
Foto: El Tiempo
EL PODER, ¿PARA QUÉ?

Después de haber pasado el tiempo de la efervescencia política en los días anteriores, antes y después del memorable “DIA D” el pasado domingo 29 de octubre del presente año, cuando en Colombia transcurrieron las llamadas elecciones regionales demasiado importantes para elegir alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles, una vez conocidos los resultados que nos permitieron saber quiénes fueron los ganadores y los perdedores, junto a la pléyade de los llamados “quemados”, expresión cotidiana usada más que todos por los electores quienes no acertaron en sus pronósticos personales, viene el tiempo y los días de la meditación y la reflexión, apareciendo así en mi caso personal preguntas y preguntas que me han inquietado sobremanera.
Una de esas, en especial me atormenta desde siempre: EL PODER, ¿PARA QUÉ?, acordándome al instante que fue también expresada y meditada por el expresidente Darío Echandía, quien participó en la creación del llamado Frente Nacional, que consiguió la caída de Gustavo Rojas Pinilla y el regreso del Estado de Derecho, después de las dictaduras civiles entre 1949 y 1953 y militar entre 1953 y 1957. Precisamente tras el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, pronunció esa pregunta y esa frase que ha hecho historia y la seguirá haciendo, a través de su majestad el tiempo.
Personalmente creo que Darío Echandía tiene toda la razón al pensar así y expresarla en forma directa y sin rodeos con un alto contenido de significado connotativo y filosófico al observar los perfiles y procesos de muchos de nuestros llamados políticos, empleados y funcionarios que se desbandan cuando ostentan cualquier labor desde los más sencillos hasta los más reconocidos y prestantes, desde un concejal hasta el señor Presidente, desde el señor alcalde hasta el congresista, mejor dicho cuando ya ostentan cualquier atisbo de PODER (cuando pasa así, la gente dice “se nos creció” el señor).
Tanto hemos mencionado esa palabra y sustantivo clave PODER, que llegó la hora de definirla, por eso, nada más ni nada menos que acudir al eminente Robert Dahl, profesor de Ciencias Políticas dela Universidad de Yale, (1915 – 2014), quien nos regaló el siguiente significado que vale tener en cuenta por su trascendencia hasta el día de hoy: “EL PODER ES LA CAPACIDAD DE INFLUIR EN EL COMPORTAMIENTO DE OTROS”. A propósito del autor, era muy era muy escéptico sobre los alcances de la democracia Constitucional, así que vale la pena volver a la pregunta inicial formulada por el expresidente Darío Echandía y analizar los puntos de conexión entre los dos personajes citados. Analicemos en forma breve y somera el caso de dos expresidentes colombianos, Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez, pues ambos tuvieron la oportunidad de ostentar el poder e influir sobre el comportamiento de los demás, mientras el expresidente Santos sí cumplió su tarea encomendada de pasar a la historia, implementado la PAZ con el Acuerdo de La Habana en 2016, el expresidente Iván Duque, tuvo el poder, pero no fue capaz de implementar dicho acuerdo, siendo esa su misión política y por eso perdió el año y no pasó a la historia y no influyó en el país.
En cuanto al panorama político quilichagüeño, con el nuevo alcalde elegido se abren muchas expectativas y las incógnitas salen a flote, si quiere pasar a la historia, pues ya es tiempo que influya en forma positiva ante la ciudadanía. AMANECERÁ Y VEREMOS.
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