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El martes 10 febrero, 2009 a las 6:24 pm
EDUCACIÓN PARA LA TOLERANCIA Y CIVILIDAD

www.piuravirtual.com/noticias/archive.php?a=2

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Colombiano
Email:
leoquevedom@hotmail.com

Parece que uno de los “signos de los tiempos” de este período del planeta fuera la agresividad del ser humano. Tanto ha progresado por sus experiencias, sus obras, sus generaciones que el mundo está lleno hoy de comodidades insospechadas, de inventos y sigue bullendo como vientre de olla mágica. Cada día que pasa sobre la tierra traza líneas el hombre, como el perro, para señalar sus avances. Al día siguiente devuelve su mirada y su rastro ha sido sobrepasado por más descubrimientos e innovaciones.

El hombre no se cansará de idear, de preguntarse, de resolver incógnitas y de verter su imaginación e inteligencia en aparatos, diseños, procedimientos y en sugerencias para el cambio. La ciencia, la tecnología, el transporte, la medicina, las comunicaciones han inundado laboratorios, bibliotecas, hangares, clínicas y autopistas. Las culturas se entremezclan y producen híbridos e hipótesis que han generado en las sociedades evoluciones en las costumbres, como lo prometió Mc Luhan.

El ser humano se dejó absorber por el placer de transformar su entorno y de hacer de la comodidad en este mundo un placebo para su fugaz paso por su vida. Se olvidó de la paz interior, del la bondad del lenguaje que acerca al padre con el hijo y lo diferencia del chacal que sólo aprendió en su instinto a desgarrar la presa y arrancarla a su congénere.

Vemos progresar y aumentar el material bélico. Se acabaron los pesados panzers, los incómodos cañones, las espadas y los mensajes cifrados en marconigramas. Las estratagemas de la guerra, sus blackhawks, sus cazas de combate, sus aviones fantasmas, sus tanques, se han sofisticado. En las fiestas nacionales ya no hay banquetes, juegos florales, ferias agropecuarias, sino desfiles para mostrar los dientes, la artillería y el ruido de las turbinas en el aire.

¿Dónde quedaron la educación y el ejemplo de los padres en el hogar, las horas de estudio y la formación en la escuela, las enseñanzas en el colegio, la disciplina y la rigurosidad que da la universidad?

Nos olvidamos del juego, los chistes con los compañeros, de las noches de risa, de vino y de bohemia para celebrar un aniversario, un matrimonio. Y en su lugar aparece la desfachatez, la vulgaridad, el irrespeto, el improperio y la amenaza. Convertimos el mundo en un escenario de competencia desleal, cambiamos la palabra por el grito y el insulto y nos acostumbramos a resolver las diferencias por tres tiros o por un puño.

Por las avenidas y veredas apuestan los carros a ver quien corre más. No se respetan los semáforos, ni las señales de prevención. La seguridad en las calles se volvió también antidemocrática y sólo se consigue acostando policías para reducir la velocidad y formar filas de trancones. La selva se volvió más segura pues el tigre y la osa no andan en carro con vidrios ahumados ni con miniuzi en la bolsa marsupial.

Nuestras ciudades y sus gentes necesitan urgentemente líderes que la encaminen por el sendero de la convivencia sana, por el desarme del espíritu y la palabra leal. Ya hemos confirmado que las armas y la agresión no son vehículos de tranquilidad ni paz.

10-02-09 – 10:32 a.m.

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