Así como triunfó como actriz en la televisión nacional, cambió de profesión y se dedicó a escribir primero en las redes sociales, en plataformas digitales como influencer y después, como columnista habitual de “El Tiempo”, con gran sobriedad siendo sus comentarios mordaces en la política, además de irreverente, admirada y controvertida. De esta manera, en su última columna “DILEMA ÉTICO”, sacó a relucir esas condiciones dando mucho qué hablar al país entero y en mi concepto personal, muy de acuerdo con lo que comenta. Allí, puso el dedo en las llagas sociales de este país y con toda la valentía del caso como una guerrera periodística arremetió contra el banquero y dueño del periódico y del país, el señor Carlos Sarmiento Angulo, “el otro intocable del país” (ya sabemos quién es el otro), “que financia campañas de presidentes como el que ahora nos mal gobierna”, “que alguna vez se ufanó de confeccionar leyes a su medida”, “que tiene el monopolio abusivo del sistema bancario”, “ que fomenta la ligazón infame entre poder político y económico”.

En cuanto a Diana Giraldo y su columna, hace primero una crítica al actual vicepresidente, afirmando que pasará a la historia por las tres reformas tributarias que ha hecho en solamente dos años de malgobierno, “ahorcando siempre a los mismos, los asalariados, los pensionados, los medianos empresarios”. Propone hacer auditorías a los altos funcionarios del estado, revisar las exenciones y beneficios tributarios, suprimir los altos cargos del estado que no se sabe para qué trabajan.

En conclusión, los columnistas son la conciencia pública de los medios periodísticos, son voces inconfundibles muy necesarias para el equilibrio informativo. Hacen mucha falta.    

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