La primera impresión semántica que usted, amable lector, se le viene tal vez a la mente cuando lee por primera vez la frase que encabeza la presente columna, es seguramente el manejo de nuestra tradicional harina de maíz, o la de trigo, o cualquier otro vegetal parecido, con el fin expreso de fabricar cualquier producto para nuestra alimentación diaria. Si piensa así está en lo correcto, porque esa acepción está incluida dentro de los muchos significados que tiene dicha palabra, correspondiendo al número tres. Pero si leemos con atención la interesante y documentada columna de opinión del periodista Daniel Coronell, titulada “Para llorar” , publicada en la edición 1635 (del 2 al 9 de septiembre de 2013), de la revista “Semana”, que muestra el contrato de la empresa Combined Systems Inc., localizada en Jamestown (USA), productora del gas lacrimógeno a nivel mundial, titulado en su página oficial “fabricación y suministro de municiones tácticas y dispositivos de control de masas a las fuerzas armadas, la policía, las autoridades carcelarias y las agencias de seguridad nacional en el mundo entero”, entonces nos damos cuenta que el otro significado de la mencionada palabra en cuestión, se refiere a las acepciones 8 y 9 que expresan: “gran conjunto de gentes que por su número puede influir en la marcha de los acontecimientos. Muchedumbre o conjunto de personas”, y de esta manera, entramos en contexto y aterrizamos en nuestra convulsionada realidad social, de estos 21 días en donde “la verdad salió a la calle” como lo expresó muy bien el columnista Alfredo Molano, cuando nuestros campesinos y sectores olvidados se hicieron ver, reclamando sus derechos, haciendo tambalear al gobierno, produciendo “una tormenta”, como lo y las fuerzas policiales, también hicieron su agosto, en contra de ellos, en contra de la verdad y abusaron en muchos casos, como sucedió en Mojarras, corregimiento de Mercaderes (Cauca), en la mañana del pasado jueves, 5 de septiembre.
Lo que sucedió allí fue en verdad una demostración palpable y salvaje de lo anunciado en esa página oficial de la mencionada fábrica, en contra de los manifestantes (léase el pueblo), usando y abusando de manera extralimitada “municiones tácticas y dispositivos de control de masas”, llámense gases lacrimógenos, granadas de humo blanco, cartuchos de gas, y hasta granadas de mortero, según denuncias hechas por el personero municipal de El Patía, señor Franky Alexander Girón (publicadas en el Diario del Cauca, de viernes 6 de septiembre del presente año). Según esas versiones hubo más de 40 heridos graves y un muerto, sin confirmar. Las imágenes de televisión de dicha dispersión y represión exagerada, me trasladaron de inmediato a las escenas bélicas dantescas de la guerra del Vietnam (las comparaciones son odiosas, pero es la pura verdad).
Sea como sea, estamos muy lejos de lograr una verdadera justicia social, si nuestros gobiernos se preocupan más por invertir en la represión y nada en lo esencial, popular y fundamental.
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