Ya está a punto de llegar la navidad. Las luces con sus caprichos en las ventanas y salas comienzan a titilar. En Quimbaya, Quindío, hay fama de que el día de las velitas, el 7 de diciembre es, tal vez, la noche más alumbrada de Colombia. Es una de esas poblaciones en donde el fervor y las tradiciones populares se han guardado con celo. Así me lo han contado Ana Milena López de Vélez y quienes han gozado de la estadía en este municipio que no se guardaron en cofres ni olvidos.
Cada dueño de casa, de un piso o con balcón y los habitantes de cada cuadra se esfuerzan por lucir sus mejores alumbrados. Casi es una competencia velada. Veremos en todo su esplendor, estrellas, pesebres con sus fuentes de agua, imágenes de pastorcitos, cables que titilan a lo largo de las aceras y una iglesia iluminada desde que las sombras se retiran para dar lugar a la candelada.
Que llega la Navidad es decir que se acaba el afán de trabajar, la costumbre de quedarse en la casa y de comer los mismos platos de todo el año. Es una época para refrescar las tradiciones de escuchar y cantar villancicos, de ver pasar y zumbar los tambores a los diablos frente a nuestras casas, de recibir visitas, regalos y de ver cómo suben cohetes y en los almacenes y edificios los adornos abundan y sorprenden con sus juegos luminosos.
En Quimbaya, ciudad poética y paraíso quindiano, a donde iré con mi novia, nos está esperando el famoso Festival de Velas y Faroles y la celebración del II Encuentro de Poetas en el Paisaje Cultural Cafetero. Desde el año pasado se estableció este espacio siguiendo el ejemplo del Encuentro Mujeres Poetas Colombianas de Roldanillo y las organizadoras han convocado a 21 participantes. Algunos con amplia trayectoria y también jóvenes que escriben y luchan por el desarrollo cultural de la región. Estarán Esperanza Jaramillo, Marga López, Martha Patricia Meza, Elías Mejía y entre otros mi novia y el que escribe, por invitación de Ana Milena.
Ir a Quimbaya nos entusiasma. Por su gente hospitalaria, su sencillez, como la de las dalias y florecitas del camino. Por el paisaje con hectáreas verdes y rojas de café y sus platanales, por la pujanza que se ve en las granjas, por la pintoresca decoración y construcción de las casas campestres a lado y lado de la carretera. A donde quiera que uno gira la cabeza los ojos verán fincas bien cuidadas, casas con puertas abiertas pintadas de rojo, azul, verde que dan al paisaje un motivo más para sentirse orgulloso de venir a esta región privilegiada por la Naturaleza.
El motivo ahora de la Navidad y de estar al lado de poetisas y poetas será otro aliciente más para aumentar las ganas de ir a compartir la risa y la emoción de la Palabra. Los poetas llevarán su canto y sus libros. Habrá exposición de ellos y una sesión para firmar los que se adquieran. Habrá tertulias en la Casa del Café y caminatas para recorrer los diferentes lugares de interés de este pueblo con nombre de la tribu más importante de los indígenas que vivieron y dejaron sus sudores y nombre en ríos, veredas y la raza emprendedora.
Solo falta que llegue el día 5 de diciembre para emprender nuestro vuelo por tierra a esta región en donde brotan todos los días hombres y mujeres de café y de empresa, que mezclan esperanzas con tradiciones y en donde la Poesía florece como sus socos o sus sueños.
26-11-13 11:36 a.m.
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