En Popayán una comunidad teje lazos de unión, con música de fondo
Por las calles del barrio El Ortigal de la ciudad de Popayán desfila una chirimía de niños y adultos, que han encontrado en la música un poco de fuerza para integrarse, luchar y contar su propia historia.
El West Eastern Divan fue uno de los más grandes ejemplos de tolerancia. Esta orquesta sinfónica, creada por los artistas Edward Said y Daniel Barenboim emocionó al mundo, cuando en 1999 realizó los primeros conciertos en los países de oriente próximo. Conformada por jóvenes israelíes y de otros países de Oriente medio y pensada como un espacio de intercambio cultural, el West Eastern Divan demostró que a través de arte, de la música, se pueden encontrar caminos hacia la paz.
Con más de una década de diferencia, en otra cultura, al otro lado del Pacífico, la música aparece como remedio a las consecuencias de la guerra. Por las calles del nuevo barrio de la ciudad de Popayán, la capital del departamento del Cauca, desfila una chirimía de niños y adultos, que han encontrado en la música un poco de fuerza para seguir adelante, para contar su historia.
Popayán, la ‘ciudad blanca’, como se le conoce, es tranquila y apacible. Al silencio de sus calles parece no perturbarle el ruido de los motores de los carros que las surcan. Sus casas al estilo colonial parecen tan nuevas como si apenas las estuviesen habitando. Las calles empedradas del centro son como una puerta al pasado en donde es imposible no pensar en aquellos épocas en donde indígenas y negros eran esclavizados por los hombres que llegaban de aquella tierra lejana y los castigaban en el puente que hoy se conoce como ‘El Humilladero’.
En el último año en las afueras de esa ciudad que parece de otro tiempo, se empezaron a levantar unas torres, que nada tienen que ver con la colonia y que se acercan un poco más a la modernidad y de la nada, también empezaron a brotar unas casas que se poblaron de personas provenientes de diferentes lugares del departamento y del país. Gente que venía con una historia a cuestas que se parece un poco a la de los indígenas que castigaban en ‘El Humilladero’. Personas que en algún momento lo tuvieron todo y que por causa del conflicto armado perdieron gran parte de lo que tenían, no sólo en lo material sino también en lo afectivo. Mujeres, hombres, niños, abuelos que le dieron origen y vida al barrio El Ortigal.
La vida para los habitantes de El Ortigal empezó otra vez, no sólo porque después de mucho tiempo y de caminar por el país buscando un lugar tienen una casa nueva, sino porque se dieron cuenta de que podían hacer muchas otras cosas, como tener una chirimía propia en el barrio. Con la llegada del Proyecto ‘Comunidad-es arte, biblioteca y cultura: escenarios para la paz’, los habitantes del barrio recuperaron parte de sus tradiciones así como mucha de la esperanza perdida.
“Comunidad-es arte, biblioteca y cultura: escenarios para la paz”, es una iniciativa del Ministerio de Cultura, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas – UARIV y de la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema – ANSPE, cuyo propósito es plantear una alternativa de política pública que permita avanzar en la creación de escenarios urbanos orientados a la construcción de la paz, la cultura, la convivencia y la superación del dolor de familias de las comunidades víctimas del conflicto armado, en situación de pobreza extrema y damnificadas por desastres naturales. La población con la cual se trabaja es beneficiaria actualmente de las viviendas de interés prioritario 100% subsidiadas por el Gobierno Nacional – VIP, logrando contribuir a la reparación integral de 10.000 colombianos en 2015.
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