
Desbloqueo en Panamericana y la Minga a Bogotá.
Con el anuncio, el pasado sábado 5 de junio, del consejero mayor del CRIC, Hermes Pete, de a partir del lunes festivo desbloquear la Panamericana entre Cali y Popayán e iniciar la movilización de la Minga rumbo a Bogotá, mejora el panorama en la región suroccidental del país, gracias a la actitud condescendiente de las autoridades indígenas con la población de Popayán, el Cauca, Nariño, Huila, Caquetá y Putumayo y el Ecuador, y también a la insistencia en el diálogo y negociaciones con los participantes en el paro y los bloqueos a las vías, mantenida por el gobernador Elías Larrahondo, el alcalde de Popayán Juan Carlos López y autoridades de otros municipios, a pesar de que la Ley 575, expedida por el presidente Duque, los presionaba para inclinarse por la “asistencia militar” y medidas de fuerza para despejar los bloqueos.
A pesar de la crudeza de los enfrentamientos con el Esmad y policías disparando armas de fuego acompañados de civiles armados, como quedó grabado en varios videos filmados en Cali, Buga y otras ciudades del Valle, en Popayán y el Cauca, la crisis y enfrentamientos no llegó a esos extremos, a pesar del asesinato del estudiante Sebastián Quintero, alcanzado por una granada aturdidora del Esmad, el suicidio de la adolescente de 17 años Allison Meléndez, supuestamente manoseada por los colegas de su padre policía, la pérdida de ojos de varios estudiantes víctimas de proyectiles disparados por miembros del Esmad y otras lesiones, más la zozobra entre sus familiares y amigos por el destino de varios jóvenes hasta ahora desaparecidos.
En esta tónica y sin dar prelación al decreto 575 de “asistencia militar”, el gobernador y su equipo vincularon a funcionarios de las personerías municipales, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría, la Fiscalía, la MAP-OEA y la ONU, para con paciencia visitar las carreteras del amplio territorio caucano, negociando con los líderes de diversas comunidades asentadas en los sitios de bloqueos, para permitir corredores humanitarios y garantizar la circulación de ambulancias, equipos de salud, combustibles, víveres y despejar acceso a municipios y empresas ubicadas en los parques industriales de municipios del norte del Cauca y en el centro y sur del departamento.
Gracias a la insistencia en la solución pacífica y negociada, el lunes 31 de mayo, después de prolongada reunión en la Casa de la Moneda, con la presencia de 26 alcaldes, dirigentes campesinos de diferentes organizaciones del sur, el Macizo Colombiano y cultivadores de coca, amapola y marihuana, acordaron dar vía libre a vehículos que circulan entre Pasto y Popayán.
Sin embargo, el despeje no fue total en la Panamericana entre Cali-Popayán, pues comunidades de la Minga Indígena, que no estaban participando directamente en el Paro nacional y desarrollando su agenda propia, decidieron ocupar el lugar dejado por los campesinos y otros participantes en el Paro, para mantener bloqueos intermitentes en varios puntos de la Panamericana entre Popayán y Santander de Quilichao, insistiendo que el fiscal Barbosa los visitara, el gobierno y la fuerza pública garanticen el respeto a la protesta y los Derechos Humanos y se comprometan a investigar atropellos y crímenes cometidos por la Policía acompañada de civiles en el ataque a bala que recibió la Minga en Cali, y además que el gobierno derogue el decreto de “asistencia militar”.
Sin embargo con el anuncio de dirigentes del CRIC, de desbloquear la carretera entre Quilichao y Popayán y marchar a Bogotá a buscar negociar directamente con el gobierno nacional, mejoran las expectativas para la comunidad caucana en general y para las empresas, comercios, agricultores y lecheros que no podían intercambiar sus productos y se había generalizado la carestía de alimentos y artículos de primera necesidad.
Vuelve a la capital del país el viejo conflicto casado entre los indígenas del CRIC y el presidente Duque, desde que antes de la cuarentena, en Caldono, se negó a negociar con ellos ante la comunidad reunida en la plaza pública y no en un salón cerrado, como lo exigió el presidente alegando razones de seguridad, y después del posterior viaje de la Minga a Bogotá, cuando tampoco los recibió, mientras enviaba al entonces comisionado de Paz, Ceballos, a Popayán, dizque a que se entrevistara con ellos.
En Bogotá empatarán con las negociaciones que a paso lento adelantan los dirigentes de las centrales obreras, asociaciones de estudiantes y otros gremios que intercambian propuestas con los delegados del gobierno nacional encabezados por Mauricio Archila y que antes de avanzar en los acuerdos exigían el despeje total de las carreteras del país.
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