oportunidad de ser distribuidoras en sus ciudades, y ganar dinero extra por esa tarea. «Desde esta etapa naciente también le infundiré sentido social a este medio. Por eso, he querido que mis compatriotas sean multiplicadores de mi esfuerzo distribuyéndola entre sus allegados, vecinos, amigos, compañeros de estudio o trabajo; y que por ello obtengan alguna ganancia monetaria», advirtió el periodista Jairo Cala Otero.
Este nuevo medio, el primero de su clase en Colombia, se constituye en un canal apto no solamente para divulgar el uso correcto del español, sino para salirle al paso a las deformaciones con que se maltrata a diario nuestro idioma, ha añadido su director. «No siento sino satisfacción por este logro conseguido. Lo único que quizás pueda yo celebrar, en el futuro cercano, será que mis compatriotas hagan mejor uso del español en el habla y la escritura», apuntó Cala Otero luego de advertir que «Español Correcto» es «una revista para aprender, no solo para leer».
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Español correcto

El sábado 22 octubre, 2011 a las 12:17 pm

Con «debe» se obliga; con «debe de» se duda

Por Jairo Cala Otero
Periodista – Corrector de gramática y estilo

Quiero referirme esta vez a un verbo que provoca confusión entre los hispanohablantes, como lo hacen tantos otros existentes en español.
Se trata del verbo deber. En unos casos va acompañado de la preposición de; en otros, no la lleva. En ambas situaciones se dicen asuntos distintos, por supuesto.
Como los ejemplos son la fuerza de la orientación, le pongo aquí los siguientes, en uno y otro caso, para mayor claridad.
Primero, las expresiones erróneas; después, sus correspondientes correcciones:
• Los trabajadores deben de entrar a las 7:30 de la mañana.
• Todos ustedes deben de interesarse en escribir y hablar correctamente.
• Mi amigo Gervasio debe de ir mañana al consultorio médico.
• Esa señora debe de irse ya de aquí, no la soporto.
En todos estos casos se emplea mal la preposición de, es decir, ella sobra. Porque ocurre que tal preposición, escrita después del verbo debe, implica duda o falta de certeza respecto de alguna situación. Dicho de otro modo: en ninguno de los ejemplos citados se afirma nada, sino que se duda de aquello que se quiere dar por cierto.
Las expresiones indicadas son:
• Los trabajadores deben entrar a las 7:30 de la mañana.
• Todos ustedes deben interesarse en escribir y hablar correctamente.
• Mi amigo Gervasio debe ir mañana al consultorio médico.
• Esa señora debe irse ya de aquí, no la soporto.
Y entonces en qué situaciones es válido y correcto usar la preposición de después del verbo debe, me preguntará usted. En los casos contrarios: cuando haya duda o inseguridad acerca de lo que se dice.
Los ejemplos nos apoyan:
• Anacleta debe de estar enferma, hoy no vino a trabajar. (No se sabe nada acerca de Anacleta. Podría ser que esté enferma).
• Los estudiantes deben de haber llegado ya al estadio. (Se supone que los estudiantes ya llegaron al estadio, no se sabe a ciencia cierta si ya lo hicieron).
• Aquel señor debe de ser psicólogo. (Por alguna característica descubierta en un señor, se cree que podría tratarse de un psicólogo. No hay certeza de que lo sea).
• Mariano debe de haberse ganado la lotería. (Se presume tal asunto por algún comportamiento específico de Mariano).
Y como usted debe de haber captado ya el mensaje pedagógico de este artículo, entonces yo debo terminar aquí mi labor, por ahora. ¡Pero debo volver!
**

¿Dificultades con sus textos?

Permita que ellos observen corrección, precisión y elegancia.
Para ello, sométalos a revisión y enmienda gramatical.
¡Después, póngales la firma con confianza!
Contactos: mundodepalabras@gmail.com
Jairo Cala Otero – 301 235 6900
*********
Preguntan los lectores
Guillermo Restrepo A., desde Cali:
¿Cómo debe decirse electo o elegido? ¿En qué casos se diferencia un vocablo del otro?
Respuesta

La Nueva gramática de la lengua española considera válido el empleo del participio electo, utilizado en las formas verbales pasivas: «Aún no han sido electos los nuevos alcaldes de Colombia».
Sin embargo, para la voz activa se prefieren las formas regulares: «Aún no han elegido a los nuevos alcaldes de Colombia», frente a las formas irregulares como «Aún no han electo a los nuevos alcaldes de Colombia».
Tradicionalmente, el término electo se utilizaba, sobre todo, para referirse a una persona que, habiendo sido elegida para un cargo, no había tomado todavía posesión de él. Eso ya quedó revaluado.
**
Juan Hernando Suárez Guevara, dice:
Tengo dos preguntas:
1.- La palabra correcta con respecto a la región es Orinoquia u Orinoquía. Así mismo, Amazonia o Amazonía.
2.- El comúnmente utilizado término ‘presunto’ en el contexto judicial, ¿es válido? En alguna oportunidad escuché a un abogado afirmar que no era válido en los medios de comunicación. De no ser así, ¿qué otra palabra sería pertinente?
Respuesta
Con mucho gusto absuelvo sus inquietudes idiomáticas, así:
1. Los topónimos por los que pregunta pueden escribirse y pronunciarse de las dos formas posibles: Orinoquia u Orinoquía, Amazonia o Amazonía.
2. El abogado al que usted escuchó tiene parcialmente la razón. Porque en Derecho, presunto es ‘aquel a quien se considera posible autor de un delito antes de ser juzgado’. Lo que sucede es que muchos periodistas usan ese vocablo para todos los casos y en todas las situaciones. Hasta «empalagan» con eso. Si a un capturado ya se lo juzgó y se lo encontró culpable del delito imputado, ya no es válido ni correcto seguir llamándolo presunto. En ese momento ya es un condenado.
Ahora, si el abogado está pensando que los términos usados en Derecho apenas pueden emplearlos los abogados, jueces, magistrados y similares está desenfocado. Porque el idioma no le pertenece a nadie. Lo importante es que se sepa usarlo.
**
No se dice: Coadyudar
Se dice: Coadyuvar. (‘Contribuir, asistir o ayudar a la consecución de algo’.).
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Capacitaciones a su alcance

Conferencia «Las relaciones humanas en ambientes hostiles».
Taller sobre «Uso correcto del español en la redacción de textos».
Método: teórico y práctico. Grupos definidos, empresas, organizaciones.
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Conexión: Jairo Cala Otero – mundodepalabras@gmail.com
Celulares: 301 235 6900 – 313 248 2049
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«El idioma -el castellano, el español- llega a ser para nosotros como un licor que paladeamos, y del cual no podemos ya prescindir». -Azorín-
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Todos los derechos reservados.
Prohibida su reproducción parcial o total sin previo consentimiento del autor.
Bucaramanga, octubre de 2011
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Español correcto

El domingo 11 septiembre, 2011 a las 9:18 am
Mucho va de «nos lo» a «nolo»

Por Jairo Cala Otero
Especialista en lengua castellana

Una construcción gramatical que produce dificultad entre mucha gente es la formada por el pronombre personal nos y el artículo determinado lo. El primero forma el dativo y acusativo de primera persona en plural, en masculino y femenino. Y el segundo (lo) es la forma singular en masculino, femenino y neutro.
Dicho así aparece un poco enredado, lo reconozco; y sé que ese es un aspecto por el cual la gramática les causa desazón a muchas personas, y les produce pereza para estudiarla. Prefieren «dejarlo así», y escribir «como sea» antes que averiguar en algún texto cómo son las formas correctas de escribir una determinada oración gramatical.
Como ha sido costumbre en mis artículos voy a quitarle aquí el «rigor académico» con que estas explicaciones suelen ser presentadas por los lingüistas y demás estudiosos de la gramática, a fin de que usted, caro lector, pueda entender claramente lo que traigo a colación.
Sencillamente se trata de lo que arbitrariamente llamaré, para este caso, una «castración fonética», de un lado; y, de otro, una unión irregular de dos vocablos con la pretensión de expresar su significado en uno solo. Todavía no está claro, ¿verdad? Entonces, acudiré a unos cuantos ejemplos; ellos lo ubicarán donde yo quiero que usted esté mentalmente.
Aquel pronombre personal con el artículo neutro (lo), que cité al comienzo, deben pronunciarse y escribirse por separado: «Nos lo», seguidos de un verbo.
• Él nos lo permitió, por eso estamos jugando aquí.
• El profesor nos lo enseñó así.
Nos lo llevaremos mañana. Ya estuvo mucho tiempo aquí.
• Eso no nos lo dijo el profesor de gramática.
• Trajimos este asiento porque en la fábrica nos lo regalaron.
Seguramente ya captó usted que la ese (s) no puede faltar en el pronombre (nos). Y aunque pronunciemos rápidamente ese fonema -la ese- él debe sonar separadamente del segundo pronombre (lo): Nos lo…
Por eso es un gran error suprimir la ese (s) en el pronombre, con lo cual queda convertido en un adverbio negativo (no). Más grave todavía es que después de esa «castración», como coloquialmente yo la llamo, se le agregue a aquel el neutro lo, con lo cual se forma una sola palabra inexistente en castellano: nolo.
Habrá usted escuchado a locutores, periodistas, oradores, gobernantes, entrevistados y a un largo etcétera de personas, que pronuncian el nada correcto y muy irregular «nolo» cuando lo que quieren decir es: «Nos lo».
Lea usted los siguientes ejemplos y notará rápidamente la diferencia:
• Él nolo permitió; por eso estamos jugando aquí.
• El profesor nolo enseñó así.
Nolo llevaremos mañana. Ya estuvo mucho tiempo aquí.
• Eso no nolo dijo el profesor de gramática.
• Trajimos este asiento porque en la fábrica nolo regalaron.
Lo curioso es que al escribir separan los dos vocablos. Y al hacerlo así la expresión toma otro rumbo, y, generalmente, terminan negando aquello que quieren afirmar:
• Él no lo permitió; por eso estamos jugando aquí.
• El profesor no lo enseñó así.
No lo llevaremos mañana. Ya estuvo mucho tiempo aquí.
• Eso no no lo dijo el profesor de gramática.
• Trajimos este asiento porque en la fábrica no lo regalaron.
Se forma otro fenómeno, cuando antes de esos dos vocablos hay una negación. Entonces, al hablar, pareciera que alguien estuviese diciendo algo acerca del abuelo (que en Santander se denomina nono). Veamos por qué:
• «Nono lo trajeron». (Por «No nos lo trajeron»). En verdad esa oración debería llevar coma en «nono», para que fuese un vocativo. Es decir, se le indica al abuelo (nono) que algo fue llevado a la casa. («Nono, lo trajeron»).
• «Nono lo han confeccionado». (Por «No nos lo han confeccionado»). También habría que aplicar coma en «nono», para que fuera otro vocativo. Dice que algo ha sido confeccionado ya; un traje, por ejemplo. («Nono, lo han confeccionado»).
Para concluir: esta forma pronominal nos la tenemos que aprender, para que no nos la repitan como corrección en alguna de esas ocasiones en que la usemos de manera equivocada.
¿Vio usted, amable lector, que con el pronombre la también funciona la fórmula? Claro, porque para referirnos al femenino hay que usar tal artículo determinado (la).

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Español correcto

El viernes 26 agosto, 2011 a las 4:00 pm
«Sicariar» no es verbo

Por Jairo Cala Otero
Especialista en lengua castellana – Editor de textos

En algunos periódicos, especialmente en uno capitalino con nombre espacial, se acuñó deliberadamente el «verbo» sicariar. Y a instancias de sus acomodadas conjugaciones se escriben allí titulares que hablan de la acción de sicarios sobre sus víctimas, con la forma de participio.
Así, escriben, por ejemplo: «Sicariado un obrero»; «Bandido sicariado»; «Niña fue sicariada», entre otros no menos absurdos e imprecisos. O también lo hacen aparecer en otras formas verbales: «Celador sicarió a su amante»; «Celoso, sicarió a su mujer»; «Lo sicarió desde moto», entre otras semejantes.
Para ser precisos, en los dos primeros ejemplos no usan la preposición a, con lo cual agravan doblemente el asunto. Escriben: Celador sicarió su amante; Celoso, sicarió su mujer.
¿Cuál es la observación útil aquí? Que el vocablo «sicariar» no es castizo en español. Por tanto, como no es verbo, no tiene las funciones que los despistados redactores judiciales le atribuyen. Sicario, en cambio, es un sustantivo. Significa ‘asesino a sueldo’. Luego tampoco es exacto que el celador haya «sicariado» a su mujer pues para ello tendría que haber recibido dinero de otra persona. ¿De su amante, acaso? ¡Absurdo e inverosímil! El hombre celoso no pudo haber matado a su esposa, porque otro hombre se lo haya indicado a cambio de una recompensa económica.
Ahora bien. No se debe llamar sicario a todo aquel que mate a otra persona, pues se necesita saber con certeza (tener pruebas) que lo ha hecho exclusivamente a cambio de dinero. En últimas, quien verificará si hay un sicario de por medio en un homicidio es un juez o un fiscal, no un periodista.
Precisemos, entonces: sicario es una palabra ‘formada a partir del latín sica, que era el nombre de un puñal de punta muy aguda y filo curvo usado en la antigua Roma, principalmente por matadores a sueldo. Por esa razón, Cicerón empezó a llamar sicarius a estos asesinos’. El nombre de esa arma se formó a partir de secare, que significa cortar. De allí provino, entonces, el nombre de sicario. Agachándose con esta arma, el que sabía manejarla asestaba a su contrario el golpe de abajo a arriba, a fin de abrirle el vientre’, dice la definición lingüística del vocablo.
Hoy se mantiene la derivación de aquella palabra, pero con la incorrección antes anotada. Se pretende convertirla en verbo, sin serlo.
Para que no quede «en el aire» la corrección de aquellas expresiones arriba anotadas digamos, entonces, que deben escribirse así:
Asesinado un obrero.
• Eliminado (o muerto) bandido.
• Niña baleada (o muerta a tiros).
• Celador mató a su amante.
• Celoso, acribilló a su mujer.
• Lo mató desde moto.
Concluyendo: será saludable para el español que algunos escribidores de noticias no se conviertan en «sicarios» del idioma.
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Español correcto

El jueves 28 julio, 2011 a las 12:19 pm
Dequeísmo y queísmo

Por Jairo Cala Otero – Cultor del español
Es curioso que muchos hispanohablantes sean desdeñosos frente a la correcta forma de expresarse, por escrito y oralmente. Pero cuando de usar la preposición ‘de’ se trata muchos de esos desentendidos con el idioma se llenan de dudas. Caen fácilmente en abstención, no usan esa preposición cuando se necesita; o, caso contrario, la emplean cuando ella no tiene función gramatical en una oración.
Esos fenómenos, llamados comúnmente como «dequeísmo» y «queísmo» (o «dequefobia»), se leen y escuchan en entrevistas hasta en grandes y prestigiosos medios de comunicación de diversos países hispanohablantes. Son dos de los más comunes errores en nuestra lengua española.
El «dequeísmo» consiste en el uso innecesario de la preposición ‘de’ antes de la conjunción ‘que’. Como en los casos siguientes:
• Resulta de que
Correcto: Resulta que…
• Pienso de que
Correcto: Pienso que….
• Decía de que
Correcto: Decía que…
La «dequefobia» o «queísmo», en cambio, es la omisión de la preposición ‘de‘ (u otra, como ‘en’) ante ‘que’ cuando es necesaria. Como en los siguientes casos:
• Estoy seguro que
Correcto: Estoy seguro de que
• Darse cuenta que
Correcto: Darse cuenta de que….
• Avísame en caso que
Correcto: Avísame en caso de que
Suele suceder que el hablante, por miedo a caer en el «dequeísmo», se va al otro extremo y omite la preposición ‘de’ cuando es requerida, con lo cual incurre en «dequefobia».
Hay varias formas prácticas de saber si la sintaxis del enunciado requiere la preposición o no:
1.- Plantearse las preguntas: ¿Qué…?; o ¿De qué…?
La pregunta que resulte apropiada será la que indique si la preposición es necesaria o no. Ejemplos:
a) «Estoy seguro que Anacleta vendrá hoy». Aquí la pregunta apropiada es: ¿De qué estoy seguro?
De que Anacleta vendrá hoy. Luego esta oración requiere la preposición ‘de’: «Estoy seguro de que Anacleta vendrá hoy».
b) «Carlos dijo de que me ayudaría con los preparativos».
La pregunta idónea es: ¿Qué dijo Carlos?
Que me ayudaría con los preparativos. Así que lo correcto es omitir la preposición de: «Carlos dijo que me ayudaría con los preparativos».
2. Sustituir la parte del enunciado que comienza por ‘que’, por los pronombres ‘algo’ o ‘eso’ y verificar si el enunciado resultante está bien formulado en castellano (si tiene sentido), con o sin preposición. Ejemplos:
a) «Estoy seguro que vendrá hoy». Al sustituir «que vendrá hoy» por ‘eso’, resulta la oración agramatical: «Estoy seguro eso». Luego requiere la preposición ‘de’ para su corrección: «Estoy seguro de eso», así que debe ser: «Estoy seguro de que vendrá hoy».
b) «Decía de que me ayudaría con los preparativos». Al sustituir «que me ayudaría con los preparativos» por ‘eso’, se obtiene igualmente la oración agramatical: «Decía de eso», que tendría sentido completo sin la preposición ‘de’: «Decía eso». Luego lo correcto es: «Decía que me ayudaría con los preparativos».
He aquí algunos otros ejemplos de usos incorrectos y correctos de la preposición de:
Incorrecto: Dijo de que se iba.
Correcto: Dijo que se iba.
Incorrecto: Contestó de que estaba enfermo.
Correcto: Contestó que estaba enfermo.
Incorrecto: Creo de que no está bien.
Correcto: Creo que no está bien.
Incorrecto: Pienso de que es tarde.
Correcto: Pienso que es tarde.
Incorrecto: Te asombra de que yo lo diga.
Correcto: Te asombra que yo lo diga.
Incorrecto: Me alegro que ustedes sean felices.
Correcto: Me alegro de que ustedes sean felices.
Incorrecto: Le preocupa de que aún no hayas llegado.
Correcto: Le preocupa que aún no hayas llegado.
Incorrecto: Es posible de que llueva esta tarde.
Correcto: Es posible que llueva esta tarde.
La norma lingüística también dice que se incurre en «dequeísmo» cuando se antepone la preposición ‘de’ a una oración subordinada sustantiva de complemento directo. Esto ocurre, sobre todo, con las siguientes clases de verbos:
* De «pensamiento» (pensar, opinar, creer, considerar, etc.). En estos casos lo correcto es: Pienso que…; Opino que…; Creo que…; Considero que…
*De «habla» (decir, comunicar, exponer, etc.). Aquí lo preciso es: Digo que…; Comunico que…; Expongo que…
* De «temor» (temer, atemorizar, etc.). En estos casos es: Temo que…; Me atemoriza que…
* De «percepción» (ver, oír, escuchar, percibir, observar, etc.). Lo correcto es: Veo que…; Oigo que…; Escucho que…; Percibo que…; Observo que…
El complemento directo nunca va precedido de la preposición de. Por tanto, son incorrectas oraciones como:
*Pienso de que conseguiremos ganar el campeonato.
Correcto: Pienso que conseguiremos ganar el campeonato.
* Me dijeron de que se iban a cambiar de casa.
Correcto: Me dijeron que se iban a cambiar de casa.
* Temo de que no llegues a tiempo.
Correcto: Temo que no llegues a tiempo.
* He oído de que te casas.
Correcto: He oído que te casas.
No se usa ‘de’ en una oración subordinada que ejerce funciones de atributo en oraciones copulativas con el verbo ser. La RAE sostiene que este complemento, por lo general, no va precedido de preposición y, por tanto, son incorrectas oraciones como:
* Mi intención es de que participemos todos.
Correcto: Mi intención es que participemos todos.
Tampoco debe insertarse la preposición ‘de’ en locuciones conjuntivas, pues no la llevan:
* A no ser de que…
Correcto: A no ser que.
* A medida de que
Correcto: A medida que.
* Una vez de que
Correcto: Una vez que.
Y cuando debe llevar preposición ‘en’ en lugar de la preposición ‘de’:
Insistieron de que fuéramos con ellos.
Correcto: Insistieron en que fuéramos con ellos.
Me fijé de que llevaba corbata.
Correcto: Me fijé en que llevaba corbata.
Estimado lector: Pienso que esta información ilustra con amplitud acerca de cuándo se usa y cuándo no la preposición ‘de’. ¡Espero que no lo olvide!
¡Atención instituciones, ONG, academias y similares!

Se necesitan instituciones académicas o similares, en todas las ciudades de Colombia, para promover de manera permanente conferencias y talleres de capacitación sobre: redacción comercial, técnicas de expresión oral, mejoramiento de la atención a los clientes, relaciones humanas de excelente calidad, comunicación eficaz en la empresa, entre otros temas. Excelente participación económica.

Interesados, establecer contacto por: castellanocorrecto@yahoo.es o mundodepalabras@gmail.com

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Preguntan los lectores
Pregunta:
Estimado Jairo, deseo que estés muy bien.
Tengo una gran duda:
¿Cuándo se usa la palabra conglomeración? ¿Cuál es la palabra correcta para describir la recolección de material, es decir, cuando uno está recogiendo un material para enviar un informe, o construir un documento o algo en específico?
Un abrazo y mil gracias por tu colaboración.
María Paula Aguilera
Respuesta:
Absuelvo, con mucho gusto, tus dos inquietudes:
1. Conglomeración deviene del verbo conglomerar, que no es otra cosa que aglomerar; y aglomerar es ‘Unir fragmentos de una o varias sustancias con un conglomerante, con tal coherencia que resulte una masa compacta’. Preguntas cuándo usar ese término: cuando hables de la unión de varios componentes. En una manifestación pública de gente, por ejemplo, puede hablarse de aglomeración (conglomeración), puesto que se trata de «unir» distintas personas (elementos), hasta formar un gran grupo.
2. Quizás hables de recopilar, o copilar, o compilar. Es lo mismo. Las tres palabras son sinónimas. Ese proceso es el de ‘Allegar o reunir, en un solo cuerpo de obra, partes, extractos o materias de otros varios libros o documentos’ – (DRAE).
**
Pregunta
Apreciado señor Cala.
¿Cómo se debe decir: RAIL o RIEL?
Víctor R. Lara M.
Respuesta:
El vocablo que debemos emplear quienes hablamos y escribimos en español, es riel. El otro término -rail- es inglés.
No sólo debemos centrarnos en cuidar la normativa de nuestro idioma, también en no mezclar anglicismos con las expresiones españolas.
Atento saludo.
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Pensamiento
«La debilidad de carácter es el único defecto que no se puede enmendar». (François de la Rochefoucauld).
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Español correcto

El sábado 14 mayo, 2011 a las 12:24 pm
ONG y similares no tienen plural

Por Jairo Cala Otero – Periodista cultor del español
Tuve el privilegio de intervenir en una polémica que se originó por una corrección que hiciera el editor de un diario de Bucaramanga, en un escrito de uno de sus columnistas. Este había escrito «ONG’s» en referencia a Organizaciones No Gubernamentales. El editor eliminó el apóstrofo y la ese (s). ¡Y ahí fue Troya! El comentarista se «embejucó» y, en una nota enviada por correo electrónico, le reclamó por haberle «dañado» aquella palabra, pues alegaba que esa sigla debe llevar esos añadidos que el periodista editor había quitado.
Luego, el «afectado» acudió a un profesor de español. Y este, muy orondo, contestó que la sigla ONG sí tiene plural, y que, en consecuencia, el editor del periódico había cometido un «atentado» contra la «pulcra escritura» del comentarista. Argumentó que el «Manual del español urgente», al que califica como «la biblia de los periodistas hispanohablantes», así lo manda. Entonces, el avezado comunicador, guardando la neutralidad que el caso ameritaba, apeló a mí para destrabar la discusión.
Antes que nada, yo le manifesté que me parecía interesante esa discusión – civilizada, naturalmente – porque indicaba dos asuntos:
1.- Que la importancia de la correcta escritura en cualquier texto, por breve que este sea, está calando con inusitado interés. (Omití la tilde en el demostrativo ‘este’ porque la nueva ortografía así lo indica).
2.- Que era una estupenda oportunidad para clarificar un aspecto puntual sobre la funcionalidad del español (en inicial minúscula; así es. Es en mayúscula cuando se refiere a materia académica: clases de Español).
Después, basándome en la sabiduría de los académicos de la lengua, respondí que erróneamente se cree que las normas lingüísticas funcionan según el parecer de profesores de español, periodistas consagrados, historiadores, críticos consumados, literatos, entre otros no menos relevantes pensadores. Las lenguas se forman por el uso de vocablos entre los hablantes; en nuestro caso, entre los hispanohablantes. Pero ello no significa que toda expresión es digna de ser aprobada. Las hay, en cantidades ilimitadas, que no son admitidas en el Diccionario de la RAE porque carecen de sustento etimológico, sintáctico, verbal o de otro género. Luego aquí no caben alegaciones porque sí, ni la formulación de conceptos personales (generalmente sesgados, según los deseos de ganar una discusión sobre cómo se escribe un término o una expresión). La que, finalmente, orienta y rige la funcionalidad del español es la Real Academia Española -RAE-, muy a pesar del criterio de muchos hispanohablantes, que la desconocen; o que se apartan de sus dictados; o que en peores casos, la tildan de arbitraria, y, por ende, pregonan que el español se habla y escribe «como se nos dé la gana». Conozco algunas protestas como esta.
En la polémica sobre si la sigla ONG admite plural, es preciso señalar que el «Manual de español urgente», citado por el respetado profesor de español y acogido por la Fundación del Español Urgente -Fundéu-, es resultado de una iniciativa de la Agencia EFE. (Empresa noticiosa española). Tal organización está en su derecho de adoptar su propio manual de redacción y estilo para sus periodistas vinculados, pero él no es «la biblia de los periodistas hispanohablantes», como erróneamente lo afirmara el educador. Si así fuese, significaría que todos los demás periódicos del planeta tendrían que ceñirse, para efectos de adoptar su estilo en redacción, a ese único manual. No es así. Cada periódico, canal de televisión o radiodifusora puede adoptar su particular manual de estilo y redacción. Lo básico en tales manuales es que no se atropelle el idioma. El estilo es otro asunto.
Si leemos detenidamente en ese manual lo referente a la sigla ONG, apenas encontramos su definición (Organización No Gubernamental), pero nada se indica respecto del supuesto plural con apóstrofo y la ese (s) como añadido, tal como arguye el profesor.
Se equivocaría el citado manual – por consiguiente la Agencia EFE – al pregonar que la sigla ONG tiene plural agregando esos elementos al final. (ONG’s). Porque el Diccionario panhispánico de dudas, esa sí legítima producción de la RAE, señala respecto al asunto:
«Plural. Aunque en la lengua oral tienden a tomar marca de plural ([oenejés] = ‘organizaciones no gubernamentales’), son invariables en la escritura: las ONG; por ello, cuando se quiere aludir a varios referentes es recomendable introducir la sigla con determinantes que indiquen pluralidad: Representantes de algunas / varias / numerosas ONG se reunieron en Madrid.
Debe evitarse el uso, copiado del inglés, de realizar el plural de las siglas añadiendo al final una s minúscula, precedida o no de apóstrofo: CD’s, ONGs».
¡Más claro no canta un gallo! Las siglas – como ONG – no tienen plural. Sería un anglicismo tipográfico, por tanto, un error. La norma es de la máxima autoridad de nuestra lengua, no de una agencia de noticias. Esta, al contrario, debe ceñirse a las disposiciones de la RAE, legítima autoridad del español. Y, en general, toda aquella persona que no quiera pasar por palurda, sino por culta y buena redactora.
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No se dice: Ollada de…
Se dice: Olla de…
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Preguntas que llegan

¿Cómo se puede decir cuando el cielo está muy cubierto de nubes?
Gracias.
Juan Diego Cortés Z.

Respuesta:
Puede decirse de cuatro maneras: anubado, nubloso, anubarrado o nublado.
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Algunos medios periodísticos hablan de seísmo en lugar de sismo. ¿Significa lo mismo ese vocablo?
Cordialmente.
Héctor Alfonso Galvis Salcedo.
Respuesta:
Efectivamente. Seísmo y sismo son sinónimos, significan lo mismo: terremoto o movimiento violento de la Tierra por causas internas.
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Escriben los lectores
Muchas gracias, respetado señor Jairo Cala.
Excelente su aclaración y su gran generosidad de compartir sus valiosos conocimientos. Lo felicito.

Atentamente,

Carlos e. Cañar (Magistrado).
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Muy señor mío: nuevamente, le estoy muy agradecido por sus comentarios tan certeros, que hace con respecto a nuestro idioma, y que más de un extranjero se enamoró de nuestra lengua, tan rica, tan variada, tan viva, como Víctor Hugo o Julio Verne, por citar algunos, decimos saber hablar y no logramos comunicarnos; de ahí que interesante ese vocablo, con el cual hoy nos ilustra, «responsable», muy profundo; y qué lástima que, como usted lo señala, a veces no nos tomemos un minuto para ir al diccionario (tumba burros, como decimos por acá en México), y lo clarifiquemos.
Bueno no pretendo robarle su espacio, sino por el contrario gracias por este correo y por otros tan formativos e ilustrativos.
Su amigo cibernético.
Miguel Narváez González – México
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Este es un correo de los pocos que envían, que valen la pena.
Gracias por tan valioso aporte y gustosa recibiré los siguientes.

Elizabeth Ayala Orjuela.
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Señor Jairo Cala Otero, le solicito incluir mi correo en el grupo al cual usted envía comunicaciones permanentes sobre el buen uso del castellano.

Agradezco su atención a esta nota.

Ángel Pérez Martínez / Profesor universitario e investigador en temas educativos.
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¡Hola, Jairo!

Qué bueno saber de ti, así sea por estas impersonales avenidas de la red. Gracias por tus envíos. Mientras más aduanas gramaticales haya en Colombia, tendremos menos ciudadanos bestias al hablar y al escribir.

Cordial abrazo.

Orlando Cadavid Correa
Ex director nacional de Radio sucesos RCN.
(Medellín).
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Buenos días:
Le agradezco mucho su respuesta, y permítame felicitarlo por su encomiable labor en favor de nuestro lindo idioma. Espero contar en el futuro con su orientación, cuando tenga nuevas inquietudes.

Muchas gracias.

Cordialmente,
Mauricio Duarte Luque.
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Escribir, arte que padece «agresiones»

Escribir correctamente es un proceso más exigente que el bien hablar. Se escribe para los demás, a excepción de un diario personal. Quien escribe, tiene todo el tiempo para revisar y corregir lo escrito, antes de darlo a conocer. Eso no sucede cuando nos expresamos oralmente. Cuando hablamos, es más fácil cometer errores, especialmente cuando no pensamos lo que vamos a decir. No hay que olvidar que a través de un texto escrito, podemos evaluar el nivel de educación de quien escribe.
De ahí mi gran entusiasmo, cuando vi que un «Quijote» del correcto uso de nuestro idioma, se haya lanzado al ruedo a enfrentarse con la modernidad, mal entendida, de «maltratar» un idioma que en este momento puede estar ocupando un puesto preponderante, entre las lenguas más habladas del mundo.
Es triste ver que escribir o hablar groseramente, se ha vuelto «IN», aun entre personas con un alto nivel cultural y profesional. Y peor todavía, que se haya generalizado el uso permanente de vocablos soeces en las diferentes presentaciones, tanto en la radio como en la televisión, sin tenerse en cuenta que los mayores asiduos seguidores de la televisión son los niños y los jóvenes. Estos repiten, con mucha gracia, todas las barbaridades que allí ven y escuchan.
Sin embargo, encontramos personas como el profesor JAIRO CALA OTERO, quien se está enfrentando a esta falencia de la educación en nuestro país. Ojalá muchos nos unamos a él, en una campaña nacional en pro de derribar estas vallas, nada favorables a nuestra educación y a la de las nuevas generaciones.
Ana Dolores Patiño Durán
Poetisa santandereana
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Español correcto

El lunes 2 agosto, 2010 a las 5:29 pm
No cancele, ¡pague!
Por: Jairo Cala Otero

Periodista – Cultor del castellano correcto

1.-«Los dineros adeudados a los maestros serán cancelados cuanto antes, según anunció el Gobernador». Así anunciaba un radio noticiero la suerte de los encargados de la instrucción pública.

2.- «Yo espero que me cancelen el sueldo, hoy», dijo en otro lugar de la ciudad, un empleado.

3.- «Anacleta no me canceló la plata que le presté hace un mes», sentenció, más allá, una jovencita.

Con seguridad, mucha gente padece la misma contingencia de los ciudadanos reflejados en los anteriores ejemplos. Son de considerar, por supuesto. Merecen toda la solidaridad posible. Que a alguien, que ha estado esperando con sumo interés que le paguen una deuda le digan que se la cancelan, produce contrariedad y desazón.

Porque, en efecto, CANCELAR no es sinónimo de PAGAR como el grueso de la ciudadanía cree. Tal verbo está definido como: «Anular, hacer ineficaz un instrumento público, una nota o una obligación que tenía autoridad o fuerza. Borrar de la memoria, abolir, derogar».

De esto se deduce que el anuncio del Gobernador a los maestros significaba que los dineros que a ellos les debían no les iban a ser pagados; se los iban a demorar por más días.

El empleado debe de tener mucho dinero de sobra, porque espera que su sueldo no sea pagado.

Y la jovencita anunciaba que había recibido un dinero que le debían. ¡Anacleta no se lo canceló, luego se lo pagó!

Estas y muchas situaciones similares son comunes, a diario; pero no por comunes ha de considerárseles normales o correctas. Es decir, no significa que porque la gente use incorrectamente el verbo transitivo CANCELAR, en vez de PAGAR, lo que diga con él tiene sentido preciso. Al contrario.

Cuando de devolver dineros adeudados o de entregar otros por productos o servicios se trata, ha de hablarse de PAGAR (o remunerar, o retribuir). Sólo hay una excepción en este caso: cuando se entregue la última cuota, el último pago, de un compromiso económico adquirido se dirá que la deuda ha sido cancelada. De lo contrario, se estará apenas pagando.

¿Cómo serán correctas, entonces, las manifestaciones arriba anotadas?

Así:

1.-«Los dineros adeudados a los maestros serán pagados cuanto antes, según anunció el Gobernador».

2.- «Yo espero que me paguen el sueldo, hoy».

3.- «Anacleta no me pagó la plata que le presté hace un mes».

Sé que ese verbo mal usado está muy arraigado en la mente de muchísimas personas; será difícil que lo cambien por el correcto. Pero cuando menos está hecha la observación. Puede ser que algunos decidan CANCELAR su uso.

En cambio, ese mismo verbo sí es legítimo en casos como los siguientes:

1.- El conferencista canceló su exposición, por quebrantos de salud.

2.- Aquel cantante debió cancelar su concierto, pues fue arrestado por la policía.

3.- En la universidad cancelaron las matrículas hasta nueva fecha, debido a los disturbios estudiantiles.

Y, como ya lo he anotado en otras ocasiones, cancelo cualquier intento polemista frente a este tema. Porque también cancelo aquí mis observaciones sobre el uso correcto e incorrecto del verbo cancelar.

Una recomendación: ¡no cancele su interés por el castellano correcto!

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Español correcto

El miércoles 23 junio, 2010 a las 7:52 am
No hay que temerles a los participios dobles

Por Jairo Cala Otero / Conferencista – Instructor de escritura y expresión oral
Existen en español unos verbos únicos que poseen participios dobles. No hay que tener temor para usarlos, aunque parezcan incorrectos a simple vista. Téngase en cuenta que en estos asuntos no vale el parecer, o si a usted le “suena” mal una palabra, o una expresión; o si se ve “fea”. Esas son argumentaciones comunes y sin validez, entre muchas personas, para abstenerse de usar formas correctas de escribir y hablar.
Primero hay que hacer un repaso elemental de qué es un participio. De otro modo no entenderían, quienes no lo recuerdan, lo que quiero aquí subrayar. “Participio: forma no personal del verbo, susceptible de recibir marcas de género y número, que se asimila frecuentemente al adjetivo en su funcionamiento gramatical. En español, puede formar tiempos compuestos y perífrasis verbales”. Si nos atenemos a esta definición parece haber confusión todavía. Entonces, digamos que son aquellas palabras verbales que terminan en ado o ido. Pero hay unas de ellas que no precisamente terminan así y, sin embargo, son participios. Veámoslas:
Impreso, de imprimir, que también tiene un irregular que es imprimido. Sí, imprimido, aunque a usted la parezca un adefesio idiomático. Así lo dicen los gramáticos, y por razones sustentadas lo dirán. Si alguien busca en Internet en el diccionario de la RAE –para verificar lo que yo digo aquí- se va a encontrar con que “imprimido” no aparece. Entonces, sacando una ligera conclusión dirá que yo estoy mintiendo o que, sencillamente, estoy errado. El asunto es que no debe buscarse por el participio (los diccionarios no se usan así) sino por el verbo en infinitivo: imprimir. Junto a esta palabra encontrará un rectángulo azul con la palabra “conjugar”, a la izquierda. Si se entra allí se despliega la conjugación de ese verbo, y ahí están los dos participios: impreso e imprimido. ¿Quiere verificar? Hágalo. No trague entero. Ejemplos: Hemos imprimido veinte ejemplares; Se habían impreso las copias en papel fotográfico.
Freído, del verbo freír, cuyo participio irregular es frito. “Ambos se utilizan indistintamente en la formación de los tiempos compuestos (He freído / he frito) y de la pasiva perifrástica (Es freído / es frito), aunque hoy es mucho más frecuente el empleo de la forma irregular: ‘Le he frito también un par de huevos; Aparte se habrá freído el tomate con cebolla, todo muy despacio y removiendo bien’.
En función adjetiva, sin embargo, sólo se usa la forma frito, que puede ser también un sustantivo (‘alimento frito’): Un bar en el que hacen unas sardinitas fritas, ¡que te mueres!; Evitar en lo posible los fritos; Las empanadas han de ser freídas dos horas antes; Nunca había frito un huevo.
Es incorrecto decir y escribir “fritado”. No existe ese participio en español. Ejemplos de incorrección: Le he ‘fritado’ un par de huevos; Las empanadas han de ser ‘fritadas’ dos horas antes; Nunca había ‘fritado’ un huevo.
Proveído, participio regular del verbo proveer; provisto, su participio irregular. También, como en los casos anteriores, los dos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos. Ejemplos: Nos hemos proveído de todo lo necesario; Se había provisto de víveres abundantes; Nos hemos proveído de pan y de bebidas; Este local deberá estar provisto de una mesa de trabajo; Los norcoreanos empezaron a proveer a Irán con misiles HY-2. (No hay que confundir este verbo con prever, que significa avizorar futuramente algo).
Así que, estimado lector, no tenga miedo de usar los participios imprimido, frito y provisto. Y cuando alguien le corrija mándelo a freír espárragos; o a imprimir mil veces estos participios irregulares, por no haberse proveído del conocimiento necesario.
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Madriguera idiomática
Por: Jairo Cala Otero – Conferencista e instructor en redacción y expresión oral
1. «Han sido ‘sisbenizados’ (tantos) ciudadanos”: Muchos quieren crear nuevos verbos sin el consentimiento de las autoridades lingüísticas. El caso de la palabreja «SISBENIZACIÓN», es uno de los más acentuados, en tal sentido. Dados a la errónea idea de que existe el verbo «SISBENIZAR» -lo cual es falso- técnicos, periodistas y funcionarios gubernamentales repiten, sin cesar, el vocablo que sus cabellos arrancaron de la imaginación.
Como se sabe, el SISBEN es el sistema de protección en salud, creado por el Gobierno para la gente de escasos recursos económicos. La palabra es una sigla, no un verbo. Por esta elemental razón es impreciso hablar de: «Ciudadanos sisbenizados»; «La sisbenización de quienes no cuentan con recursos económicos»; «Sisbenizar», y otras formas. No extrañaría que empiecen a hablar de los «sisbenizadores», para aludir a quienes tienen el encargo de aplicar el SISBEN.
Lo correcto es decir y escribir: «Ciudadanos vinculados al SISBEN»; «La inscripción en el SISBEN»; «Beneficiarios del SISBEN», etcétera.
2.- «…medidas que eviten enfermedades de la piel a los consumidores»: Una periodista del canal TRO (de los santanderes) terminaba así una noticia sobre las pésimas condiciones de higiene en que algunos inescrupulosos fabrican colchones, a partir del reciclaje que hacen de otros ya arrojados a la basura, por sus «soñadores» usuarios. Es evidente que algunas personas acostumbran a consumir sus alimentos en la cama, es decir, sentados sobre el colchón. Pero que comprar colchones, bien sean aptos para la salud de la piel o atentatorios contra ella, lo convierta a uno en «consumidor de colchones», ya es una exageración muy «soñada». O, ¿sería que la periodista pensaba en la cópula, la cual generalmente se consuma sobre los colchones? En ese caso, los protagonistas se llaman «consumadores», no consumidores. Bueno, aunque el varón, ciertamente, ¡consume su falo a la hora de tal consumación!
Quienes usan colchón para eso y para dormir, se llaman, simplemente, usuarios. Nadie, por hambreado que esté, se atrevería a «comerse» (a consumir) un colchón. O ¿sí?
3.- «Habrán más alférez en la ciudad”: Cuando escuché a un vendedor de específicos naturales pronunciar tal frase en una radioemisora creí que anunciaba algún experimento científico para propiciar una cadena genética, que permita multiplicar el apellido «Alférez». Pero no, no es nada de eso. Es una oración con dos soberbios descalabros lingüísticos. Algo así como ¡una omisión del semáforo en rojo! El verbo auxiliar «haber» sufrió grave accidente al ser usado en un plural que él no admite (Habrán más alférez...). Es común que se crea que si «haber» va antes de un sustantivo en plural, también aquél debe llevar la «n» (ene) al final, a modo de plural. ¡Falso! Así se hable de miles de millones de cosas, animales o personas, si se usa «haber» irá sin esa entrometida «n» (Habrá payasos; habrá muchos regalos; habrá miles de aplausos; habrá periodistas que escriban correctamente…). Ahora bien. «Alférez», además de ser un apellido, es el sustantivo masculino con que se designa a los guardias, reguladores o vigilantes del tránsito vehicular, en Colombia. Tiene acento ortográfico (tilde) en la penúltima sílaba. Su plural se forma cambiando la «z» por la partícula «ces», con lo que se transforma en «alféreces». Así, entonces, aquel locutor que promueve extractos de hierbas, en una radiodifusora, debió decir: «Habrá más alféreces en la ciudad».
4.- «Ábrame por detrás»: No, no crea el lector que esta expresión salió de alguna persona masoquista en trance de ser sometida a algún sacrificio de extremo canibalismo; o de alguien que ejecutaba el acto sexual y quería experimentar otra sensación alterna con acceso posterior. Cualquiera de las dos opciones que usted hubiese imaginado no fue más que eso: ¡imaginación! En realidad la oración salió de los castos labios de una mujer que le pedía al chofer de un bus urbano que, puesto que ella llevaba consigo varios paquetes, abriera la puerta trasera del automotor para ingresar por allí (que, además, está rotundamente prohibido por el código nacional de tránsito). Así que aquella exclamación, que a más de uno debió de sobrecoger porque se presta para una segunda interpretación, fue un barbarismo de su autora. Debió haberle pedido al conductor: «Abra la puerta de atrás«; o «Abra la puerta trasera«. De esta forma no hubiese puesto a pensar en otros laberintos a los pasajeros del bus.
5.- “…pero no contaron que fue ese joven en compañía de otro amigo los que originalmente le buscaron la pelea a Walter”: Un redactor de prensa se encargó de este esperpento idiomático. Algo así como mezclar caviar con sancocho. En primer lugar, usó un giro en singular (fue ese joven) y, en seguida, saltó a un plural (los que… le buscaron…). Además, la expresión debería llevar comas (,) después de ‘joven’ y ‘amigo’, porque la oración “en compañía de otro amigo”, es un inciso u oración explicativa. Corrijamos: “…pero no contaron que fue ese joven, en compañía de otro amigo, quien originalmente le buscó la pelea a Walter”.
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El material aquí publicado podrá ser usado como apoyo didáctico, o difundido en medios de comunicación, siempre que se respeten los derechos de autor, en concordancia con las leyes vigentes. Toda utilización indebida, para beneficio propio o de terceros, podrá ser denunciada ante las autoridades competentes.
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“Un hombre inútil es gravoso al Estado, en que se pesa el mérito de los miembros por la utilidad que de ellos se saca”. (Lucio Anneo Séneca)
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Voces que estimulan
“No lo conozco, pero sus conocimientos han sido de gran ayuda para mí. No me molesta recibir sus correos, al contrario, me agrada cada vez que leo uno de ellos. Qué bueno que en estos tiempos, en que nuestro castellano ha sido tan maltratado por la modernización, exista una persona que nos haga reflexionar.
“Muchas gracias, que Dios lo siga bendiciendo, y siga adelante; aunque a algunos les perezca absurdo y sin importancia lo que usted escribe, a otros nos agrada recibir sus mensajes enriquecedores.
“Por favor, discúlpeme si la redacción u ortografía no son correctas, pero estoy en continuo aprendizaje”. (Olid Alexandra Gutiérrez Prada).
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“Buenos días, Jairo.
“Me parecen muy interesantes sus artículos y me gustaría seguir recibiéndolos.
Cordial saludo,
Xiomary Zapata T. – Coordinadora logística Centro de Convenciones Aburrá Sur – Envigado”.
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“En el camino de la vida siempre encontraremos ladrones de sueños. Adelante con su cacería y corrección de errores, jamás sabrás cuántos nos beneficiamos de ello, y quizás nunca tengamos cómo agradecer; pero una voz de aliento siempre da ánimo para seguir adelante.
Felicitaciones del periodista de Villavicencio Wilson Jair Miranda Gantiva”.
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“Estimado amigo Jairo Cala Otero:
“Lo felicito por sus escritos y su contribución permanente, dirigida a mantener la precisión y la pureza de nuestro idioma. El idioma de un pueblo es el principal elemento de identidad cultural; su defensa contribuye a mantener vivas nuestras raíces y a defender nuestra existencia como nación soberana e independiente.
Atento saludo,
Reinaldo Ramírez”. (Abogado).
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“Gracias a este gran periodista día a día podemos enriquecer más nuestro vocabulario y la manera de expresarnos. Comparto con ustedes este tema, que frecuentemente es utilizado incorrectamente. Los quiero mucho. (Con copia para Jorge, Carlos, Alexandra, Oliva, Ofelia, Olga).
Luz Marina Vargas Pérez”.
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“Jairo, me gustó mucho su nuevo formato en la Madriguera, resaltando en rojo los errores. Le haré propaganda a su taller. Adelante.
Sergio Rangel Consuegra”. (Abogado).

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“Gracias, Sr. Cala, por las explicaciones sobre estos errores idiomáticos.

“Desafortunadamente los periodistas de universidad, los nuevos ‘profesionales’ de esta importante actividad, viven a la deriva en lo relacionado con la concordancia. Son muchas las ‘metidas de pata’ que se ven y se escuchan a diario. Ojalá se pueda hacer algo para evitarlo.
“Cómo se extraña a los periodistas de la vieja guardia que, sin tantos títulos rimbombantes, hacían más agradable y clara la comunicación. Un saludo especial desde Medellín.
Chúz Báez”.

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“Don Jairo, qué gusto volver a recibir sus apuntes idiomáticos, de verdad se los agradezco.
“Le cuento que me agradó mucho escucharlo en estos días por la radio en ‘La Luciérnaga’, programa que con regularidad escucho. Lo felicito por su valiente labor de enseñarnos a respetar nuestro idioma.
Cordial saludo.
León Villa Tabares”.

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“Español correcto”

El miércoles 12 mayo, 2010 a las 6:45 am
LA CONFUSIÓN ENTRE “ERRÓNEO”, “ERRÁTICO” Y “ERRANTE”

 

Por Jairo Cala Otero / Conferenciante – Redactor y corrector de textos

 

  • Es un programa de gobierno errático
  • Los síntomas de los problemas sociales allá son erráticos
Las dos expresiones de los ejemplos señalan la falta común en que suele incurrirse, en nuestro país, con respecto al vocablo “errático”. Ambas oraciones han sido tomadas de funcionarios que se referían a los “errores”, tanto en un programa de gobierno, como en la evaluación de los problemas sociales de una determinada comunidad.

 

Como lo que quisieron decir fue que había errores, la palabra “errático” estuvo mal empleada, en ambos casos. Porque ésta no es precisamente sinónimo de error o falla. De ella dice la RAE:

 

«ERRÁTICO, CA.: 1. Adjetivo. Vagabundo, ambulante, sin domicilio cierto. 
2. Adjetivo. En medicina, dicho de un dolor crónico: Que va de una parte a otra sin tener asiento fijo, que se siente ya en una, ya en otra parte del cuerpo. 
3. Adjetivo. En medicina, dicho de una calentura: Que se reproduce sin período fijo».

 

La tendencia es, entonces, a variar la palabra por “errante”. Pero es ahí donde se incurre en otro error; porque, “errante” tampoco es sinónimo de “error”. Ya entró en desuso, en ese sentido. La definición dada para este vocablo, es:

 

«ERRANTE:1. Adjetivo. Que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo. Aplicado a personas, se utiliza también como sustantivo».

 

En cambio, para describir una falla, una equivocación, un error, la palabra “mágica” es “errónea”. Dice:

 

«ERRÓNEA: 1. Adjetivo. Que contiene error. Doctrina errónea. Discurso erróneo».

 

Concluyendo: cuando nos hemos de referir a los errores que hayan cometido algunas personas, no es correcto usar las palabras: “errante” o “errático”. Sólo si la situación es tal que se presentan saltos aquí y allá, podremos decir que hay una situación errática. Todo lo demás, incluidas las imprecisiones idiomáticas, que bullen por montones a diario en los medios periodísticos, cartas de ejecutivos, informes especiales y demás documentos, escritos sin cuidado, es un grave error. Visto globalmente, todo eso es erróneo.

 

¿Quedó clara la errónea percepción que se tenía de errático y errante?

 

¡Esperemos que no haya más errores haciendo giros erráticos, o manifestándose errantes en los escritos!

 

****************

 

NO SE DICE… SE DICE…

 

1. Transfuguista: en español no existe este término. En cambio sí está aprobado el vocablo “tránsfuga”. Dice de aquel que se cambia de ideología política. También existe la palabra “transfuguismo”, con la que se indica, en la vida política, «actitud y comportamiento de quien se convierte en tránsfuga”.

 

2. Arrancar: no es sinónimo de comenzar, empezar, principiar o iniciar. Significa sacar con fuerza algo de raíz (una muela o un árbol). También significa emprender la marcha (un carro, un barco, un avión y, en general, todo lo que se desplace o haga traslación, arranca). Pero no arrancan, por ejemplo, una investigación, un campeonato, un acto inaugural, etcétera. Comienzan, empiezan, principian o inician.

 

3. Huele feo: los olores no tienen estética. Si así fuera habría que decir también “huele bonito”, cuando haya que elogiar un ambiente que tiene olor agradable. Se dice huele a fétido, huele pútrido, huele a podrido, huele mal.
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Español correcto

El lunes 8 febrero, 2010 a las 7:16 pm
Unos vocablos mal usados

Por Jairo Cala Otero / Periodista – Corrector de gramática y estilo

Un respetado colega, Juan Álvaro Castellanos, que ejerciera su profesión durante mucho tiempo en la televisión colombiana, me ha exhortado a mantener viva mi campaña de orientación sobre el correcto uso del español. Y ha sugerido que penetre en los mágicos ámbitos de la radiodifusión para que ella tenga mayor calado. Gratitud pública a él por su voz de aliento, y por la admiración expresada frente a mi cruzada para que este bello idioma no pierda su esplendor. Habremos de otear la probabilidad que plantea, pues estoy convencido de que la radio ha de servir no sólo para informar acerca de los sucesos de cada día, sino para educar. Y en ese campo del lenguaje sí que es urgente adelantar lo que fuese necesario.

Juan Álvaro también me aportó tres vocablos para que con ellos hiciese algunas observaciones, pues señala que su uso es irregular en muchos medios de comunicación de Colombia. Helos a continuación:

1. Incautar: Usado por los redactores judiciales en sus noticias sobre decomiso de materiales diversos por las autoridades. Esta palabra, así escrita, no existe. Lo que sí tiene vigencia lingüística es el término “incautarse” (porque es pronominal) que, en la norma de la Real Academia Española –RAE-, significa, al hacerse referencia a una autoridad judicial o administrativa, “privar a alguien de alguno de sus bienes como consecuencia de la relación de estos con un delito, falta o infracción administrativa. Cuando hay condena firme se sustituye por la pena accesoria de comiso”. Pero es también “apoderarse arbitrariamente de algo”. Ejemplo: “Se incautaron de mi computador portátil”. Es el equivalente a “se apoderaron de mi computador portátil”. En los dispositivos adelantados por las autoridades lo que ellas hacen es incautarse de mercancías ilegales, vehículos hurtados, drogas psicotrópicas y demás. No incautan, se incautan de esos elementos. Es decir, se apoderan de ellos (Por supuesto que con la autoridad que para ello tienen).

2. Referenciar: De uso ilimitado por los comentaristas deportivos. Tampoco es un verbo existente en español. Lo inventaron ellos. Con él pretenden decir que se hace referencia, alusión, mención de algo o alguien. Para decir eso mismo están: relacionar (Hacer relación de un hecho); aludir (Mencionar a alguien o algo o insinuar algo); mencionar (Hacer mención de alguien o algo). Ahora, si fuese el caso de dar buena referencia de una persona (por su conducta o desempeño, por ejemplo), tampoco es ese el término útil. Se emplea el sustantivo referencia. Pero no se le debe convertir en verbo, porque no lo es.

3. Vinculante: Esta palabra sí existe, pero se abusa de su uso. Sus significados son: “Atar o fundar algo en otra cosa». Ejemplo: Andrés vincula sus esperanzas en el favor del ministro. También significa: «Perpetuar o continuar algo o el ejercicio de ello». Igualmente se usa como pronominal (Vincularse). Someter la suerte o el comportamiento de alguien o de algo a los de otra persona o cosa. Sujetar a una obligación. En Derecho es sujetar o gravar los bienes a vínculo para perpetuarlos en empleo o familia determinados por el fundador. Asegurar, atar con prisiones”. Como se ve, si se escucha con atención a los comentaristas de deportes en Colombia, ninguna de las referencias que ellos hacen con este vocablo es correcta. Es, para decirlo sin reato alguno, la falta de leer el diccionario lo que hace que se cometan estas descachadas lingüísticas.

4. Rescatista: Esta palabra es de mi cosecha. La incluyo porque después de tragedias como la de Haití se escucha y se lee insistentemente. Tal palabra no existe en español. En cambio son precisos los términos “rescatador” y “socorrista” para referirse a quienes actúan en pos de rescatar a personas luego de alguna tragedia, o de alguna otra circunstancia adversa.

He de advertir que, por supuesto, estos vocablos no son los únicos que se emplean mal. Hay decenas de ellos. Pero estos son referentes para este artículo. Los otros tendrán cabida en otras de mis acostumbradas observaciones idiomáticas.

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Advertencia: Todo el material transmitido por este medio está amparado por la ley de derechos de autor. Sólo se podrá usar, con fines estrictamente informativos, con previa autorización de su autor.

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El sábado 23 enero, 2010 a las 3:47 pm
Unos vocablos mal usados

Por Jairo Cala Otero / Periodista – Corrector de gramática y estilo

Un respetado colega, Juan Álvaro Castellanos, que ejerciera su profesión durante mucho tiempo en la televisión colombiana, me ha exhortado a mantener viva mi campaña de orientación sobre el correcto uso del español. Y ha sugerido que penetre en los mágicos ámbitos de la radiodifusión para que ella tenga mayor calado. Gratitud pública a él por su voz de aliento, y por la admiración expresada frente a mi cruzada para que este bello idioma no pierda su esplendor. Habremos de otear la probabilidad que plantea, pues estoy convencido de que la radio ha de servir no sólo para informar acerca de los sucesos de cada día, sino para educar. Y en ese campo del lenguaje sí que es urgente adelantar lo que fuese necesario.

Juan Álvaro también me aportó tres vocablos para que con ellos hiciese algunas observaciones, pues señala que su uso es irregular en muchos medios de comunicación de Colombia. Helos a continuación:

1. Incautar: Usado por los redactores judiciales en sus noticias sobre decomiso de materiales diversos por las autoridades. Esta palabra, así escrita, no existe. Lo que sí tiene vigencia lingüística es el término “incautarse” (porque es pronominal) que, en la norma de la Real Academia Española –RAE-, significa, al hacerse referencia a una autoridad judicial o administrativa, “privar a alguien de alguno de sus bienes como consecuencia de la relación de estos con un delito, falta o infracción administrativa. Cuando hay condena firme se sustituye por la pena accesoria de comiso”. Pero es también “apoderarse arbitrariamente de algo”. Ejemplo: “Se incautaron de mi computador portátil”. Es el equivalente a “se apoderaron de mi computador portátil”. En los dispositivos adelantados por las autoridades lo que ellas hacen es incautarse de mercancías ilegales, vehículos hurtados, drogas psicotrópicas y demás. No incautan, se incautan de esos elementos. Es decir, se apoderan de ellos (Por supuesto que con la autoridad que para ello tienen).

2. Referenciar: De uso ilimitado por los comentaristas deportivos. Tampoco es un verbo existente en español. Lo inventaron ellos. Con él pretenden decir que se hace referencia, alusión, mención de algo o alguien. Para decir eso mismo están: relacionar (Hacer relación de un hecho); aludir (Mencionar a alguien o algo o insinuar algo); mencionar (Hacer mención de alguien o algo). Ahora, si fuese el caso de dar buena referencia de una persona (por su conducta o desempeño, por ejemplo), tampoco es ese el término útil. Se emplea el sustantivo referencia. Pero no se le debe convertir en verbo, porque no lo es.

3. Vinculante: Esta palabra sí existe, pero se abusa de su uso. Sus significados son: “Atar o fundar algo en otra cosa». Ejemplo: Andrés vincula sus esperanzas en el favor del ministro. También significa: «Perpetuar o continuar algo o el ejercicio de ello». Igualmente se usa como pronominal (Vincularse). Someter la suerte o el comportamiento de alguien o de algo a los de otra persona o cosa. Sujetar a una obligación. En Derecho es sujetar o gravar los bienes a vínculo para perpetuarlos en empleo o familia determinados por el fundador. Asegurar, atar con prisiones”. Como se ve, si se escucha con atención a los comentaristas de deportes en Colombia, ninguna de las referencias que ellos hacen con este vocablo es correcta. Es, para decirlo sin reato alguno, la falta de leer el diccionario lo que hace que se cometan estas descachadas lingüísticas.

4. Rescatista: Esta palabra es de mi cosecha. La incluyo porque después de tragedias como la de Haití se escucha y se lee insistentemente. Tal palabra no existe en español. En cambio son precisos los términos “rescatador” y “socorrista” para referirse a quienes actúan en pos de rescatar a personas luego de alguna tragedia, o de alguna otra circunstancia adversa.

He de advertir que, por supuesto, estos vocablos no son los únicos que se emplean mal. Hay decenas de ellos. Pero estos son referentes para este artículo. Los otros tendrán cabida en otras de mis acostumbradas observaciones idiomáticas.

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