
De Betancur a Uribe-Duque: “el país del no”

Con motivo de los tristes resultados con empatitis aguda incluida, de la actual Selección Colombia de fútbol, que aspira e intenta estar aunque sea a punta de repechajes en las próximas eliminatorias mundialistas de Catar 22 y que lo han dejado estancado en el 4º. puesto con 16 paupérrimos puntos por debajo de Brasil, Argentina y Ecuador, sin haber logrado un solo gol de la honra, a pesar de tener sus principales luminarias y estrellas del fútbol, quienes brillan con total intensidad en los equipos foráneos, haciendo goles de lo lindo, menos en su propia selección (extraña paradoja), me ha obligado a pensar el porqué de semejante “actuación”, aunque ustedes no lo crean, pues tengo también tengo mi corazoncito deportivo que está latiendo por la misma causa, pues es Colombia mi patria querida la que está en juego, y siempre ha brillado antes con lujo de detalles.
Por la misma causa, de tanto pensar y pensar, me acordé de pronto al instante de aquella ocasión única y feliz (¿o será muy triste?), de aquel año de 1986, hace ya 35años, cuando era presidente el doctor Belisario Betancur Cuartas, con su slogan y frase de combate: “¡SÍ SE PUEDE!”, cuando Colombia tuvo la oportunidad de oro en sus manos para organizar un Campeonato Mundial de Fútbol, bajo la dirección en la Difútbol del gran Alfonso Sénior Quevedo, quien movió cielos y tierra por espacio de 12 años para lograrlo, llegando sus peticiones y gestiones hasta el Congreso de 1974 de la FIFA, celebrado en Fráncfort, cuando le otorgó la Sede del Mundial de Fútbol a Colombia. Por diversos motivos de parte y parte, tanto del estado colombiano, como de la misma FIFA, el gobierno de Belisario Betancur, tuvo que declinar y renunció a ser el anfitrión de dicho campeonato mundial, cambiando literalmente su tradicional slogan por “¡NO SE PUEDE!” dando así marcha atrás, por lo cual la FIFA le concedió el turno a México, quien realizó dicho campeonato a pesar del terremoto, y por dos veces.
Ahora bien, siguiendo con el título de la presente columna de opinión, así como Belisario Betancur y Alfonso Sénior no pudieron concretar y hacer realidad el sueño mundialista, de igual manera, y hasta peor por sus obvias consecuencias, los colombianos tuvimos en nuestras manos el sueño de la paz, que se consiguió con mucho esfuerzo, concertación y diálogos a través de casi 12 años desde Oslo (Noruega), hasta conseguirlo muy palpable y por escrito en los 6 puntos del Acuerdo de la Habana en 2016, que recibió el bautizo de fuego el 2 de octubre del mismo año, en el episodio funesto del Plebiscito, hace ya 5 años, cuando empezó a hacerse trizas al triunfar el NO, urdido por fuerzas y movimientos de quien ya sabemos es el enemigo natural de la paz, que luego fue continuado por su pupilo desde el 2018, hasta el sol de hoy, cuando implementaron un bodrio llamado dizque “Paz con legalidad”, una estrategia engañosa, un espejismo, un engaño mundial, un remedo de la misma, la cual en concepto de la corporación “De justicia”, representa “tres años de política de paz, SIN PAZ”.
VALE LA PENA RECORDAR A PROPÓSITO LAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO, DIRIGIDAS A LOS COLOMBIANOS EL 20 DE SEPTIEMBRE / 15: “POR FAVOR, NO TENEMOS DERECHO A PERMITIRNOS OTRO FRACASO MÁS EN ESTE CAMINO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN”.
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