Editorial
Reconciliación y Reparación
Hace pocos días en las instalaciones del Colegio Fernández Guerra de Santander de Quilichao, se congregaron algo más de 500 personas de todo el municipio quienes manifestaron ser damnificados por el accionar de grupos armados ilegales. La reunión se debió a que delegados de la Organización de Estados Americanos, OEA, y de la Comisión Nacional de Reconciliación y Reparación, CNRR, realizaron un primer análisis general de la tipología de los daños sufridos por las víctimas y sus consecuencias.
Entre los objetivos de la asamblea, estuvo el de formar una comisión para que identifique si los daños afectaron a la comunidad en conjunto, a familias por separado o de manera individual a la gente. Así mismo, se determinará si estos daños fueron psicológicos, físicos o materiales. De igual manera se harán reuniones en otras poblaciones nortecaucanas para informar a las víctimas de la violencia de cómo podrán ser reparadas por los actores y el Estado.
Porque sin lugar a dudas la mejor contribución a la reconciliación nacional es garantizar la efectiva y adecuada reparación a las víctimas, por parte de los victimarios y el Estado. Reparación es una dimensión intrínseca de la Justicia y trata de volver a equilibrar la balanza de la realidad, que había quedado ventajosamente inclinada en favor del victimario, reconstruyendo en lo posible, o recompensando en su peso, lo que el victimario destruyó, y asegurando que su poder destructor no vuelva a imponerse.
En Colombia, los espacios legales de la reparación se han reducido a la indemnización monetaria, pero aun ésta es privilegio de muy escaso número de víctimas, pues las prescripción en dos años de este mecanismo, por la vía contencioso administrativa, protege al Estado de tener que indemnizar a la inmensa mayoría de sus víctimas, sobre todo a las de sectores económicamente débiles, que no tienen posibilidad de costear o gestionar el complicado proceso ante los tribunales.
Las organizaciones de derechos humanos y las comunidades nortecaucanas deben organizarse para afrontar la lucha contra la impunidad y para buscar cuatro objetivos fundamentales, contraponiéndolos al mismo tiempo a otras perspectivas: 1) la salvaguarda de la memoria, en oposición a todas las propuestas que recomiendan el olvido como base de construcción de un futuro diferente; 2) el esclarecimiento de los hechos, en oposición a las propuestas que recomiendan un simple reconocimiento superficial, global y anónimo de los errores del pasado; 3) la sanción a los responsables, en oposición a las propuestas de construcción de futuro con evasión de la justicia; y 4) la reparación de los destruido, en oposición a los que proponen construir responsabilidades frente al futuro sobre la base de la irresponsabilidad frente al pasado.
PROCLAMA, como un medio escrito independiente de la región y de ideas liberales pone a disposición de los afectados sus páginas informativas y de opinión para que se promueva esta acción civil, víctimas del desplazamiento, las personas ejecutadas, las personas desaparecidas forzadamente y por las personas secuestradas. Para que expresen libremente su indignación ante esta vergüenza social y reciban la solidaridad de la sociedad nortecaucana en su conjunto.
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