
El Súper Agente 86… Colombiano

Bueno, haciendo de lado el poco original uso de una serie de la televisión norteamericana hay que aclarar que no se trata de un solo súper agente 86, ni de una sola agente 99, mucho menos de un solo jefe, tampoco se puede aclarar quién es Control y quién Kaos, aunque obvio, es claro que se trata de la Colombia año 2019.
Después de una borrachera mediática comunitaria, a punta de noticias falsas, posverdades, bochinches, chismes e insidia, ordenada por el Jefe de Control criollo (en este momento el C.D.), el súper agente 86, temible agente del recontra-espionaje, malabarista del balón, guitarrista aficionado, fan de los siete enanos y Maluma, fue nombrado como Jefe (E) de Control Colombia. Su primera misión, comunicada ya no por zapatófono, sino por Twitter, consistió en presentarse de inmediato y en posición genuflexa al jefe original de Control, don Donald, no el pato, para recibir instrucciones precisas para luchar contra la siniestra agencia Kaos, en su fachada castrochavileninmaopetromadurosantista.
Ya en su papel de jefe (e) de Control Colombia, el otrora agente 86, se dio a la tarea de nombrar su sucesor, es decir, otro temible agente del recontra-espionaje y pensó en la agente 99, la vice Martha Lucía, pero su eterna e ininteligible perorata anti-castrochavileninmaopetromadurosantista, no la hacía pasar tan desapercibida como requiere el papel de agente secreto de Control, por lo que decidió que el seguiría siendo el agente 86 y que era necesario nombrar una nueva 99, por lo que llamó a Carlos Holmes -el gris- (no por parecerse a Gandalf el mago, sino por su carácter gris de burócrata puestero irredento) y lo nombró como la nueva agente 99, a lo que presuroso Carlos Holmes -el gris- ahora nombrado como la 99, dijo que … Sí.
La nueva 99 en su nuevo rol de agente de Control, se dio a la tarea de luchar contra Kaos, creyendo que el líder de tan siniestra agencia de espionaje era Maduro. Junto con el súper agente 86 optaron por decirle al jefe de Control criollo: -jefecito, vamos a tumbar a Maduro con el viejo y conocido truco del superconcierto en la frontera – a lo que el jefe de Control criollo, enfundado en sus Crocs y zapatófono twitero en mano, señalando la frontera con sus labios les dijo: -háganle hijitos-. Lleno de emoción, 86 llamo en un casi orgasmo, al tal Maluma para que llamara a sus amiguis. El viejo y conocido truco no funcionó.
Un tanto acongojado, el súper agente 86, ya sin tiempo para sus malabares futboleros, sus improvisaciones musicales y sin boletas para el tal Maluma, se dedicó a recorrer a Latinoamérica, ahora con la orden de zapatofonear a diario al jefe verdadero de Control, el doctor Donald. Mientras tanto, en Colombia, los restantes agentes de Control criollo, en especial, las aspirantes a 99; doña Cabal, doña Paloma o doña Paola, a punta de gritos, plata y estulticias en contra de la indiada, los ruanetas y los morenos, se encargaron de echar al traste la tarea del jefe (e) de Control Colombia, el venido a menos agente 86, de controlar a Colombia y ayudar al jefe Donald a controlar a Venezuela.
En esas andaba el súper agente y jefe (e) de Control Colombia, pensando en los siete enanos y en Maluma, cuando desde el recóndito escondite de Kaos, le llegó un recado que lo sacó de su eterno atarantamiento. El recado le decía que si alguien en cualquier parte insistía en seguir haciéndole el mandado al jefe de Control, el señor don Donald, Kaos mismo se sentiría amenazado y utilizaría todos sus viejos y conocidos trucos para hacerse sentir.
Sin poder llamar por zapatófono al jefecito Donald, que le había dicho que era un buen agente, pero que no servía para nada, y sin su súper navaja suiza, ni los sabios, aunque bipolares consejos del otro jefecito del úberrimo, atolondrado como siempre, llamo a la 99 Holmes -el gris- y le ordenó que se hiciera sentir duro y que le respondiera fuerte a Kaos, entonces, la 99 Holmes -el gris- dijo…Sí.
Así lo hizo, con tono solemne… gris como todo lo suyo, le dijo a Kaos que respetara y que ni él ni sus jefecitos andaban pensando en tumbar a nadie, ni haciendo conciertos, ni armando bochinches, ni nada. Que siguiera y los esculcara, pero que eso sí, lo que era con el jefecito era con todos.
Fue entonces cuando entraron las risas pre-grabadas.
***********************************
Otras publicaciones de este autor: CLICK AQUÍ
Deja Una Respuesta