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Drogas y alcohol

El miércoles 15 febrero, 2017 a las 9:26 am
Diógenes Díaz Carabalí.

Diógenes Díaz Carabalí.

Por lo menos yo siento tristeza al ver tantos jóvenes sumergidos en el infierno del consumo de drogas y alcohol. Parece inútil los esfuerzos que realizan entidades públicas y privadas tendientes a prevenir que nuestros niños y adolescentes entren en ese laberinto perpetuo del consumo, aunque a decir verdad las acciones se circunscriben a cuñas publicitarias temerarias, cuya incidencia en bajar los riesgos son casi nulos. Es que el temor es la peor arma para lo prohibido. De  lo contrario todos seríamos “Pentecostales”, con el miedo que meten sus pastores utilizando el Apocalipsis.

Entonces, ¿qué hacer? La respuesta la hemos planteado muchas personas preocupadas por el arribo de niños y adolescentes, cada vez más jóvenes, al consumo, pero las autoridades, o no toman en serio el problema, o simplemente no les interesa que nuestra sociedad se pudra en medio de las drogas y el alcohol. Piensan que desde el comienzo la batalla está perdida, cuando el consumo afecta a todo el entorno social de las víctimas, destruye la familia, lleva al caos al enfermo. Pues para que sepan las autoridades local y regional, hay salidas con efectos comprobados.

Una de las acciones efectivas ha sido el programa desarrollado por Youth in Iceland, desarrollado en Islandia, un país nórdico en donde el comercio y el consumo de drogas y alcohol son legales. El programa comenzó por la prevención en las familias. Su director Jón Sígfusson explica dónde está la raíz del problema, frente a las acciones emprendidas que no reportaban resultados positivos: «… nos mostró la necesidad de informar a los padres y explicarles que ellos son el principal factor preventivo para sus hijos: pasar tiempo con ellos, apoyarlos, controlarlos, vigilarlos», afirma. Y continúa: «Los responsables no son los niños, sino nosotros, los adultos. Debemos crear un entorno donde se encuentren bien y tengan la opción de llenar su tiempo con actividades positivas. Esto hará que sea menos probable que empiecen a consumir sustancias».

Para conseguir el objetivo, Islandia incrementó los fondos destinados a la oferta de actividades para adolescentes, como deportes, música, literatura, teatro, danza. Y desde 2002, en la parte legal, se prohibió que, salvo excepciones, los niños menores de 12 años y los adolescentes de 13 a 16 años anden solos por las calles después de las ocho y las diez de la noche respectivamente. Estas acciones, aparentemente sencillas, son controladas mediante la aplicación de encuestas periódicas que involucran a los niños, los adolescentes, los padres de familia y los maestros.

Como resultado, en pocos años el consumo de drogas y alcohol ha descendido de manera significativa, con cifras del 5%, cuando  la media europea es del 47% (datos tomados de revista Semana. 15 de febrero de 2017). Nuestros cifras son realmente preocupantes, para aplicar políticas de urgencia: El consumo de alcohol ronda el 49.2%; el consumo de tabaco 42.1%, y el 19.9% de nuestra población consume drogas prohibidas (Estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en Colombia – 2013), algo que debería preocupar seriamente a nuestras autoridades.

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