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Durmiendo con el enemigo

El domingo 20 enero, 2008 a las 3:02 pm
Comentarios: lualbamo@hotmail.com.co

Hace poco me indignó el caso de un humilde y trabajador vendedor de loterías de Puerto Tejada el cual está siendo investigado por las autoridades judiciales por presuntos abusos sexuales contra su propia hija menor de edad. Este personaje quien parecía no matara un mosco, desgraciadamente cayó en la perversa tendencia del maltrato infantil.

El maltrato infantil es, por desgracia, un problema generalizado en el mundo actual. Se entiende por maltrato infantil “el daño físico o psicológico que le inflige intencionalmente un adulto”. Es «cualquier acto por acción u omisión realizado por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto y todos los estados derivados de estos actos o de su ausencia que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo».

La naturaleza del maltrato en nuestro medio es aterradora, sin importar si se manifiesta en formas tan terribles como el castigo violento y el abuso sexual o en formas psicológicas más sutiles como el ridículo o los ataques directos contra el autoconcepto y la autoestima. El maltrato infantil es la denominación que reciben las agresiones que los adultos descargan sobre los menores, produciéndoles daños físicos y emocionales, afectando su desarrollo intelectual, educación y su adecuada integración a la sociedad. Generalmente son los familiares cercanos quienes de manera intencional los lesionan, con el pretexto de corregir su conducta por desobediencia o no cumplimiento de las tareas encomendadas.

Pareciera que el abuso de menores o el maltrato infantil se convirtiera en un problema de salud pública olvidándose esta enferma sociedad que debiera más bien, expresarse el gozo que para cada uno de nosotros lo constituyen los niños, primavera de la vida, anticipo de la historia futura de cada una de las patrias terrestres actuales. Ningún país del mundo, ningún sistema político puede pensar en el propio futuro, si no es a través de la imagen de estas nuevas generaciones que tomarán de sus padres el múltiple patrimonio de los valores, de los deberes y de las aspiraciones de la nación a la que pertenecen, junto con el de toda la familia humana.

Un problema de salud pública en el que tiene que intervenir la autoridad. Las escalofriantes cifras que se manejan oficialmente, establecen que existen dos millones de hogares en los que se ejerce algún tipo de maltrato, que van desde moderado hasta graves y que consisten en violencia física, maltrato psicológico, amenazas, gritos e incluso maltrato económico. En el Cauca, lo que va del año se tienen 425 denuncias de mujeres maltratadas, así como 257 de niños a los que se someten a la violencia o se les abandona. Por fortuna tenemos entidades con el ICBF que viene realizando una formidable labor por la niñez.

Y no sólo en el Cauca se vive esta realidad tan cruenta, es en todo el mundo donde encontramos distintos tipos de maltrato y violaciones a los derechos humanos de las personas, la mayoría de los casos: de mujeres y niños, los más indefensos. ¿Qué pasa por nuestras cabezas? ¿Acaso no nos damos cuenta de que estamos terminando con el futuro de las naciones? Estamos arrancando las sonrisas inocentes por lágrimas desconsoladas. Estamos labrando con un presente terrible, un futuro catastrófico para cada niño, para cada familia, para cada nación. Mientras tanto los familiares, quienes “dormían con el enemigo” y quienes le conocimos seguiremos orando por el lotero de marras para que sea arrepienta y sea perdonado de por la aberración en contra de su hija.

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