LA PLATA DE LOS INVERSIONISTAS, se perdió toda, lo demás es puro cuento y el gobierno continúa paralizado sin que se haya tomado medida alguna para defender a las víctimas, bien distinta la actitud si los que estuvieran en la hecatombe fueran los bancos contra los cuales se estrella la furia de las gentes, con sobrada razón. Colombia va a necesitar una revolución para que lo salven de las garras de los monopolios financieros que producen unas rentabilidades a costillas de «Juan Pueblo» monumentales. Editorial Publicado por Rodrigo LLano Isaza en http://boletin-virtual.blogspot.com
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