
El fútbol que veremos

Periodista Acord-Valle.
Carlos Eduardo Astudillo es un excelente amigo, tanto que me ha revivido la pluma. Es socio del Deportivo Cali y se le puede denominar como esos que llaman «gomosos y enfermos por el fútbol«. Sus más allegados le encaran que su sangre es verde.
Pues bien, el hecho y motivo de su llamada es que está muy preocupado y casi enfermo porque alguien le diga cuándo podremos regresar a los estadios y si el fútbol seguirá igual, o cambiará después de la pandemia.
Vea, Champion (así le dicen a él), puedes irte bajando de la idea de volver a tener buen fútbol, al menos por un tiempo. Superado este azote a la humanidad y los estragos heredados, nada será igual y al fútbol no se le puede incluir entre las excepciones, si es que nos quedan. La vida nos cambiará, a todos, a los de la gran vida y a los más miserables.
¿Volver al estadio? ¿A qué? El temor al contagio, que cada día es más preocupante, vivirá por mucho tiempo entre nosotros. La vida nos va cambiando de apoco, para bien o para mal, nadie lo sabe, a todos.
¿El fútbol? Para iniciar digamos que no sabemos cuáles equipos lograrán subsistir. Y en qué condiciones. Aunque, por supuesto, no mejores a las actuales. De eso sí podemos estar seguros. Y como los equipos, o clubes, son la casa del fútbol y de los futbolistas, pues por consecuencia lógica volverán (si es que vuelven) afectados por el elemental declive proporcionado por la crisis sufrida por tanto perjuicio: la inactividad, el lapso en ausencia, lo económico personalmente, el deterioro que causa el paso del tiempo, etc. Etc. Mejor dicho, inútil pedir que jugadores y clubes vuelvan a ser iguales. Y muchísimo menos si nos metemos en nuestras testarudas cabezas que «esto va para largo».
Cuando regrese el fútbol, nada será igual. Muchos de sus protagonistas de hoy ya no estarán entre nosotros, otros no tendrán las mismas habilidades, no pocos habrán tomado el retiro, algunos cansados de esperar y de saber que su estrellato ha fenecido. Y quién sabe cuántos argumentos más, todos razonables y entendibles.
Ah, ¿y no surgirán otros? Me dirán. ¿Y de dónde?, digo yo. ¿Acaso las divisiones menores están «pelechando» ahora? No. Los jóvenes igualmente son parte de los clubes que hoy están inactivos, prácticamente cerrados, en quiebra. No hay, entonces, futbolistas. Y si esa fuera la alternativa, las divisiones menores, quiero decir, el fútbol no sería igual. Tendríamos un fútbol incipiente, novel, es la verdad. ¿Y la asistencia a los estadios se vería motivada? Personalmente, y perdonen, mi pesimismo, tampoco sería igual. Entonces, ¿cuáles clubes proporcionarán el fútbol, nacional e internacional, que veíamos hasta antes de la maldita pandemia? Obviamente, no habrá quién, y como consecuencia el fútbol que podremos ver, cuando de nuevo abran los estadios, no será el mismo.
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