Desde hace unos meses, casi desde cuando fue elegido, se hizo noticia que el alcalde Peñalosa no había sido veraz en su hoja de vida, un documento público que volvieron indispensable, pero no reglamentado a la hora de inscribir candidatos. Las demostraciones de que su anotación sobre un doctorado en Francia no eran ciertas sonaron en algunos medios y en especial en las redes, pero no fueron suficientes para que por allá, en alguna declaración perdida, se conociera que el alcalde aceptara que no se había graduado en Francia, como apareció en su hoja de vida al inscribirse.

A comienzos de esta semana la Procuraduría del señor Carrillo abrió audiencia pública al pliego de cargos conque tiene, contra la pared, al Contralor de Antioquia por haber dado una información no veraz en su hoja de vida al inscribirse. Anotó que se había graduado en España pero apenas incluyó una certificación de que realizaba estudios previos al grado.

Carrillo, monaguillo de César Gaviria desde temprana edad (séptima papeleta) no ha mirado ni va a mirar la hoja de vida de Peñalosa. Tampoco ha mirado las inversiones de Ecopetrol y de EPM en paraísos fiscales. Pero eso sí, les ha abierto proceso a los mismos senadores a quienes el Fiscal y/o la Comisión de Acusaciones ya empapelaron.

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