En el proceso de modernización de las ciudades latinoamericanas es preciso destacar uno de los problemas frecuentes encontrados en ellas, se trata de la violación o el “asalto al espacio público”. El desarrollo desigual del capitalismo, la carencia de una política pública de empleo, las legislaciones laborales que invalidan el trabajo estable y en situación de dignidad de la gente, el desmejoramiento de las condiciones socioeconómicas de las familias, la falta de cultura ciudadana son entre otros factores, desencadenantes de conflictos en el seno de la misma sociedad y entre ésta y el Estado. La ciudad, considerada la casa del hombre debe contar con espacios adecuados para que la gente pueda disfrutar con libertad y tranquilidad el espacio público como recurso, como producto y como práctica. El espacio corresponde a los escenarios que posibilitan a los habitantes el disfrute de la vida citadina, se construye o se adecua a las necesidades de la población.
Disfrutar del espacio, hacer grata la movilidad, la recreatividad y la realización ordenada y coherente de las actividades laborales, implica a la vez la consolidación de una ética ciudadana, es decir, la concientización de todas las fuerzas sociales para evitar que el espacio público termine en manos privadas. Es tarea muy complicada la defensa de unos derechos desconociendo otros. Un problema difícil de resolver por parte de las municipalidades latinoamericanas.
La solución no está en la ‘expropiación’ o la expulsión violenta de quienes invaden el espacio que debe ser público, sino la concertación, el ofrecimiento de alternativas atractivas de reubicación y de opciones laborales, de convivencia ciudadana. La denominada economía del rebusque, las actividades laborales callejeras, las ventas ambulantes, el mototaxismo, etc. son expresiones del derecho legítimo a la supervivencia que el Estado no puede desconocer porque una de sus obligaciones es ser garante del bienestar y la seguridad de todos los asociados.
El sociólogo Max Weber sostiene que “sin economía no hay sociedad”. Sin condiciones materiales de existencia, las sociedades desaparecen. Por su parte Marx, es enfático en señalar que el hombre es un ser económico, por lo tanto, lo primero que hace es resolver sus necesidades básicas de subsistencia. En las sociedades modernas es necesaria la voluntad política de los diferentes actores sociales en la defensa del espacio público y en la democratización de las ciudades. En no pocas ciudades latinoamericanas, las administraciones municipales hacen esfuerzos en alternativas de solución al problema de la violación del espacio público; no obstante, las respuestas no han sido las esperadas y el problema en lugar de minimizarse se acrecienta. La violación del espacio público cada vez más parece un mal de nunca acabar.
Estudiosos del tema del espacio público han señalado unos procesos y componentes fundamentales del nuevo modelo cultural emergente en las ciudades relacionados con la problemática, entre los cuales destacamos: El agravamiento de la desigualdad, la marginalidad y la polarización espacial; el impacto de la pobreza sobre la ciudad; la militarización del espacio público; la suburbanización como forma de escape y como otra forma de “modernización disfrazada”; el impacto del auto y las “vías de circulación rápida”; la consolidación del “barrio-mundo” y de la “casa-mundo”, reforzados, respectivamente, por una concepción clasista e individualista del mundo; el vaciamiento, abandono y deterioro de la infraestructura y los espacios públicos tradicionales; la concentración de un conjunto de actividades sociales y culturales en locales especializados y “purificados”; el desplazamiento de las relaciones sociales y personales “cara a cara” por relaciones virtuales y relaciones opacas; la reorganización real y simbólica de los espacios de la ciudad, como resultado de una manera diferente de vivirla, de relacionarse y de pensarla; el impacto de los medios masivos de comunicación y los espacios virtuales.
Reiteramos en resaltar que en la medida en que en las urbes se generan los procesos de modernización, la problemática social se acrecienta. Mientras las ciudades crecen en extensión territorial y en población, se acrecientan también las demandas sociales, que paras darles respuestas y soluciones, los mandatarios no demuestran estar preparados
Resulta dilémica la decisión entre defender el espacio público u optar por el derecho esencial al trabajo. Cada mandatario dentro de su sano discernimiento debe saber qué decisión optar. Lo cierto es que los alcaldes deben cumplir la Constitución y las leyes y por lo tanto algo tendrán qué hacer.
Como ya prácticamente comienzan las campañas políticas, es conveniente y necesario conocer los planes y proyectos en materia de espacio público con los que deben contar los aspirantes a las administraciones locales. Todos somos conscientes que la violación del espacio público es uno de los pilares fundamentales de la problemática pública colombiana y por lo tanto, esta problemática debe estar dentro de las prioridades de quienes pretender asumir las riendas del poder en las diferentes municipalidades. Omitir esta prioridad no es más que una actitud necia sino torpe.
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