La historia bíblica nos relata que los israelitas peleaban en nombre de Dios, porque estaban bajo la opresión egipcia, Dios aprobaba la guerra a fin de protegerlos.

Existen 3 elementos básicos con relación a las guerras que Dios autoriza, la primera es que Dios decidía quién iba a la guerra, lo podemos ver en 2 de Crónicas 20:17 (Él pelearía por los israelitas) y en otras ocasiones envía a su pueblo a pelear (Deuteronomio 7:1-2 y también en Josué 10:40. El segundo es que Dios decidía el momento, por lo tanto debían esperar la orden de Dios, de lo contrario perdían la protección divina y la tercera es que a Dios no le gusta que nadie muera porque Él es el creador de la vida podemos evidenciarlo en el Salmo 36:9 “Porque contigo está el manantial de la vida”. En ocasiones Dios ha permitió la guerra para frenar la maldad, es menester recordar que antes de permitirles declarar la guerra les anunciaban condiciones de paz.

Todo este concepto de guerra se cambió cuando envió a su hijo Jesucristo para predicar su palabra de amor y de paz.

En este apartado enunciaré brevemente, más que el amor que nace en una pareja, es hablar del gran amor de Dios para con sus hijos, no permitiéndoles pelar sino evitado la guerra con todos los hombres.

El amor de Dios es maravilloso y como dice el estribillo de una canción: “todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios, porque el que no ama no es de Dios porque Dios es amor”. Donde hay amor, no hay odio por el contrario hay perdón porque como hijos de Dios y seguidores de Cristo no, no es, permitido pelear sino ser pacíficos, llevando a la praxis las enseñanzas del amor y del perdón. Es pues, el amor de Dios en tiempos de guerra. Es tu decisión para que reine la paz. Bendiciones