expresión errónea en la prensa
Por Jairo Cala Otero / Cultor del español correcto – Editor de textos
Cada vez que los transportadores de carga se alebrestan contra el Gobierno, por razones de su actividad, sale a relucir en los medios de comunicación una expresión errónea. Se habla del «paro camionero». Y se trajina tal locución desde la mañana hasta el anochecer. Se la cita con tal seguridad que no hay duda: aquellos comunicadores están plenamente convencidos de que ¡el paro es camionero!
Para poner a andar el asunto, es esencial recordar las definiciones que para el vocablo paro tiene el diccionario de español:
1. Sustantivo masculino. Acción y efecto de parar (cesar en el movimiento o en la acción).
2. Interrupción de actividades colectivas por iniciativa de algún grupo social o de una autoridad.
3. Huelga (interrupción de la actividad laboral por parte de los trabajadores).
4. Situación de quien se encuentra privado de trabajo.
5. Conjunto de todas aquellas personas que no están empleadas porque no encuentran trabajo. Ejemplo: El paro disminuyó en los últimos meses.
6. Como expresión coloquial, subsidio que perciben, o pueden percibir, de acuerdo con la ley, las personas que están en situación de desempleo. Ejemplo: Le acompañé a cobrar el paro.
Hay que agregar que paro es un sustantivo abstracto. Esto es, un intangible; no puede tocarse. Como lo son también: cantidad, amor, belleza, fealdad, amistad, entre muchos otros. Por tanto, ese sustantivo (paro) no puede ser camionero. Porque camionero es un hombre que conduce un camión. Y como aquel sustantivo abstracto no maneja, no conduce camiones, no es preciso hablar de «paro camionero». La primera palabra –paro– es, como queda dicho, un sustantivo común; la segunda, un adjetivo. Los más comunes son los casos en que el sustantivo es real, y se lo califica con un adjetivo. Así, decimos, por ejemplo: carro bonito, perro grande, casa lujosa, muchacho terco, periodista contumaz, etcétera. No tiene sentido, por ejemplo, hablar de belleza terca, pero sí de belleza exuberante; de cantidad preciosa, pero sí de cantidad enorme; de fealdad larga, pero sí de fealdad extrema.
Para el caso del afamado paro hay adjetivos que lo califican bien, con precisión: paro sorpresivo, paro intempestivo, paro ilegal, paro dañino, paro inconveniente, entre otras posibles formas: paro de transportadores, por ejemplo. Pero, insisto, «paro camionero» es un adefesio lingüístico.
Ahora bien. Algunas personas, enteradas de que la expresión «paro camionero» es incorrecta, optaron por otra locución. Si hubiese sido correcta, ellas habrían acertado en el cambio. Pero ¡salieron de «Guatemala para viajar a Guatepeor»! Empezaron a decir: «Protesta camionera». En esencia, ¡es lo mismo que paro camionero! Únicamente cambian el sustantivo y el género del adjetivo, pero la naturaleza errónea se mantiene. Porque protesta es sustantivo que significa ‘acción de protestar, de proclamar un propósito o causa’. Y camionera es una mujer que conduce camiones (aunque pocas, las hay). Luego tampoco «cuadra» ese quite que se le hace al primer error.
¿Cómo, entonces, arreglamos esa locución inexacta e imprecisa que los periodistas y funcionarios usan en esas ocasiones? De modo sencillísimo: con una preposición en mitad de las dos palabras. Lo lógico es que se hable de «paro de camioneros». Porque son ellos, los camioneros, quienes adelantan el paro; quienes cesan en sus actividades.
Para que se enciendan los motores del español correcto, ojalá que no haya más paros. ¡Ni siquiera de camioneros!
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Nos escriben los lectores
Admirado y apreciado profesor:
He leído detenidamente su mensaje, me parece lo más sensato, claro y con mucha profundidad para reflexionar por su contenido.
Mi deseo sincero para que el G. A. D. U. (Gran Arquitecto del Universo) le depare salud, prosperidad, luces y muchas felicidades y el 2011 pletórico de éxitos.
Fraternal abrazo.
Luis Humberto Mantilla Vera
Ingeniero civil
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Señor
Jairo Cala Otero
E. S. M.
Gracias por tan buenos apuntes y aportes en el mejoramiento del idioma español.
Muy buena su carta de deseos para el 2012. Me siento identificado y comparto esos buenos deseos.
Éxitos para el 2012 y todos los años venideros, así como un mayor crecimiento espiritual y personal, son mis deseos.
Diofanor Santiago Carvajalino
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Gracias, estamos de acuerdo en que recibimos lo que enviamos al universo. Fíjate que por algo este mensaje lo abrí hoy (no pensaba hacerlo).
Felicidades.
Yadira Gutiérrez Sarmiento
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Don Jairo Cala, cordial saludo.
Muchas gracias por el esfuerzo que usted ha realizado durante todo este año como guardián del idioma español, facilitándonos información útil para la vida.
Que pase usted unas felices fiestas y que el próximo año esté cargado de éxitos en sus proyectos.
Muchas gracias
Jesús Antonio Gallardo
Cúcuta
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Gracias, es bueno encontrar, así como usted lo dice, algunos buenos correos entre los muchos que llegan; soy algo cuidadosa en el asunto de la redacción, y, si como usted dice, quiere empezar a recoger lo que ha venido sembrando, bien por esa. En cualquier oportunidad que tenga de pedirle su concepto no dudaré en hacerlo.
Un buen año 2012, que la salud y el bienestar abunden en su entorno.
Cordial saludo desde Bucaramanga.
Amparo Gamboa
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Gracias, Jairo. Su oportuno mensaje CALA y lo recordaré cada vez que una niña, una señora o un adulto mayor me llame o me escriba diciéndome «su periódico es bueno, lástima que tiene 1, 2 o 3 errores de ortografía o de redacción». Me hacen sentir culpable, pero me alegran porque al menos se motivan y leen, costumbre que se está perdiendo como acertadamente usted lo señala en su artículo.
Laureano Monroy Fuertes
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Amigo:
Muy interesantes todos tus deseos. Ojalá el 2012 sea un año de grandes éxitos personales y profesionales para usted y los suyos.
Infinitas gracias.
Fanny Elieth Niño Castellanos
Ejecutiva Nutrive S. en C.
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¡Hola, señor Cala Otero!
Gracias pos sus acertadas y oportunas orientaciones encaminadas a ver si algún día nos decidimos a querer y hacer un mejor uso del lenguaje, que nos permite comunicar algunas necesidades y hasta algunos caprichitos para poder continuar nuestra dulce cotidianidad.
Espero disculpe y me favorezca corrigiendo mis propios deslices sobre el tema.
Atentamente,
José Mesa
Villavicencio
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